

Cada 10 de octubre, el mundo pone el foco en un tema que afecta a todos: la salud mental. Desde 1992, el Día Mundial de la Salud Mental invita a reflexionar sobre cómo nuestras emociones y pensamientos se ven impactados por el estrés, las crisis sanitarias, los conflictos o los desastres naturales. Este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) eligió el lema “Acceso a los Servicios: Salud Mental en Catástrofes y Emergencias”, destacando que el cuidado psicológico no puede ser secundario frente a las crisis.
La Dra. Leveana Gyimah y Patrick Avevor, representantes de la OMS en Ghana, advierten que “las emergencias no solo destruyen edificios, sino también las mentes y las emociones”. Experiencias recientes en Ghana, como las inundaciones y el derrame de la presa de Akosombo, demostraron que el trauma emocional persiste mucho después de que las familias han perdido sus hogares o medios de vida. Según los expertos, casi todas las personas expuestas a una emergencia sienten angustia psicológica, y una de cada cinco desarrolla un trastorno diagnosticable como depresión o ansiedad.
En este contexto, la OMS trabaja junto al gobierno de Ghana y autoridades locales para integrar el apoyo psicosocial dentro de la respuesta ante emergencias. Durante la pandemia de COVID-19, se crearon líneas telefónicas de contención emocional y se capacitó a personal sanitario en primeros auxilios psicológicos. “El apoyo psicosocial salvó más que mentes: recuperó la esperanza y fortaleció la cooperación comunitaria”, subraya Avevor.
La salud mental no termina cuando pasa la crisis. Las personas afectadas por enfermedades graves o desastres pueden sufrir secuelas físicas y emocionales, enfrentar estigma social o perder confianza en sí mismas. Por eso, la OMS impulsa programas de rehabilitación mental sostenida, para ayudar a reconstruir la vida más allá de la emergencia. La Dra. Gyimah insiste: “Invertir en salud mental es invertir en resiliencia, recuperación y dignidad humana”.
El Día Mundial de la Salud Mental 2025 nos recuerda que cuidar la mente es un compromiso global. Proteger nuestra salud emocional y apoyar a quienes atraviesan crisis es tan esencial como garantizar refugio, alimentación o atención médica. Después de todo, sin bienestar psicológico, la recuperación completa nunca es posible.