lunes 23 de junio de 2025 - Edición Nº4111

Política | 23 jun 2025

Encuesta

“Mis dólares, mi decisión”: el órgano más sensible no sabe de ideologías

Apenas un 20 % de los argentinos declara tener ahorros en moneda extranjera y el fenómeno “colchón” es un privilegio reservado para las clases medias altas y altas. Un reciente sondeo marca claras reticencias al blanqueo impulsado por el Gobierno.


El bolsillo es el órgano más sensible de los argentinos y argentinas. Es una frase que no por gastada deja de ser real y completamente descriptiva de la mentalidad rioplatense en lo que al dinero refiere. Y así queda plasmado en el último estudio de junio de Zuban Córdoba & Asociados, marco en el que hicieron algunas preguntas al respecto de la capacidad de ahorro de los/as argentinos/as y los planes del Gobierno para incentivar el uso de los famosos “dólares del colchón”.

En concreto, apenas un 19,9 % declara tener ahorros en dólares. Un porcentaje complejo que habla a las claras de la poca capacidad de ahorro de la sociedad argentina en los últimos años. El fenómeno del “dólar colchón” es sin dudas algo reservado para las clases medias altas y altas.

De ese 19,9 % que tiene ahorros, sólo un 12,2 % afirma estar dispuesto a blanquearlos en el nuevo régimen que presentó el Gobierno en estas semanas. Un porcentaje escueto tomando en cuenta que el nuevo blanqueo es parte central del programa económico libertario para lo que queda del 2025.

Un dato aún más revelador: más de un 55 % de los ahorristas dice que de ninguna manera va a gastar sus ahorros sólo porque se lo pide el Gobierno.

“Los/as argentinos/as responden a las necesidades del Gobierno con la misma crudeza que gran parte de los actores del mercado. Incluso quienes quieren a la actual gestión no están dispuestos a poner las manos en el fuego por ella. Mucho menos sus ahorros”, reflexionaron Paola Zuban y Gustavo Córdoba.

“Mis dólares, mi decisión” parece ser la respuesta cruda de los/as argentinos/as ante el pedido gubernamental de utilizar los ahorros para “remonetizar” la economía. Como siempre, el órgano más sensible no entiende de ideologías.

El módulo electoral de la encuesta revela una dimensión más profunda: la relación de la ciudadanía con la democracia y el acto electoral como mecanismo de representación. “En un contexto de crisis de confianza en las instituciones y en la dirigencia política, la encuesta da algunas señales de lo que están pensando los argentinos”, puntualizan los consultores, quienes para este trabajo contaron con los análisis de dos especialistas, Dolores Gandulfo y Facundo Cruz.

Uno de los datos más significativos es la creciente desafección democrática en sectores relevantes de la sociedad. El voto, que históricamente funcionó como herramienta de participación y canalización del conflicto social, empieza a ser percibido por una parte del electorado con escepticismo o incluso como un acto irrelevante. Un 43 % dice que la certeza de que su voto puede generar un cambio es el principal factor que puede motivarlo a ir a votar.

Por el contrario, la falta de confianza en los partidos y candidatos aparece como el principal factor desmotivador para ir a votar (25 %) seguido por la desconfianza en el sistema electoral (17,7 %) y la sensación de que el voto no genera cambios (17,5 %). Dato no menor: el cansancio por la cantidad de elecciones en el año, que aparece en el cuarto lugar (11,8 %) se intensifica entre jóvenes de 16 a 30 años, para quienes ocupa el tercer lugar, con el 17,7 %. 

La diferencia más significativa, sin embargo, se observa cuando se cruza por voto ballotage: tanto en los votantes de Massa como de Milei, la falta de confianza en los partidos y candidatos es el principal factor desmotivador; sin embargo, mientras que el cansancio por la cantidad de elecciones ocupa el segundo lugar para los votantes de Milei (17.3 %), entre los votantes de Massa sólo representa el 4,7 % y se ubica en el sexto lugar. Más allá de estos datos, lo paradójico es que el 65 % de los/as encuestados/as cree que el voto debe seguir siendo obligatorio en la Argentina.

“La democracia argentina atraviesa una etapa de fragilidad cultural. La revalorización del voto como herramienta transformadora exige no solo propuestas atractivas, sino también una nueva narrativa democrática que conecte con el malestar social sin caer en el cinismo o la antipolítica”, sentenciaron los especialistas.

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