

Los destinos turísticos bonaerenses son un verdadero paraíso gastronómico donde la tradición y la innovación se unen en deliciosos postres que reflejan la rica herencia cultural. Desde clásicos dulces coloniales hasta creaciones modernas e innovadoras, las diferentes propuestas ofrecen una variedad inolvidable para satisfacer cualquier paladar.
En esta ocasión, la propuesta para agendar y visitar el fin de semana o durante las vacaciones de invierno en la provincia de Buenos Aires es Suipacha.
Este pueblo fue ganando renombre gracias a su rica tradición gastronómica y a la combinación de paisajes rurales con productos de alta calidad que lo convirtieron en una parada obligada para quienes aman la buena mesa.
El auge de sus sabores inspiró a emprendedores que abrieron restaurantes y casas de comida, muchos ubicados en entornos naturales o históricos, como es el caso de Marcelo Bolia y Elizabeth Sosa, socios del restaurante de Campo Freire, que data de 1903 y supo ser un almacén de ramos generales de esa época.
“¡Creemos un postre que identifique al pueblo!”, se entusiasmaron. Y la intención fue que sea elaborado con productos regionales y por gente del lugar. “Balcarce tiene su postre y Suipacha ¿por qué no? siguió insistiendo por varios meses y me convenció”, recordó Elizabeth sobre la tenacidad de su socio.
Durante el mes de abril este dúo visionario se puso en contacto con su amiga Lorena Boris, dueña del emprendimiento Bendito Sabor, para que se sumara a la partida con la única condición de que la materia prima fuera suipachense y como estrella principal tuviera al queso de cabra.
Dos semanas más tarde, ella los sorprendió con una muestra a base de galletitas molidas, una capa de dulce de leche, por encima el queso cubierto por nueces de pecan trituradas e hilos de miel. Si bien existen otras variantes, esta es la receta original. Nació en septiembre pasado y lleva vendidas centenares de porciones.
“A nuestro entender está bueno tener algo 100 por ciento preparado a base de productos locales, que nos identifique y de identidad al pueblo, por eso estamos en busca de patentar el postre”, agregó Elizabeth.
Si de conservas dulces se trata las mejores están en mano de Anita Ochoa y su emprendimiento Dulces Anita, que llegó casi sin que lo planee.
“Fue sin querer, tras un curso de conservas dulces y saladas. Hago las mermeladas que me enseñaron y le doy de probar a mi profesora de yoga y ella dice ‘vos tenés que vender’, y yo que no tenía pensado dedicarme a esto pero ese mismo día vendí cuatro. Arranqué y no paré más”, confesó la emprendedora.
Hoy se dedica sólo a la elaboración de los sabores frutos rojos, durazno, naranjas y una combinada de pomelo, limón y manzana verde que vende a través de las redes sociales y en la cabaña Fermier, que forma parte de la conocida ruta del queso.
Otro gran producto en la región son los arándanos y las zarzamoras de Il Mirtilo, libres de pesticidas y cosechadas y seleccionadas a mano para conservar la calidad. Los frutos se utilizan para la producción de mermeladas sin azúcar, jugos y productos gourmets como el dulce irlandés (chocolate, whisky y arándanos) y la mermelada de arándanos reducida en vino malbec y chutneys de zarzamora y otra de arándanos.
Las elaboraciones se pueden degustar también en eventos, almuerzos y picnic especialidades donde se combinan con los productos de La Ruta del Queso. Un encuentro perfecto y una experiencia memorable para compartir en familia y con amigos.
“Con esta zarzamora además de una mermelada realizamos chutney que son salsas agridulces para acompañar carnes, aderezar ensaladas o incluir en una tabla de quesos bien gourmet”, agregó Marisa Imposti de Palacio propietaria del lugar.
La plantación se encuentra abierta al público para realizar visitas guiadas con degustación y charla técnica sobre el proceso productivo .Abre sábados, domingos y feriados a las 11, 14 o 16 horas, con previa reserva.
“Como el tiempo de la fruta fresca es muy corto, solo 20 días al año las ofrecemos congeladas para que las puedan stockear y tener fruta todo el año”, precisó Marisa.
Después de probar las delicias típicas de este destino bueno, bonito y bonaerense te vas a sentir como en casa y con muchas ganas de volver. Suipacha convoca paladares con sus sabores únicos e inolvidables.