

Confitería La Ideal fue fundada en 1912 pero cerró sus puertas en 2017. Desde entonces y hasta noviembre de 2022, los más de dos mil metros cuadrados del edificio fueron puestos en valor y se recuperó su patrimonio histórico, gracias al trabajo de un equipo de especialistas en bronce, madera, estuco, dorado a la hoja y vitrales.
Su arquitectura es todo un símbolo de la Belle Époque, sorprendiendo sobremanera la centenaria cúpula, compuesta por 60 paneles de vitrales y una moldura elaborada con cartapesta.
Las arañas y los apliques son originales, y en la restauración fueron bajadas y pulidas. También se desarmaron y renovaron los ascensores, se acondicionó la Bombonera del primer piso y los vitraux.
“Todo lo que consumas o compres en La Ideal es de elaboración propia: tenemos nuestra propia panadería, cocina, pastelería y bombonería. El edificio incluso cuenta con una lavandería”, explican desde el centenario establecimiento de Suipacha casi Corrientes.
Es un lugar muy especial de la Ciudad, para sentarse a comer o a tomar un rico desayuno o merienda. También se puede comprar en la panadería, la bombonería y la sandwichería. Un verdadero viaje a la antigua Buenos Aires.
Vale reseñar que el dueño original de Confitería La Ideal fue Manuel Rosendo Fernández, un inmigrante español que planeó cada detalle de este restaurante y confitería, con todos los lujos de principios del siglo XX.
Se dice que aquí funcionó la primera fábrica de helados de la Ciudad, en tanto que en la década del 70, el primer piso se convirtió en un salón para milongas.
Algunos de los nombres más célebres que se sentaron en sus mesas, inmortalizados en cuadros que decoran los muros del majestuoso salón, se cuentan a Hipólito Irigoyen, Arturo Frondizi, Jorge Luis Borges, Carlos Gardel y Yoko Ono.
Además, el cineasta Allan Parker quedó tan deslumbrado con La Ideal que decidió filmar allí escenas de la película Evita.