

En el marco de la IV Jornada Federal por el Día de la Vinculación Tecnológica, la arquitecta María Elena Neumayer, referente del Departamento de arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional de Avellaneda, presentó el trabajo realizado junto al Departamento de Ingeniería en Materiales de la casa de altos estudios y el Centro de Formación Profesional N.º 24 D. E. 12 de CABA.
Arrancamos en la @UNDAVOFICIAL las IV Jornadas Federales de Vinculación Tecnológica junto a más de 50 entidades del Sistema Nacional de Innovación. pic.twitter.com/7beLL3U9yW
— CEDyAT (@Cedy_at) June 4, 2025
Se trata de una propuesta de capacitación en autoconstrucción y fabricación de ecobloques aptos para la construcción, a partir de la reconversión de desechos plásticos de alto impacto en el medioambiente.
Esta propuesta de desarrollo de materiales se realizó en la UNDAV, en un encuentro que agrupó a las más de 50 entidades que integran la red VinTecAr 4.0 a nivel nacional, con la participación especial del CEDyAT junto a los principales referentes en materia de innovación, ciencia y tecnología, para proponer proyectos, visibilizar avances y construir soluciones específicas a problemas de gestión, producción y desarrollo de cara a la nueva etapa económica.
En este contexto, la arquitecta detalló el trabajo de gestión integral de los residuos propios de la escuela Nº 24 D. E. 12 de CABA. Un proyecto que se inició en ese centro educativo durante la pandemia con el reciclado de plástico triturado y confluyó en la elaboración de ecobloques, con el objetivo de recuperar y reintroducir materiales de descarte a los procesos productivos: “de seis bolsas de basura que se descartaban inicialmente, pasamos a dos”, precisó la docente.
Este procedimiento, que se encuentra en una etapa avanzada de investigación y desarrollo, permitió generar materias primas de valor económico a partir de plásticos de desecho y promover la capacitación en empleos vinculados al desarrollo de oficios sustentables. Disminuyendo el impacto de los plásticos en los rellenos sanitarios, que contaminan tierra, agua y aire, para reintroducirlos como ecobloques.
El foco principal estuvo en limitar la producción de plásticos de un solo uso, que no se recuperan y que en la Unión Europea están prohibidos, para la fabricación de ecobloques destinados a la construcción.
Cada ecobloque es un mampuesto -un material que se utiliza para mampostería- con dimensiones: 19x19x39cm, apto para muro portante que compatibiliza con versiones comerciales. Cuenta con celdas que alivianan el bloque, permiten el pasaje de cañerías y ubicar refuerzos verticales con gran capacidad de aislación térmica. Además, disminuye la cantidad de material y su peso.
La materia prima del ecobloque es un hormigón con agregado liviano, fabricado a partir de la incorporación de cemento, o cemento y cal como aglomerante; arena, polvo de ladrillo, tierra greda o vidrio, para el agregado fino; y el plástico rígido como componente final que, junto al agua potable, constituyan la base para su construcción.
Según se destacó, en un contexto de déficit habitacional, la construcción a través de ecobloques permite un sistema constructivo con diferentes propuestas de diseños, y múltiples beneficios:
- La reutilización de plásticos rígidos sin valor comercial de reúso.
- Se trata de una tecnología sencilla de patente abierta para los municipios y para que las cooperativas puedan fabricar sus casas y construir ecobloques para vender al mercado de la construcción.
- El uso de este material limita la huella de carbón porque es material plástico que no hay que enfardar ni trasladar.