

En las últimas horas fue detenido Daniel Gerardo Ponce, el pastor evangélico acusado de haber cometido al menos cuatro abusos sexuales a sus fieles, y lo hallaron dando un sermón en un templo de Villa Trujui, en el partido de Moreno.
Ponce era intensamente buscado luego de que la UFI Nº 1 del Departamento Judicial Moreno-General Rodríguez, a cargo del fiscal Leandro Ventricelli, recabara las pruebas suficientes para acusarlo formalmente por “abuso sexual con acceso carnal agravado por configurar un sometimiento gravemente ultratajante, por haber sido cometido por el ministro de un culto reconocido y por tratarse del encargado de la guarda”.
De acuerdo a las denuncias, entre los años 2013 y 2017 Ponce –a cargo de la comunidad religiosa “Gracia, poder y gloria”– llevó a fieles hacia diversas congregaciones del interior y en esos viajes abusaba sexualmente de ellos, y por eso se libró una orden de detención que dataría del año 2023.
Siempre siguiendo los testimonios de las víctimas, tras los abusos Ponce oraba y sostenía que él era un súcubo, que de acuerdo a la Real Academia Española es un espíritu o demonio que, según la creencia popular, tiene relaciones sexuales con hombres bajo la apariencia de una mujer, y que hacía eso “especialmente mientras duermen”.
Vale decir que entre esos testimonios de muchachos abusados uno era menor en aquellos años, con lo cual la causa se agrava aún más, y se espera que en los próximos días aparezcan más casos ya que sus viajes al interior eran frecuentes, y las compañías que llevaba eran constantes.
Lo cierto es que Ponce fue hallado mientras daba un sermón a un grupo de fieles en una congregación de la mencionada Villa Trujui, una zona semirural del mencionado distrito del Conurbano bonaerense oeste, y cuyo templo se encuentra a muy pocos metros de la casa de uno de sus hijos.
Lo más llamativo es que los agentes de la Policía Bonaerense que participaron del operativo de detención se retiraron del lugar en medio de una catarata de insultos y hasta piedrazos que volaban, tanto de los vecinos del lugar como incluso de los propios fieles.
Si bien este ministro pastoral –así se hace llamar– repitió a los cuatro vientos que era “inocente”, y que padecía una condición de salud que le impediría cometer tales abusos, lo cierto es que el fiscal intentó tomarle declaración testimonial pero Ponce se negó a hacerlo.
Resta informar que, amén de aquella orden de captura, en ningún momento abandonó su actividad religiosa.