

El documental Pintó la Isla dirigido por Gonzalo Sierra, nos invita a recorrer el proyecto cultural que convirtió las calles de Isla Maciel en una galería a cielo abierto.
El estreno oficial será el domingo 21 de septiembre, a las 20 horas, con entradas a la venta vía www.cinegaumont.ar o en la boletería de la sala, Avenida rivadavia 1635. También se exhibirá este viernes 10 en el Espacio INCAA de Quilmes.
“Museo Comunitario Isla Maciel” es gestionado por sus propios vecinos y vecinas, que organizan recorridos turísticos y permiten que quienes nunca cruzaron el Riachuelo descubran una experiencia artística y cultural única. Transformando así no solo su paisaje, sino también la vida de toda la comunidad.
El proyecto Pintó la Isla celebra 10 años de historia. Nació como la iniciativa de un simple profesor de arte, Gerardo Montes de Oca, y sus estudiantes de 5º año en una escuela secundaria de Isla Maciel que con pintura y pinceles en mano transformaron en aulas las paredes del barrio. Hoy, cientos de artistas muralistas, tanto emergentes como reconocidos a nivel mundial, han dejado su huella en las paredes de Isla Maciel.
Esta película, de nombre homónimo al proyecto cultural, registra que el impacto social fue inmediato. Los vecinos no sólo vieron transformado su entorno, sino que comenzaron a involucrarse activamente en el proyecto.
Pintar fue refugio, pintar fue compartir desde lo colectivo y para la comunidad. Lazos que hicieron de una idea un modo de devolverle al barrio no sólo la dignidad sino la belleza que jamás debió perder. “¿Qué diferencia hay entre este barrio y cualquier otro?” Se pregunta una vecina orgullosa del arte que la rodea.
El documental relata este inspirador proceso, desde sus modestos inicios hasta su floreciente actualidad, a través de las voces de quienes lo hicieron posible: vecinos, artistas y gestores culturales que donaron su arte y tiempo para pintar la realidad de la isla y romper con la estigmatización.
Los integrantes de Pintó la Isla y con la dirección artística de Lean Frizzera, refente del arte urbano en Argentina, emprenden una obra monumental, un mural a gran escala (70 x 12) en los paredones de un astillero que miran al Riachuelo. Este trabajo es una invitación a cruzar y establece un diálogo simbólico entre ambas orillas: entre La Boca y la Isla Maciel; entre la Capital y la Provincia; entre el turismo tradicional y una experiencia artística genuinamente comunitaria.
La historia de Isla Maciel está íntimamente ligada al desarrollo urbano de Buenos Aires. En sus inicios, a principios del siglo XX, fue un barrio de trabajadores que creció alrededor del frigorífico Anglo, en la provincia de Buenos Aires, justo al otro lado del Riachuelo. Sin embargo, la belleza ribereña de su entorno se vio opacada con el avance de la contaminación y el declive industrial, profundizando estigmas negativos sobre sus habitantes. “Fueron muchos años de degradación y descuido por parte de los políticos de turno”, afirma Gonzalo Sierra, director de la película.
Pintó la Isla demuestra cómo el arte, la solidaridad y el trabajo colectivo pueden cambiar realidades, sin depender de partidos políticos ni estructuras tradicionales. La isla se llena de música de todos los idiomas gracias a los voluntarios, con o sin experiencia, que llegan de todas partes a darle color a la isla. Sin lugar a dudas, la transformación es del barrio y de las personas que levantan sus pinceles.
Es por eso que Pintó la Isla no sólo es un documental que cuenta una historia: es una invitación a hacer; y una demostración de que comunitariamente todo es posible.