Trasladan al penal de Sierra Chica al femicida de Bolívar

Germán Alejandro Olivare será trasladado a la Unidad Penal Nº 2 o a la Nº 38 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), ambas situadas en la localidad de Sierra Chica, por disposición de la jueza Fabiana San Román, tras el brutal femicidio de Rocío González en Bolívar.

La jueza hizo lugar de este modo al pedido de la fiscal Julia María Sebastián, quien imputó a Olivare por el delito de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar violencia de género (femicidio), en concurso real con desobediencia”, esto último porque pesaba sobre él una orden de restricción perimetral desde el 9 de julio pasado. Esta figura legal prevé una pena en expectativa de prisión perpetua.

Es que este sujeto, de 38 años de edad, asesinó de 27 puñaladas –la mayoría asestadas en el cuello y tórax de la víctima– a su expareja Rocío, de 32, policía de profesión y madre de una pequeña de 5, también hija del femicida.

Todo ocurrió el viernes por la noche en una vivienda de la calle Larregle, entre Pueyrredón y Báez del Barrio Villa Pompeya, en la mencionada ciudad del centro de la provincia de Buenos Aires, 

Fue un vecino quien dio aviso a la policía por los gritos que se escuchaban de la casa contigua, y al llegar los uniformados hallaron a Rocío tendida boca arriba, sin signos vitales y en medio de un charco de sangre, al tiempo que Olivare también estaba en la vivienda, con profundos cortes en distintas partes de su cuerpo, que luego se constató eran autoinflingidos, y por ello fue trasladado al hospital local.

Al día de hoy el criminal sigue internado, aunque en el Hospital “Dr. Ángel Pinto”, de Azul, y se especula que entre 24 y 48 horas tendrá el alta y será llevado a Sierra Chica.

Vale remarcar que el informe de la autopsia reveló que “los cortes, con perforación pulmonar, provocaron una hemorragia y hemotórax” y que ellos “ocasionaron el deceso por fallo respiratorio con hematoma asfixiante de cuello, y perforación de vía área”.

Al mismo tiempo, los forenses hallaron “cortes en los antebrazos” de la víctima, clara señal de defensa.

Según trascendió, tras cometer el brutal femicidio, el asesino se desnudó, intentó lavar su ropa y limpió el arma homicida, una navaja con una hoja de tres centímetros, y alrededor de las 23 horas llamó a su hermana desde el celular de la víctima, y le dijo que se había “mandado una cagada” y que se “estaba muriendo”.

Ya en la madrugada del siguiente día, el sábado 3 de agosto, enfurecidos vecinos incendiaron el vehículo particular de Olivare, que estaba estacionado a la vuelta del domicilio de la víctima, al tiempo que los compañeros de Rocío, quien revistaba en la Comisaría de la Mujer y la Familia, resultaron muy consternados por el hecho.