

En el mes de la paternidad, crece la visibilidad de una tendencia que pisa cada vez más fuerte: una nueva generación de padres que busca involucrarse activamente en la crianza de sus hijos desde el primer día. Frente a este cambio cultural, ¿cuántas organizaciones están realmente preparadas para acompañarlo?
“El modelo del padre proveedor que apenas se toma dos días de licencia quedó obsoleto. Hoy, muchos hombres quieren estar presentes y las empresas deben adaptarse si quieren atraer y fidelizar talento”, advierte Victoria Loza, directora de Recursos Humanos de Adecco Argentina y Chile.
Aunque la legislación argentina contempla solo dos días de licencia por paternidad, cada vez más compañías reconocen que ofrecer un entorno laboral empático y corresponsable es una inversión estratégica, no un gasto.
“Las políticas de conciliación no son un extra, son una muestra concreta de que entendemos a las personas en su integralidad. Cuando la parentalidad deja de verse como una pausa o un obstáculo, mejora la productividad, el clima laboral y la fidelización”, agrega Loza.
Las empresas que deciden dar un paso más implementan beneficios que responden a las nuevas demandas. Algunas de las acciones más valoradas incluyen: licencias extendidas por paternidad; retorno flexible al trabajo: jornada reducida durante el primer mes tras la licencia; un día libre mensual para controles pediátricos; horarios adaptables durante los primeros días del ciclo escolar; apoyo económico para guarderías, jardines y colegios y actividades familiares en la oficina, como el Día de la Niñez, para integrar el mundo laboral y familiar.
“Cuando los varones en puestos jerárquicos toman sus licencias y se involucran en el cuidado, se empiezan a desarmar los prejuicios que aún pesan sobre la maternidad y el desarrollo profesional”, suma la ejecutiva en tren del ejemplo de los líderes para romper con los estigmas.
Así las cosas, en este mes de la paternidad, la pregunta no es solo qué derechos tienen los padres, sino cuán dispuestas están las organizaciones a impulsar un cambio real. Porque construir entornos laborales equitativos también implica repensar el rol de los padres, y acompañarlos activamente en esa transformación.