lunes 21 de julio de 2025 - Edición Nº4139

Interés general | 20 jul 2025

Turismo

El pueblo en Buenos Aires detenido en el tiempo

Arquitectura centenaria, producción de manzanilla y tradiciones vivas hacen una escapada ideal.


En el interior profundo de la provincia de Buenos Aires, algunos pueblos parecen haberse detenido en el tiempo. Calles de tierra, fachadas antiguas, vida de campo y una comunidad unida que mantiene vivas sus costumbres hacen de este rincón bonaerense un refugio frente al ritmo frenético de las grandes ciudades.

Ubicado a menos de 50 kilómetros de Tres Arroyos, Bellocq fue fundado en 1912 y consolidado en 1929 con la llegada del ferrocarril. Su nombre honra a la familia Bellocq, que donó las tierras para que este poblado cobrara vida. Hoy, más de cien años después, sigue siendo símbolo de identidad rural, historia viva y sencillez.

Entre sus mayores atractivos se destaca la iglesia Inmaculada Concepción, construida en 1914 por monjes benedictinos con materiales traídos desde Francia. Sus vitrales, obra del artista Henri Gesta, y el mobiliario original la convierten en una joya arquitectónica en medio del campo. En el predio también funciona el Hospedaje San Benito, que propone una experiencia de turismo espiritual en un entorno que invita al descanso.

Además de su valor patrimonial, se destaca por su producción agrícola, en especial de cereales y manzanilla. Esta última, cultivada en gran parte del pueblo, perfuma el aire y se transformó en uno de los símbolos de identidad local. “La manzanilla no solo nos da trabajo: es parte de nuestra historia y de nuestro paisaje”, cuenta una de las vecinas del lugar, que participa en su cosecha desde hace décadas.

El turismo gastronómico también gana espacio. En patios, bares y casas de familia se pueden saborear empanadas, carnes asadas, tartas frutales y lemon pies elaborados con recetas caseras y productos de la zona. Todo acompañado por la hospitalidad que caracteriza a los pueblos chicos.

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