

El jueves 6 de marzo llega el estreno de Vrutos, una película de Miguel Bou, con Dante Mastropierro y Diego Alonso, actores que de este modo vuelven a compartir una producción audiovisual, con el indeleble antecedente de “El beso de Judas”, episodio de Okupas que protagonizaron.
El elenco se completa con Gregorio Barrios, Lucas Tresca, Franco Tirri, Matías Apostolo, Federico Femia y Ceci Colz.
Brian (19) confía en heredar el respeto de los días de delincuencia de Marcelo (52), su padre. Luego de sentirse humillado por un grupo de rugbiers de elite se pelea con ellos y queda lastimado. Su padre no interviene, ya que dejó en el pasado todo tipo de violencia.
Brian sigue con su vida desprolija, robando y drogándose por el barrio. Vuelve al club del conflicto, pero esta vez armado.
Vrutos es una película de venganza, camaradería y guerreros de barrio, que retrata una épica callejera teñida de violencia y lealtades profundas.
“Pretendo agregar mi mirada a todas estas situaciones de violencia que se viven a diario en la Argentina. Quiero reflejar y mostrar que un gran porcentaje de este tipo de disturbios, violencia y venganza es el resultado de un sistema de desigualdades que exterioriza marginalidad y vulnerabilidad extrema”, dice Bou.
Y recalca: “Además, deseo filmar con una estética particular barrios tan imponentes como Lugano 1 y 2, La Villa Perito Moreno, Barrio El Bueno en Berazategui (famoso por las peleas callejeras). El conglomerado barrial en el que se encuentran, permite realzar la idea de encierro, hermetismo y prisión desde el encuadre y los márgenes del espacio”.
“El brutalismo se concreta en la gama de los blancos y los negros, lo que enfoca la película como una obra muda que grita por dentro creando la asfixia necesaria para enmarcar la violencia de la historia. El uso del blanco y negro, combinado con lentes gran angulares y escenas largas con pocos cortes, permite enfatizar en la crudeza. Los contrastes entre oscuros y claros, sumados a una gran definición en la imagen proponen una estética moderna y ágil”, prosigue el realizador.
Asimismo, pondera que “realizar un film con actores de barrio como Dante Mastropierro y el joven trapero Fabrizio Vergara aportan un realismo actoral necesario para la credibilidad de la historia”.
“Poner el foco en la justicia por mano propia bajo el accionar de grupos callejeros, en contrapunto a un sistema carcelario extorsivo y obsoleto, junto con el poder de los medios de comunicación, resulta tan necesario como actual y realista”, sentencia.