

Macaco, el carismático artista, conocido por ser un emblema del mestizaje y fusionar rumba, reggae y funk, se embarca en un tour donde presentará los adelantos que vaya publicando antes de que vea la luz su nuevo disco.
En el marco de esta nueva gira llega al Teatro Ópera La Plata con su show el viernes 6 de junio, a las 20 horas, con entradas a la venta por sistema Livepass y en boletería de la sala, calle 58 entre 10 y 11.
Además, días atrás Macaco estrenó su nuevo tema titulado “La Santa Pasión”, dedicado a Argentina
“Desde hace muchísimos años estoy rodeado de argentinos (también brasileños, colombianos, franceses, puertorriqueños… amigos del mundo entero). Dicen que Barcelona es la otra Argentina, que son hermanas, unidas por ese agua de río mezclada con mar (decía la canción), por ese puerto presente que te hace partir y llegar. Tu historia se cruzó con la mía”, puntualiza el artista catalán.
“Facundo Cabral subrayaba: ‘No soy ni de aquí ni de allá, soy de todos los lugares’. Y si somos semillas de donde nacemos, esparciéndonos por este planeta, siento que conocí esos otros ‘mundos’ antes de recorrerlos gracias a esos amigos de allí que vinieron acá (más tarde viajando con la música, mi nave ‘especial’)”, suma.
Y revela: “A Carlitos Rivolta le enviaba su familia alfajores, era nuestro ‘Monchi’. A altas horas de la noche, después de grabar y grabar, recurríamos a ese dulce rico, lo devorábamos. Él me ponía un tango y yo le ponía una bulería, o una rumba catalana. O me hacía escuchar rap porteño, o Fito Páez, o Cadillacs, o Gardel”.
“Hace años, un montón, éramos unos críos ansiosos, inquietos, buscadores, (y la verdad creo que seguimos en las mismas, sino que sentido tendría esta canción, homenajear esta vibración, ninguna). La madre de Lucí vino en barco y me contaba la locura de la dictadura, cómo los jóvenes huían y huían, el dolor, la impotencia. Tantos y tantos argentinos alrededor mío o yo alrededor de ellos”, confiesa Macaco.
Y recordó “cuando Tato me contaba sus aventuras de chico, el punk y el rock y el hiphop de sus barrios, cómo el graffiti se extendía, sus lenguas inventadas, para que no los entendieran , el ‘vesre’, con sus palabras lunfardas”.
“Mi abuelo era como el tuyo: el gaucho del Martín Fierro, a hierro, sin dejarse callar. Esa rebeldía, esa dignidad de campo abierto, sigue viva en las voces, en las guitarras, en los versos que no piden permiso. Veía sus películas (para mí, sus guiones son de los mejores del mundo), llenos de dinámicas, realismo y fantasía, sin impostar… Entre ellas ‘El secreto de sus ojos’, ese clásico del cine donde apareció esa línea icónica en la que me reconocí: ‘Podrás cambiar todo lo que quieras, pero no podrás cambiar de pasión’. Esa frase, años después, se reescribió en la canción ‘La Memoria del Corazón0, (con la voz de otra amiga argentina, Chinita, introduciendo el imaginario del disco, con una preciosa colaboración de la mano de mi querido Conociendo Rusia). Una canción que mezcla las melodías y armonías del tango argentino y el compás de los tangos del flamenco español”, enumeró Macaco.
Así las cosas, dio cuenta que “muchos viajes fueron para allá, siempre o casi siempre conducidos por el timón de la música, y de una manera muy sentipensante (como diría el maestro Galeano), nacieron los primeros versos de ‘La Santa Pasión’, en un avión, de vuelta de mi último viaje a ese majestuoso rincón mágico del hemisferio Sur”.
“La pasión es ese reflejo contagioso que alimenta los sentidos, propios y ajenos, contagiosa, febril, hipnótica, embriagadora, esa fuerza sin gravedad que detiene los relojes, es el combustible más eco que existe, renueva el entusiasmo, el desenfreno, el doble o nada, es el combustible más eco que existe, células y el corazón sin necesidad de transfusiones, solo emociones abstractas sin hojas de ruta, sin plataforma, sin condicionamientos, ‘La Santa Pasión’ es una carta de amor, sí, amor por ese sentimiento común tan inconfundible, rociado con un carácter dulce y amargo a la vez, ese tan de ellos, tan a su manera”, sentencia.