jueves 24 de abril de 2025 - Edición Nº4051

Interés general | 15 abr 2025

Salud

Cuidado del hígado, el órgano vital que rara vez da señales de alerta

A pesar de que cumple funciones esenciales para la vida, como la metabolización de nutrientes, la desintoxicación de sustancias y la producción de bilis, suele ser descuidado tanto en los chequeos médicos como en los hábitos cotidianos.


Por María Margarita Anders (*)

El 19 de abril se celebra el Día Mundial del Hígado, fecha instaurada por la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL, por sus siglas en inglés) para visibilizar la creciente amenaza de las enfermedades hepáticas, y por la necesidad urgente de concientizar sobre un problema de salud pública que avanza silenciosamente

A pesar de que el hígado es el segundo órgano más grande del cuerpo humano y cumple funciones esenciales para la vida, como la metabolización de nutrientes, la desintoxicación de sustancias y la producción de bilis, suele ser descuidado tanto en los chequeos médicos como en los hábitos cotidianos.

Uno de los grandes desafíos que presenta la salud hepática es su capacidad para resistir el daño durante largos períodos sin manifestar síntomas evidentes. Muchas veces, cuando se detecta un problema hepático, ya se encuentra en un estado avanzado, limitando las opciones de tratamiento.

Enfermedades hepáticas: una amenaza silenciosa y global

Las enfermedades del hígado afectan a más de 1.500 millones de personas en todo el mundo y son responsables de aproximadamente dos millones de muertes anuales, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las principales patologías hepáticas incluyen:

·         Hepatitis virales (A, B, C, D y E): Son infecciones que afectan directamente al hígado. Las hepatitis B y C, en particular, pueden evolucionar hacia enfermedades crónicas, cirrosis o cáncer hepático.

·         Hígado graso no alcohólico: Asociado al sobrepeso, obesidad, diabetes tipo 2 y dislipemia. Hoy representa una de las causas más frecuentes de daño hepático en el mundo occidental.

·         Cirrosis: Es el estadio final de muchas enfermedades hepáticas crónicas. El tejido sano del hígado es reemplazado por tejido cicatricial, lo que afecta severamente su funcionamiento.

·         Cáncer de hígado: Es uno de los tipos de cáncer más letales. El carcinoma hepatocelular representa la mayoría de los casos, y se asocia habitualmente con hepatitis crónica o cirrosis.

Qué pasa en Argentina

El aumento de la obesidad infantil, el sedentarismo y la falta de acceso a diagnósticos oportunos han generado un incremento sostenido de enfermedades hepáticas, especialmente las de origen metabólico.

En Argentina, si bien existen programas de control para hepatitis virales, todavía persisten desafíos en cuanto a diagnóstico temprano, seguimiento de pacientes con riesgo y educación sobre salud hepática: se estima que entre el 25 y el 30%  de la población adulta padece hígado graso no alcohólico, prevalencia aún mayor en personas con obesidad o diabetes.

Además, las hepatitis virales continúan siendo una preocupación en el país. En 2017, se registraron 178 muertes directamente atribuidas a esas patologías, de las cuales el 60 % se debieron a hepatitis C y el 14,6 % a hepatitis B. Ese mismo año, 5.920 personas fallecieron por causas relacionadas, que son prevenibles y tratables.

Estas cifras subrayan la importancia de implementar estrategias de prevención y detección temprana en Argentina. Promover hábitos de vida saludables, como una alimentación equilibrada y actividad física regular, junto con programas de vacunación y controles médicos periódicos, es esencial para reducir la carga de las enfermedades hepáticas en el país.

Cómo cuidar el hígado

Aunque muchas enfermedades hepáticas son prevenibles, requieren compromiso tanto individual como colectivo. Algunas recomendaciones fundamentales incluyen:

·         Llevar una alimentación balanceada, rica en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Reducir el consumo de grasas saturadas, ultraprocesados, azúcares y sal.

·         Evitar el consumo excesivo de alcohol. No existe una cantidad "segura" universal, ya que la tolerancia hepática varía según cada organismo.

·         Mantener un peso saludable y hacer ejercicio regularmente. La actividad física reduce el riesgo de hígado graso y enfermedades metabólicas.

·         No automedicarse: muchos medicamentos de uso común pueden ser tóxicos para el hígado si se consumen sin control médico.

·         Evitar el contacto con toxinas y sustancias químicas, especialmente en ámbitos laborales.

·         Vacunarse contra la hepatitis A y B, y realizarse controles periódicos para detectar hepatitis C si se tiene algún factor de riesgo.

Es fundamental consultar al médico ante síntomas como fatiga persistente, orina oscura, ictericia (coloración amarilla en piel y ojos) o dolor en la parte superior derecha del abdomen.


(*) Médica - MN 92156 | Jefa del Servicio de Hepatología e Instituto de Enfermedades Digestivas del Hospital Alemán

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