viernes 09 de mayo de 2025 - Edición Nº4066

Espectáculos | 12 dic 2024

Cine

Nicole Kidman sucumbe a un “Deseo prohibido”

La consagrada actriz brilla en una película que rompe con la tradición de un género dirigido por hombres. Un thriller erótico para una época en la que todo está permitido, pero los impulsos morales puritanos estadounidenses siguen siendo profundos...


El jueves 2 de enero llega a las salas de nuestro país Deseo prohibido, una película de Halina Reijn con Nicole Kidman (nominada como mejor actriz de drama en los Golden Globes), Harris Dickinson y Antonio Banderas.

Romy (Nicole Kidman) es una exitosa directiva que inicia un romance secreto con su joven becario a espaldas de su marido (Antonio Banderas). 

Deberá enfrentarse a los prejuicios y al riesgo de perder su puesto.

El género es un linaje dominado por los hombres, desde 9 semanas y media, de Adrian Lyne, hasta Bajos instintos, de Paul Verhoeven, y La profesora de piano, de Michael Haneke

“Desde el principio decidí hacer una película sobre sexo, tan erótica como todas esas películas que siempre he admirado tanto, pero decidí hacerla completamente a través de la mirada femenina ¿Qué significa esto y qué aspecto tiene?”, dice la realizadora.

En manos de Reijn, la deliberada provocación del género a las costumbres sexuales se convierte en algo profundamente humano y mordazmente divertido, un thriller erótico para una época en la que todo está permitido, pero los impulsos morales puritanos estadounidenses siguen siendo profundos. 

Además, fundamentalmente, en el núcleo de la fruta prohibida encontramos un acto de autoaceptación seductor y tierno de la protagonista.

“He hecho muchas películas eróticas, pero ésta es diferente”, manifiesta Kidman y recalca: “Desarrollar este tema en manos de la mujer que escribió el guion, que lo dirige y que además es una gran actriz, nos convertimos en una de una manera extraña, algo que nunca me había pasado con un director. Cuando trabajás en un tema así con una mujer, podés compartir todo con la otra persona”.

La actuación magistral de Kidman es un retrato fracturado de una mujer en conflicto con sus propios deseos, retrato con el que inusualmente una puede sentirse identificada, una interpretación de un cierto tipo de neoyorquina de la alta sociedad, poderosa y rígida que se remonta a sus personajes de Eyes Wide Shut y Birth. Romy lucha por equilibrar la complicada dualidad de su deseo y su exterior civilizado: la ejecutiva y matriarca consumada y la mujer que, en el fondo, quiere ceder, soltarse y liberarse.

En otras palabras, la película de Reijn no sólo lidia seriamente, con nuestras ideas en torno a la sexualidad, el género y el deseo, y las complica de manera provocativa, sino también con nuestro discurso contemporáneo sobre esas mismas cosas

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