lunes 18 de agosto de 2025 - Edición Nº4167

Espectáculos | 18 ago 2025

Viajes

Los mejores lugares para visitar en Chaco

Naturaleza, cultura y aventura se combinan en este ránking con los lugares más impactantes de la provincia norteña.


Quienes alguna vez imaginaron al Chaco como un destino exclusivamente agreste o demasiado calmo, quizás aún no descubrieron la intensidad que puede tomar el viaje cuando uno se permite explorarlo más allá de los estereotipos

La provincia, ubicada en el corazón del nordeste argentino, combina vegetación selvática, arte urbano, comunidades indígenas, turismo rural y rutas escénicas con una identidad profundamente viva

Aunque su propuesta puede parecer más discreta que la de otras regiones, lo cierto es que Chaco no necesita alardes: su encanto emerge sin urgencias, como quien tiene la seguridad de ofrecer algo auténtico.

Los mejores lugares para conocer en la provincia

Resistencia

Mucho antes de que los murales se pusieran de moda, Resistencia ya había asumido que el arte también podía ocupar las veredas. La capital chaqueña es, sin exagerar, una galería a cielo abierto: más de 600 esculturas se dispersan entre sus calles, transformando un paseo común en una experiencia visual constante. La iniciativa, impulsada desde hace décadas a través de la Bienal Internacional de Escultura, dio forma a una ciudad con identidad artística marcada. Las obras no están agrupadas en un solo parque, sino integradas de forma natural en la vida urbana, lo cual hace que cada caminata ofrezca pequeñas sorpresas.

Además de las esculturas, Resistencia ofrece acceso directo al río Negro y al Parque de la Democracia, un espacio público moderno, ideal para quienes viajan con chicos o simplemente desean una pausa en medio del calor litoraleño. Una buena alternativa para llegar a Resistencia es viajar con La Estrella, que ofrece servicios directos desde varios puntos del país y permite evitar trasbordos innecesarios. La comodidad en este tipo de viajes suele marcar una diferencia, sobre todo cuando el destino invita a quedarse algunos días.

El Impenetrable

Si hay un nombre que se repite con reverencia cuando se habla de naturaleza chaqueña, es el del Parque Nacional El Impenetrable. Con sus más de 128 mil hectáreas, este parque es el más grande del norte argentino y un verdadero emblema del Chaco profundo. Sin caminos asfaltados ni intervenciones agresivas, ofrece la posibilidad de conectar con un ecosistema que aún conserva trazos de intacto.

Aquí habitan yaguaretés, osos hormigueros, tapires, aves endémicas y comunidades indígenas originarias como los wichí y qom, que encuentran en esta tierra no solo un hogar sino también una forma de vida. La visita no es improvisada: requiere coordinación previa con guías, respeto por las normas de preservación y, sobre todo, disposición para adaptarse al ritmo del monte. Pero quienes se animan a internarse, difícilmente olviden lo vivido.

El ingreso más común al parque suele hacerse desde Miraflores o Juan José Castelli, localidades que conservan costumbres rurales y una calidez que contrasta con la aspereza del entorno natural.

Campo del Cielo

Muy lejos de las ciudades y también de la lógica cotidiana, existe una porción del Chaco donde el suelo guarda memorias cósmicas. En Campo del Cielo, entre las localidades de Gancedo y General Pinedo, cayó hace unos 4 mil años una lluvia de meteoritos que dejó más de 20 cráteres esparcidos en una zona de 60 kilómetros de largo por tres de ancho.

El lugar funciona como sitio arqueológico, museo y enigma. El meteorito El Chaco —el segundo más pesado del mundo— fue hallado allí en 1980 y pesa más de 30 toneladas. Aunque actualmente no se permite explorar libremente los cráteres por cuestiones de preservación, hay visitas guiadas que permiten comprender no solo el fenómeno sino también su impacto en la cultura local. El silencio del lugar y la vastedad del paisaje refuerzan una sensación difícil de traducir en palabras: la de estar parado sobre algo que no pertenece del todo a este mundo.

Parque Nacional Chaco

Más accesible que El Impenetrable pero no por eso menos cautivante, el Parque Nacional Chaco se ubica cerca de Capitán Solari y ofrece uno de los mejores ejemplos del bosque chaqueño. Su territorio, de casi 15 mil hectáreas, alberga especies como el oso melero, el pecarí, el puma y más de 300 tipos de aves. La red de senderos peatonales y vehiculares está bien señalizada y permite recorrerlo sin necesidad de guía, lo que lo convierte en una opción interesante para quienes viajan por cuenta propia.

La presencia del río Bermejo y los esteros le aporta dinamismo al paisaje, que varía entre zonas de selva, pastizales y humedales. Para quienes buscan una inmersión más contemplativa, hay campings habilitados y miradores desde los cuales se puede observar fauna sin intervenir su entorno. La experiencia de pasar una noche bajo las estrellas chaqueñas, con sonidos que no se oyen en ningún otro lado, redefine la idea de aventura.

Colonia Benítez

A pocos kilómetros de Resistencia, este pequeño pueblo sorprende por la serenidad que transmite. Conocido como “la capital botánica del Chaco”, Colonia Benítez es hogar de una enorme variedad de especies vegetales, muchas de las cuales se cultivan en viveros que pueden visitarse. El Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE) y la Reserva Natural Los Chaguares son dos espacios recomendados para quienes desean adentrarse en la flora autóctona sin necesidad de recorrer grandes distancias.

En los últimos años, el avistaje de mariposas y aves se convirtió en una actividad en alza dentro del turismo local. Este crecimiento se da sin perder el carácter tranquilo del lugar, que sigue conservando veredas de tierra, bicicletas en las esquinas y esa sensación de tiempo expandido que tanto cuesta encontrar en las grandes ciudades.

Isla del Cerrito

Cuando se busca una postal distinta, más asociada al agua que al monte, la Isla del Cerrito aparece como una de las mejores opciones. Esta localidad situada en la unión del río Paraná con el Paraguay fue, en otros tiempos, punto estratégico para la defensa nacional. Hoy, en cambio, se ha transformado en un sitio ideal para descansar, pescar y disfrutar de la naturaleza ribereña.

El lugar conserva vestigios históricos como el antiguo hotel de inmigrantes, además de playas agrestes y espacios para acampar. La pesca deportiva del dorado atrae visitantes de todo el país, sobre todo en los meses templados. 

Una provincia que no se deja encasillar

Resulta difícil encerrar al Chaco en una sola imagen. Hay quienes lo asocian al calor sofocante, otros al verde sin fin, algunos al silencio y otros a la voz de sus pueblos originarios. Pero, quizás, su mayor virtud sea justamente esa: que no se deja reducir a una categoría, que escapa a los moldes y que espera, sin urgencias, que el viajero se detenga a descubrirlo.

No todo el turismo tiene que ser frenético. A veces, elegir destinos como este es una manera de reconectar con otra lógica: una más pausada, menos mediática, pero cargada de sentido. Chaco no promete espectáculo inmediato. Pero lo que entrega, lo hace de verdad.

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