miércoles 13 de agosto de 2025 - Edición Nº4162

Política | 13 ago 2025

Devastador

“Infusión y pan”: en la Argentina de Milei se merienda más tarde para suplir la cena

Más allá de que la mitad de la población debió suspender alguna ingesta, un tercio sintió hambre y no pudo satisfacerlo. Las familias se recurren a la tarjeta de crédito, fiado y préstamos informales para poder comer.


Pese a la desaceleración de la inflación, los ingresos siguen retrasados, con un impacto particularmente gravoso en las clases populares.

De acuerdo a un reciente relevamiento del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), las ventas de alimentos cayeron 19 % y más de la mitad de las familias no cubre la canasta básica

En este marco, la gerenta del Centro de Almaceneros de Córdoba, Vanesa Ruiz, aportó datos de las encuestas permanentes de la entidad y advirtió que “sSe merienda más tarde para suplir la cena. Es pan e infusiones, porque la cena desapareció de muchas mesas”. 

El relevamiento del IETSE muestra que el 57,8  % de los hogares no pudo cubrir la Canasta Básica Alimentaria, valuada en $ 794.384 para una familia de cuatro integrantes. Entre quienes sí lo lograron, más de siete de cada diez lo hicieron gracias a programas estatales como la AUH o la Tarjeta Alimentar.

Un 50,1 % de  las familias debió suspender alguna ingesta. Desaparece la cena con un hábito que es que se merienda más tarde en pos de suplir directamente la cena”, expuso la dirigente en declaraciones a Radio Punto a Punto.

Asimismo, detalló que “el 30,7 % de los integrantes de los hogares, en algún momento, sintió hambre y no pudo satisfacerlo”, mientras que “el 16,9 % en algún momento se quedó sin alimentos”.

Otros datos marcan que casi dos de cada diez hogares pidieron alimentos o dinero para comprarlos y nueve de cada diez argentinos están endeudados, por lo que se financia la comida con tarjeta de crédito, fiado y préstamos informales.

Además de una masiva migración a segundas y terceras marcas, a la pérdida de volumen se suma también una degradación de la calidad nutricional: el consumo de leche fluida cayó 22 %, el de leche en polvo 33 % y el de quesos, flanes y yogures entre 45 % y 50 %. Todos los cortes de carne vacuna retrocedieron entre 42 % y 45 %, mientras que en muchos hogares las frutas son casi inexistentes y la variedad de verduras es mínima.

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