

Por Jorge Asís (*)
“Que vaya Taiana”, aceptó La Doctora con celeridad telefónica.
“Pero lo pongo en tu cuenta, es tuyo”.
En pleno año impar, Axel, El Gótico, no tenía interés de romper con La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.
Y menos aún con La Doctora de presidiaria.
Por el objetivo superior de la unidad del peronismo, El Gótico no tuvo otra alternativa que aceptar.
Encabeza entonces Jorge Taiana, El Canciller, por la precipitada estructuración del axelismo.
Dejaba lugar para que Sergio, El Profesional, captara el segundo sitio para la señora Jimena López.
Para que el católico díscolo Juan Grabois, El Santo, en representación de La Doctora capturara la tercera plaza.
En efecto, después de la goleada provincial, se viene el turno del clásico por los puntos nacionales.
Taiana es premiado por la virtud de la indemnidad.
Entre los tres sectores unificados no tiene recriminaciones pendientes.
Diplomático eficiente en Guatemala. Correcto canciller de Néstor, El Furia.
Prolijo ministro de La Doctora y luego de Alberto, El Poeta Impopular.
Para completarla, como senador que jamás generó quejas.
Por si fuera poco, El Canciller supo ser un preso ejemplar. Padeció demasiados años guardado “durante la dictadura”.
Incluso pertenece a la familia Taiana, excesivamente respetada en el peronismo.
Su padre fue médico, incluso, del General.
75 años y una foja intachable de servicios. Un hallazgo para dar la batalla contra José Luis Espert, Cárcel o Bala.
Economista impuesto por Javier Milei, el Panelista de Intratables que embocó a la sociedad con el cuento del aburrimiento que le suele provocar el “armado político”. Tarea menor que le cede, en efecto, a la señora Karina, La Pastelera Prodigiosa a la que llama El Jefe.
Pero fue el Panelista quien impuso a Cárcel o Bala como su candidato para la pelea en la Provincia del Pecado.
Como si le pagara al “Profe” una deuda de gratitud.
En la primera acción equivocada de campaña, los ciudadanos de Lomas de Zamora los expulsaron a los piedrazos limpios.
Por ser el presidente Milei disparó protegido por “la cápsula”.
El Profe Espert debió disparar en motoneta. Sin casco.
La polarización es perceptible. Es el clásico Peronismo del Año Impar contra La Libertad Avanza (con el Ángel Abducido).
O mejor: El Canciller Indemne contra la agresividad relativamente arrogante de Cárcel o Bala, que despierta escasas simpatías populares en la Tercera.
Taiana y Espert mantienen en el medio a Florencio Randazzo, Cartel de Chivilcoy. A los efectos de rapiñar miles de votos y representar, a la distancia, al Gringo Schiaretti y su estrategia estrictamente calculada.
Del triángulo al heptágono
La geometría explica lo que la ciencia política no esclarece.
El enfrentamiento de los dos vértices del Triángulo de Hierro (fundido) derivó en el Triángulo de Cuatro que tampoco es rectángulo.
El vértice territorial de Karina dejó afuera del “armado” a los valores del vértice virtual de Santiago Caputo, El Neo Giacomini, de las Fuerzas Celestiales para la “batalla cultural”.
Ante la dureza del conflicto, el Panelista recurrió a la intermediación providencial del Premier Guillermo Francos, Amanecer.
Una especie de SAME del Gobierno de Consultores que iba a ser pronto condenado con la goleada electoral.
La reacción geométrica consistió en diseñar un heptágono de conducción con siete vértices.
A los cuatro vértices del triángulo que condujo a la derrota se le sumaron tres próceres.
Patricia, La Montonera del Bien, próxima senadora por el Maxiquiosco.
Manuel Adorni, próximo altivo concejal.
El último vértice, de propina o de yapa, fue para Martín Menem, próximo aspirante a gobernar, acaso, La Rioja.
Cínico estado de convivencia
Lejos de haberse apaciguado, la guerra entre los Territoriales de Karina y los Virtuales de Santiago se encuentra en el cínico estado de convivencia tolerable.
Para masacrar irritantes segundas líneas a través de los medios instrumentales.
Permitido degradar al territorial Sebastián Pareja, Evolución Precoz.
Permitido bardear al virtual Daniel Parisini, Padre Dan.
Bandas unidas por la adversidad al malentendido del “kirchnerismo” que los humilló con la goleada. Más que por el apasionamiento de la motosierra que el Panelista enarbola con la oralidad estancada en la utopía del superávit que impone la “lógica represiva de vetar”.
Línea estricta que los condujo hacia la derrota que castiga siempre el atributo de la crueldad.
Estilo de conducción que los planchó en el laberinto que hoy sugiere el destino temible del juicio político.
O las apelaciones sigilosas hacia la Asamblea Legislativa.
Instancias que al cierre del despacho la señora Victoria Villarruel, La Cayetana, hará lo imposible por evitar.
Sin ir más lejos, como jurar de inmediato “por Dios y por la Patria”.
(*) Periodista y escritor