domingo 19 de octubre de 2025 - Edición Nº4229

Interés general | 18 oct 2025

Explosión rockera en Parque Patricios

Guns N’ Roses brilló en Huracán con un show demoledor, tributo a Ozzy y un Slash imparable

Con Catupecu Machu como banda invitada, los Guns N’ Roses dieron un concierto de tres horas en el estadio Tomás Ducó, repasando sus grandes clásicos.


El romance entre el público argentino y Guns N’ Roses parece no tener fecha de vencimiento. Tres décadas después de su primera visita, la banda californiana volvió a Buenos Aires y agotó entradas en tiempo récord para su presentación en el estadio Tomás Ducó. La respuesta fue tan contundente que sumaron una segunda fecha para este sábado, confirmando que el vínculo sigue tan fuerte como siempre.

El grupo liderado por Axl Rose y Slash volvió a escena con su gira mundial “Because What You Want & What You Get Are Two Complete Different Things” (“Porque lo que querés y lo que obtenés son dos cosas completamente diferentes”), sin disco nuevo bajo el brazo pero con la energía intacta.

La noche arrancó con la potencia local de Catupecu Machu, que preparó el terreno para una verdadera fiesta de rock. Pasadas las 20:50, los Guns salieron a escena con un arranque arrollador: “Welcome to the Jungle”, “Mr. Brownstone” y “Bad Obsession”. Desde ese momento, el estadio de Huracán se convirtió en una caldera donde convivieron generaciones enteras: fanáticos de los 90, jóvenes curiosos y familias completas que vivieron tres horas de pura adrenalina.

Con una puesta visual imponente entre calaveras, luces y guiños al universo gamer, la banda repasó sus grandes clásicos y algunos covers históricos: “Live and Let Die” (Wings), “Knockin’ on Heaven’s Door” (Bob Dylan), “Wichita Lineman” (Jimmy Webb) y “Human Being” (New York Dolls). Uno de los momentos más emotivos llegó con el tributo a Ozzy Osbourne, fallecido recientemente, cuando sonó “Sabbath Bloody Sabbath” en su honor.

El grupo se mostró ajustado y poderoso, con Isaac Carpenter en batería, Melissa Reese en teclados y coros, Richard Fortus en guitarra, más los históricos Dizzy Reed y Duff McKagan. Sin embargo, el más aplaudido de la noche fue, sin dudas, Slash. Con su galera, remera de Iggy Pop y su característico estilo, se robó la escena en cada solo, desplegando virtuosismo y carisma sin necesidad de excesos.

Axl, por su parte, volvió a mostrar su energía inagotable recorriendo el escenario, cambiando de vestuario y dialogando con el público. Si bien su voz mostró el desgaste lógico del paso del tiempo, el frontman se apoyó en Reese para sostener las notas más exigentes y mantener la intensidad del show.

El cierre fue un repaso por himnos que marcaron generaciones: “Don’t Cry”, “Civil War”, “Sweet Child o’ Mine”, “November Rain”, “Nightrain” y un estallido final con “Paradise City”.

Sin nuevo material desde Chinese Democracy (2008), Guns N’ Roses volvió a demostrar que el tiempo no erosiona su conexión con los fans argentinos. Entre nostalgia, maestría y pura pasión rockera, la banda reafirmó su condición de clásico eterno, capaz de llenar estadios y emocionar como en sus mejores tiempos.

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