

Solicitar un crédito puede parecer un trámite simple, pero detrás de cada evaluación hay todo un proceso detallado y meticuloso. Quienes buscan financiamiento –ya sea para remodelar la casa, enfrentar un imprevisto o invertir en un proyecto personal– se enfrentan a una pregunta clave: ¿qué miran las entidades financieras antes de decidir si otorgan o no el préstamo?
En este artículo te contamos los aspectos principales que se tienen en cuenta, cómo podés prepararte y qué herramientas existen hoy para facilitar este camino hacia un préstamo responsable y accesible.
1. Historial crediticio: la huella que dejás en el sistema
El primer punto que se suele revisar es el historial crediticio. Esta especie de “currículum financiero” refleja cómo fue tu comportamiento con otros créditos: si pagaste en tiempo y forma, si tuviste atrasos, si caíste en mora o si ya contás con otros préstamos activos.
En Argentina, esta información está centralizada en bases como Veraz o Nosis, que elaboran reportes según el comportamiento registrado en distintos productos financieros: tarjetas, créditos personales, préstamos prendarios, etc.
Tener un historial limpio no solo aumenta tus posibilidades de acceder a un préstamo, sino que también puede mejorar las condiciones ofrecidas: plazos más largos o tasas de interés más bajas. Por eso, mantener una buena conducta financiera es clave para futuras operaciones.
2. Ingresos y capacidad de pago
Otro factor determinante es tu nivel de ingresos. No solo se evalúa cuánto ganás, sino también si tus ingresos son estables y comprobables. Las entidades buscan asegurarse de que vas a poder devolver el préstamo sin comprometer tu economía personal.
En general, se considera que las cuotas del crédito no deberían superar un determinado porcentaje de tus ingresos mensuales (entre el 25 % y el 35 %, dependiendo del perfil del cliente y del tipo de crédito). Este cálculo se realiza para no sobreendeudarse.
Aquí es donde entran en juego los recibos de sueldo, declaraciones juradas o, en el caso de trabajadores independientes, los comprobantes de facturación. Cuanto más ordenada y transparente sea tu documentación, más rápido puede ser el proceso.
3. Relación con la entidad
Aunque muchas veces pasa desapercibido, tu vínculo con la entidad financiera también pesa en la aprobación de un crédito. No es lo mismo solicitar un préstamo a una institución con la que ya tenés una cuenta, tarjeta o antecedentes de operaciones, que hacerlo con un banco con el que no tenés ninguna relación previa.
Las entidades valoran a quienes ya forman parte de su ecosistema, porque pueden conocer de manera más directa su comportamiento financiero. Además, para estos casos, pueden ofrecer líneas preaprobadas, lo que agiliza considerablemente el acceso al financiamiento.
En el caso de plataformas digitales como Naranja X, este tipo de vínculo se traduce en un conocimiento más detallado del cliente a través de sus movimientos dentro de la aplicación o del uso de sus productos financieros. Esta cercanía tecnológica, a su vez, permite una evaluación más ágil y eficiente.
4. Nivel de endeudamiento actual
Otro aspecto importante que se analiza es tu situación financiera general. Si ya tenés varias deudas activas –como tarjetas con saldos importantes, otros préstamos o compras en cuotas– eso puede restar puntos a la hora de evaluar tu capacidad de asumir un nuevo compromiso.
El objetivo no es sancionar el uso del crédito, sino evitar que el solicitante llegue a un punto de sobreendeudamiento. Recordá que el sistema financiero busca garantizar que puedas cumplir con las obligaciones sin poner en riesgo tu estabilidad económica.
5. Edad y situación laboral
Aunque pueda parecer un dato secundario, la edad del solicitante también forma parte del análisis. No se trata de discriminar, sino de calcular los plazos posibles para devolver el préstamo y los riesgos asociados al perfil etario.
Por ejemplo, una persona joven con poca experiencia laboral puede tener más dificultades para demostrar ingresos estables, mientras que alguien próximo a la jubilación podría encontrar límites en los plazos de devolución disponibles.
La situación laboral también pesa: un empleo en relación de dependencia suele brindar mayor previsibilidad que un trabajo informal o esporádico. No obstante, esto no significa que los trabajadores independientes o monotributistas estén excluidos. Muchas fintech ya ofrecen soluciones pensadas para quienes no tienen una relación laboral tradicional pero sí un flujo de ingresos constante.
6. Destino del crédito
En algunos casos, se tiene en cuenta para qué se va a utilizar el dinero. Aunque no siempre es determinante, puede influir en la aprobación del crédito. Por ejemplo, un préstamo destinado a la compra de bienes durables, como electrodomésticos o materiales para refacción, puede tener mejores condiciones que uno orientado a consumo corriente.
Además, si el crédito tiene un destino productivo –como iniciar un emprendimiento o expandir un negocio– algunas entidades contemplan líneas especiales con tasas más competitivas o asesoramiento incluido.
7. Scoring crediticio: el puntaje invisible
Uno de los conceptos que viene ganando terreno en el mundo financiero es el “scoring”. Se trata de un sistema de puntuación que asigna un puntaje a cada persona según su perfil financiero. Este puntaje se construye en base a múltiples variables: ingresos, comportamiento de pago, uso del crédito, tiempo en el sistema, etc.
Cada entidad tiene su propia fórmula de scoring, que muchas veces se combina con algoritmos automatizados. El resultado: decisiones más rápidas, objetivas y basadas en datos.
Naranja X, por ejemplo, utiliza tecnología avanzada para evaluar solicitudes de forma digital, sin necesidad de trámites presenciales. Esto agiliza el proceso y permite dar una respuesta en cuestión de minutos, lo que representa una ventaja concreta frente a los métodos tradicionales.
8. ¿Qué podés hacer para mejorar tus chances?
Si estás pensando en solicitar un préstamo, hay algunas recomendaciones que pueden ayudarte a fortalecer tu perfil:
9. Un sistema que se moderniza: nuevas oportunidades
La aparición de actores digitales cambió las reglas del juego en el mundo financiero. Fintechs permiten acceder a préstamos de forma 100 % online, con procesos más simples, menos burocracia y una experiencia pensada para el usuario.
Estas plataformas combinan el conocimiento del sistema financiero con la agilidad de la tecnología, lo que se traduce en más opciones para quienes antes quedaban fuera del radar tradicional: jóvenes, trabajadores informales o emprendedores.
Además, promueven una cultura del crédito más saludable, basada en el conocimiento y el acceso transparente a la información.
Conclusión
Obtener un préstamo no es cuestión de suerte ni de contactos. Es el resultado de un análisis racional, basado en datos concretos y en la capacidad real de cumplir con el compromiso asumido.
Comprender qué factores se tienen en cuenta en la aprobación de un crédito es el primer paso para tomar decisiones financieras más conscientes y alineadas con nuestras posibilidades.
En este camino, contar con herramientas como las que ofrece Naranja X –que permiten simular, solicitar y gestionar préstamos desde una app– puede marcar una diferencia clave. Porque el acceso al crédito no solo debe ser posible, también debe ser claro, simple y justo.