

La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió en las últimas horas una alerta ante la irrupción de una nueva variante del COVID-19 en distintas partes del mundo.
Denominada NB.1.8.1, la nueva variante fue clasificada “bajo vigilancia” desde el 23 de mayo.
Sin embargo, y pese a la rápida propagación, la OMS aclaró que por el momento, no representa un riesgo para la salud pública.
Según se detalla en un informe de la organización, la nueva variante tiene mayor transmisibilidad –es una subvariante del linaje Ómicron- y su distribución es global.
Se detectó inicialmente en China, Hong Kong y Taiwán, y luego se propagó en al menos 22 países, entre ellos Estados Unidos y Australia.
Si bien se registró un incremento de hospitalizaciones en regiones asiáticas, no hay evidencia de que la variante cause una enfermedad más grave que las anteriores.
Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, en Argentina se reportaron 10.128.845 casos confirmados y 130.841 muertes por contagios.
Actualmente, la situación sanitaria en el país se mantiene estable, con baja incidencia de casos.