

Desde el 24 de mayo, los sábados a las 21.30 y domingos a las 20 horas, se presenta La fragilidad de las casas, una obra de Victoria Almeida, a presentarse en el nuevo Teatro Armenia, calle Armenia 1366.
Se trata de una comedia multimedia sobre lazos de familia, parejas, romances, casas y más casas, protagonizada por Guadalupe Docampo, Facundo Mejías, Julián Rodriguez Rona e Irene Vivanco.
Cassandra vive de niña con su familia, en la juventud con su hermana y hermano, siendo joven, sola y ya siendo adulta con sus parejas, en las diferentes casas donde convive. Y como su homónima del mito griego, ella puede ver lo que los demás no ven. Cassandra está hecha de las casas en las que vive. Y a veces tiene tantas ganas de ser querida, que se equivoca.
La historia sigue la vida de un personaje, develando las complejidades, desafíos y fragilidades que enfrenta una mujer tratando de vincularse con los hombres en un mundo desigual, a través de un lenguaje de teatro físico, que incorpora elementos del clown, la acrobacia aérea y el absurdo.
Las entradas están a la venta por Alternativa Teatral, a $ 18.000 la general; estudiantes y jubilados $ 12.000 y promoción de cuatro localidades por $ 36.000.
La obra se narra en primera persona desde la perspectiva de Casandra, la protagonista, a través de fragmentos de sus experiencias vividas en cada mudanza. Estos fragmentos se entrelazan en una dinámica vertiginosa que combina los recuerdos con su mirada sobre ellos, y la mirada de los intérpretes sobre lo que se está poniendo en escena.
Así, conviven constantemente ambos planos del relato, delineando un código teatral. Tres actores interpretan los diversos personajes que han formado parte de la vida de la protagonista.
La música en vivo, ejecutada por los mismos actores, se integra al desarrollo de la obra. Sin embargo, no se presenta como en el teatro musical tradicional, donde los personajes cantan dentro de la narración, haciendo avanzar la acción dramática. En lugar de eso, la música irrumpe en la narrativa.
Cada capítulo de la obra corresponde a una casa distinta y a un vínculo de pareja que Casandra vivió en ese lugar. Cada relación fallida aporta una nueva reflexión, afinando progresivamente las preguntas que Casandra se plantea sobre cómo vincularse.