Interés general | 14 nov 2024
Enfoques
El reemplazo de la tecnología, ¿amenaza u oportunidad?
Estos cambios son disruptivos y transformadores, por eso, la adaptación que los acompañe es algo fundamental. Un recorrido histórico y nuestros días.
Por Marcos Victorica (*)
Desde el inicio de los tiempos, la humanidad buscó asiduamente desarrollar herramientas que facilitaran las tareas necesarias, pero repetitivas y tediosas. La tecnología, en este sentido, ha sido un agente de cambio constante, reemplazando procesos y herramientas obsoletas a un ritmo acelerado. Sin embargo, muchos continúan viendo este “reemplazo” como una amenaza, no son capaces de ver el verdadero efecto que tienen estos avances.
En 1960, comenzó a dispensarse la píldora anticonceptiva, un desarrollo que significó un antes y un después en la vida de las mujeres, en su capacidad para profesionalizarse e insertarse en el mercado laboral, logrando la independencia económica, cultural e intelectual. Este es un ejemplo claro de cómo la tecnología aplicada a la medicina logró una transformación que llevaría a una nueva organización socioeconómica y a una manera completamente nueva de producir a escala global.
En el último siglo, hemos sido testigos de una transformación radical, donde industrias enteras han sido redefinidas y reinventadas. Aunque sobran ejemplos, un caso claro es la industria de la fotografía, donde Kodak, que supo ser un gigante, fue desplazada por las cámaras inteligentes en los dispositivos móviles que capturan con un nivel de precisión y calidad inimaginables.
Kodak, con su dominio del mercado y su vasta fuerza laboral, es ahora un recuerdo lejano. Sin embargo, los empleados de Kodak no duermen en las calles. La tecnología ha creado nuevas oportunidades, y estos trabajadores han encontrado su lugar en otros sectores, demostrando la capacidad de adaptación de la sociedad.
Una de las tecnologías más discutidas de los últimos años es el Chat GPT, por su capacidad de “reemplazar la capacidad humana de pensar” que provoca un temor que es infundado. Como toda tecnología su aplicación potencia la capacidad de pensar humana, la expande, la hace más eficiente. Antes, investigar un tema podía llevar semanas, meses, o incluso años de acuerdo a la profundidad necesaria.
Hoy, con las preguntas correctas, podemos obtener pilas de datos útiles en cuestión de segundos ¿Qué es lo que reemplazamos?, las horas perdidas en esas tareas, mientras ganamos tiempo de utilizar estos conocimientos para ser más productivos.
Esto se aplica a todas las soluciones que utilizan Inteligencia Artificial, reemplazan la inteligencia humana en acciones que de otra manera serían mucho menos eficientes, como las cámaras de seguridad que pueden reconocer el rostro de una persona con antecedentes penales en segundos. Los trabajadores en seguridad siguen siendo necesarios, pero se adaptan a estas herramientas y su tarea se vuelve mucho más eficiente.
La Enciclopedia Británica, que alguna vez fue un símbolo de conocimiento y un lujo costoso, ahora es gratuita y portátil. La tecnología ha democratizado el acceso a la información, permitiendo que la educación y el conocimiento estén al alcance de todos. Este es solo un ejemplo más de cómo la innovación ha mejorado nuestras vidas y ha creado un mundo más conectado y accesible.
A mediado del siglo XX, la mecanización de la agricultura con el desarrollo de maquinaria agrícola permitió que una sola persona pudiera cultivar entre 50 y 70 hectáreas, más de 10 veces la capacidad humana sin esta tecnología. Hoy, las cosechadoras modernas aumentan esta capacidad en hasta un 1000 %, lo que despega la producción de alimentos y evita el desperdicio. Esto es solo un ejemplo de lo que puede hacer la tecnología, transformando industrias enteras.
La incorporación de una nueva tecnología siempre es disruptiva y transformadora, por eso la adaptación que acompañe el cambio es algo fundamental. La maquinaria agrícola reemplazó las tareas que hacían cientos de trabajadores y las redujo a unos pocos, pero eso muchos que quedaron afuera pudieron convertirse en técnicos, en mecánicos y analistas para acompañar a la nueva agricultura.
Sin ir más lejos, en Argentina 2 de cada 10 empleos corresponden a las cadenas agroindustriales, el 23 % del empleo privado en todo el país (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina). La tecnología reemplazó una tarea, pero permitió el crecimiento exponencial a su alrededor.
Tenemos por delante el desafío de adaptarnos a estas transformaciones, a cada nueva tecnología; ese es el único camino al progreso. Debemos estar dispuestos a aprender y explorar nuevas habilidades, aprovechando las oportunidades que la tecnología nos ofrece. La clave está en abrazar el cambio y aprovechar al máximo las herramientas que tenemos a nuestra disposición.
(*) Escritor y emprendedor