

Acaparada por un grupo empresarial con variopintas firmas en su portfolio, la tradicional Güerrín de calle Corrientes pasó de “la” tradicional pizzería a una más del montón.
Así al menos queda de manifiesto en las charlas de los viejos parroquianos que ya buscaron otros rumbos y, como suele suceder, la caja de resonancia pasan a ser también las redes sociales.
“Le han robado el alma, nos la han robado, es triste”, disparó hace unas semanas el internauta @endemianado, al tachar a Güerrín de “expizzería”
Le han robado el alma, nos la han robado, es triste.
— Demian (@endemianado) September 7, 2025
En alusión al nuevo salón inaugurado con toda la estridencia y desfile de influencers, esgrimió: “Los mozos disfrazados de italianos, la bandera de Italia por todos lados, frases en neón en italiano. Desolador, un símbolo de nuestra pizza porteña, de nuestra ciudad, de nuestra Gran Nación ¿qué le hicieron?”, dando cuenta además de la pizza “bastante normalita y con un sobreprecio”.
La periodista Flor Halfon Laksman sumó: “Tienen cantidad enorme de mesas y no te dejan elegir. Les molesta que seas un ser humano. Yo también me fui mal la última vez”.
La degradación fue creciendo primero con los quesos que usaban después empezaron a meterle toda esa imagen de pizzeria italiana, el colmo fue el salón napolitano que hicieron nada tiene que ver con la pizza porteña
— Chiqui Magia ⭐⭐⭐ (@miguelb1140) September 7, 2025
Y su colega Fernando Soriano fue aún más al hueso: “Hace años que, por caso, Güerrín es una mierda. Pasó de ser una pizza meramente argentina, nacional y popular a un local para instagramers y turistas”.
A su turno, @tomas_oubina terció: “A Güerrín la compró el nefasto grupo que maneja Kentucky (a la cual también arruinaron) y desde ahí está en caída libre”.
Hace años que, por caso, Güerrin es una mierda. Pasó de ser una pizza meramente argentina, nacional y popular a un local para instagramers y turistas.
— Fernando Soriano (@ferosoriano) February 21, 2024
Cuando se le recordó que pese a las críticas las largas filas siguen siendo moneda corriente en el establecimiento céntrico, arguyó: “Sólo los extranjeros distraídos pueden caer en la trampa nefasta que es hoy Güerrín. A un porteño de ley se le ocurren 10 pizzerías mejores en un minuto”.
“Muchachos, hace tres meses estaba 28 lucas la grande de muzza, ahora me dicen que anda en 35 y la cuatro quesos, que me salió 32... esta casi 50 ¿De qué hablan?, inquirió @PonzistaAnti.
Los libertos q no salen ni a comer un chori en la calle xq este gobierno los empobrecio me dicen "ah pero en guerrin"
— Antiponzista (@PonzistaAnti) October 11, 2025
Muchachos, en Guerrin, hace 3 meses estaba 28 lucas la grande de muzza, ahora me dicen que anda en 35 y la 4 quesos, q me salio 32... esta casi 50
De q hablan? https://t.co/BwMlDKQDwT pic.twitter.com/mCvAkr1va9
Yendo de lo general a lo particular, el abogado y sibarita Carlos Maslatón supo ensayar una explicación de por qué volvía a la variante a la piedra: “Seamos realistas, la pizza de molde de la calle Corrientes ha caído en picada. No voy a dar nombres, es un proceso general de apenas un año y medio de deterioro ¿Qué han hecho?”.
“La ‘masa’ parece pan de miga recalentado, la muzzarella ha sido degradada inexplicablemente. A los de Corrientes les digo, arreglen este desastre, no pueden imitar a las cadenas comunes dispersas en Buenos Aires que atentan contra la tradición de la Ciudad”, sentenció.
La compraron los serial killers de la pizza, los gallegos de Kentucky.
— jorG villar (@jkvillar) September 7, 2025
Claro que no pasó de un día para el otro a ser lo peor del centro porteño ni mucho menos, como los más acérrimos declaman. Pero sí se apaga definitivamente aquella mística de los mozos amables, los hornos centenarios y la cocción de la masa al mismo tiempo que se fundía la muzarella, con la consecuente y deliciosa costra que supo ser marca registrada. Hoy es la hora de las visitas guiadas, las fotos y la alta rotación, con la calidad del producto muy relegada.