

En la vasta llanura bonaerense, donde el viento corre sin apuro y los trenes dejaron cicatrices de hierro sobre la tierra, existen pueblos que resisten con alma y memoria.
No figuran en las guías turísticas más vendidas, pero ofrecen algo difícil de encontrar: autenticidad. Son lugares que piden ser recorridos con tiempo, con ganas de escuchar y de mirar más allá del paisaje. Perfectos para una escapada este fin de semana largo.
Arboledas es una localidad del centro-oeste de la provincia de Buenos Aires, ubicada a 45 kilómetros de la ciudad de Daireaux.
La firma rematadora Guerrico y Williams resaltó el deseo de crear una próspera colonia. Con los pobladores afincados, el 24 de noviembre de 1912, se fundó esta localidad, cuyo nombre surge por la existencia de una gran cantidad de árboles que se hallaban en la estancia San Juan, actualmente quinta de la familia Spagnoletti, ubicada junto al casco urbano.
Aquellos primeros pobladores eran en su mayoría extranjeros: alemanes, rusos, húngaros, españoles e italianos pero todos con las mismas ganas de tener un lugar... su lugar en el mundo para ellos y su descendencia.”Arboledas se destaca por la prolijidad de sus calles, su limpieza, su gente y sus dos fiestas, que dos veces al año llenan de color, sabores y música el pueblo”, destacaron desde Turismo local.
Las casas bajas, con jardines cuidados y nombres escritos en letras góticas, combinan con los galpones rurales y las tranqueras abiertas.
Los sabores esperan en Rufino’s con menú variado de minutas, hamburguesas, milanesas, pizzas y empanadas. “El lugar se llena de familias y grupos de amigos. En algunas fechas especiales hacemos eventos como cantobares y show de baile. Hay días en los que hacemos parrilla y un menú exclusivo pero nuestro producto imperdible, sin dudas, son las empanadas de carne”, detalló María Antonela Reale, una de las propietarias del bar.
El Pueblo Turístico es escenario de dos celebraciones populares imperdibles, cargadas de historia y cultura: la Fiesta del Sabor Alemán y la Fiesta del Cordero.
“En este tipo de encuentros de colectividades podemos ver cómo se fue integrando la comunidad siendo hoy en día un grupo homogéneo. Es el reconocimiento a aquellos que con esfuerzo y en una patria extraña lograron hacer lo que somos hoy, con sacrificio, en unidad y sin bajar los brazos. Sentirnos plenos mostrando lo que somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos”, reflexionó Carlos Horn, vecino del pago.
La Fiesta del Sabor Alemán busca transmitir la tradición de sabores que cocinaban los antepasados. En 2016, movido por la preocupación de conservar la mayoría de comidas que hacían sus familiares inmigrantes alemanes y que en la actualidad casi no se hacen, nació el evento.
Por su parte, la Fiesta del Cordero, que convoca multitudes desde su primera edición en 2008, incluye acto protocolar para abrir la jornada, almuerzo con chorizo, cordero y postre, espectáculos musicales y danzas.
“Se transforma, a una localidad que no llega a los mil habitantes, en el epicentro y anfitrión de más de 3 mil personas”, contó Fabián Sierra, director de Cultura del Pueblo Turístico Daireaux.