El vitiligo sigue planteando desafíos terapéuticos

Por Paula Carolina Luna (*)

El 25 de junio se conmemora el Día Mundial del Vitiligo, un trastorno adquirido y crónico de despigmentación que afecta entre el 0,5 y el 2 % de la población mundial.

Suele iniciar antes de los 20 años en aproximadamente la mitad de los casos, y si bien no existe  una clara predisposición por sexo, es posible que las mujeres consulten más.

La forma más común es el vitiligo generalizado, con afectación de la cara y las manos y pies.

Está fuertemente asociado con otras enfermedades autoinmunes (enfermedad tiroidea autoinmune, alopecia areata, diabetes mellitus tipo 1, artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, síndrome de Sjögren y anemia perniciosa).

Por otro lado, además de las comorbilidades autoinmunes, el vitíligo puede comprometer la calidad de vida de los pacientes que lo padecen, especialmente notorio en aquellos con enfermedad extensa o de piel más oscura. La depresión, la ansiedad, la baja autoestima y la retracción social, también pueden verse en estos pacientes.

Tratamiento

El tratamiento de primera línea para la enfermedad localizada consiste en corticosteroides tópicos o inhibidores tópicos de la calcineurina.

En tanto, para casos más extensos o refractarios, la fototerapia con UVB de banda estrecha es la modalidad preferida, mientras que las terapias sistémicas, como los corticosteroides orales o inmunosupresores, pueden considerarse en casos de progresión rápida.

Los avances recientes incluyen los inhibidores tópicos de la Janus quinasa (JAK), como el ruxolitinib, que han demostrado eficacia en la repigmentación.

Y otras terapias emergentes en investigación incluyen inhibidores orales de JAK, entre otros.

(*) Médica del Servicio de Dermatología del Hospital Alemán (MN 110753)