

La aceleración tecnológica, potenciada por la pandemia y el auge de la inteligencia artificial, reconfiguró de manera definitiva el mundo laboral. Hoy, transformarse digitalmente no es una opción, sino una necesidad para profesionales y empresas que buscan seguir siendo relevantes. Pero ¿qué implica realmente esa transformación? ¿Se trata solo de herramientas o de algo más profundo?
Lina Zubiria, experta en transformación digital, liderazgo y cultura organizacional, lo tiene claro: no alcanza con incorporar tecnología, sino que se requiere repensar las formas de trabajar, de liderar y de vincularse. Con una mirada estratégica, pero profundamente humana, Zubiria acompaña a profesionales y organizaciones en procesos de reconversión cultural, apelando tanto a la innovación como a la autenticidad.
La especialista aborda los desafíos del trabajo híbrido, el miedo al cambio, la necesidad de cultivar habilidades blandas y el nuevo liderazgo que demanda esta era.
En un entorno donde el cambio es la única constante, la pregunta ya no es si vamos a transformarnos, sino cómo lo vamos a hacer sin perder nuestra esencia, en concreto, ¿es solo una cuestión de tecnología?
Al respectol Lina es tajante: “La transformación digital va mucho más allá de incorporar tecnología. Es un cambio profundo en la manera de pensar, sentir y hacer. Implica revisar procesos, cultura, mentalidad y modelos de negocio. Se trata de evolucionar para aprovechar las oportunidades del entorno digital, pero también de sostener esa evolución en el tiempo. Es una transformación integral, que requiere coherencia, continuidad y un verdadero compromiso con el cambio”.
En cuanto a las posibilidades que trae consigo la consolidación del trabajo híbrido, explica que “el mayor desafío es mantener la motivación y la productividad sin la presencialidad constante. Requiere autogestión, priorización de tareas y claridad de objetivos. También es clave diseñar espacios de comunicación efectivos para que todos estén alineados”.
“Pero al mismo tiempo, ofrece grandes oportunidades: más flexibilidad para aprender, autonomía para explorar nuevos roles y posibilidades de ampliar redes. Además, fomenta habilidades altamente valoradas como la adaptabilidad, la innovación en formas de trabajo y la comunicación digital”, completa.
Al aludir al concepto de “evolucionar sin perder la esencia”, pone de relieve que esto “requiere primero valorar nuestras raíces y resignificar nuestra historia. Preguntarnos qué aspectos de nuestra identidad, valores y habilidades queremos preservar. A partir de ahí, definir qué evolucionar. El cambio no tiene que ser radical: pequeños ajustes de alto impacto pueden marcar la diferencia. Lo importante es que la innovación surja de nuestra autenticidad, y no sea una máscara. Rodearse de personas que nos conozcan bien y pedir feedback ayuda mucho. Reinventarse es integrar lo nuevo con lo que somos, no dejarlo atrás”.
En torno a las habilidades blandas fundamentales para mantenerse vigentes en un mercado laboral tan cambiante, hace especial hincapié en la “adaptabilidad” y luego sí menciona “la comunicación efectiva y la resiliencia”.
“Pensamiento crítico, inteligencia emocional y proactividad son claves. Hoy se valora mucho la capacidad de aprender por cuenta propia, de colaborar con otros y de mantener una actitud constructiva ante el cambio. Estas competencias complementan a las habilidades técnicas y permiten surfear la incertidumbre sin perder el rumbo”, acota Zubiria.
Sobre el liderazgo que demanda esta nueva era digital, pone el foco en uno de tipo “transformacional, que inspire y motive a través de una visión clara. Pero también un liderazgo digital, que comprenda cómo integrar la tecnología en la organización. La flexibilidad y la capacidad de adaptación son esenciales. Y, sobre todo, hace falta un liderazgo empático y humano”.
“Porque aunque la tecnología avance, la conexión humana sigue siendo el motor del cambio. Promover el aprendizaje continuo y fomentar la inclusión también son parte del nuevo liderazgo”, argumenta.
Por último, dirigiéndose a quienes sienten que su carrera está estancada, pero no saben cómo empezar a moverse, sugiere “que empiece por la reflexión: ¿qué le gusta, qué lo motiva, qué quiere cambiar? Que identifique sus fortalezas, se ponga pequeñas metas y busque nuevos aprendizajes. Que se conecte con otros profesionales, se inspire, y se tenga paciencia. Sentirse estancado puede ser el inicio de algo nuevo. A veces, el primer paso es simplemente animarse a explorar”.
“La clave de la transformación no está en adoptar lo nuevo, sino en integrarlo con lo que somos”, resume la experta.
En un mundo laboral atravesado por la velocidad, la tecnología y la incertidumbre, su mensaje combina profundidad y pragmatismo. Porque si algo queda claro, es que el futuro del trabajo será digital, sí, pero sobre todo humano.