sábado 25 de octubre de 2025 - Edición Nº4235

Interés general | 24 oct 2025

Recursos humanos

Liderar y maternar: ¿Un diálogo imposible?

Ya no se trata sólo de conciliar horarios ni de equilibrar rutinas. Cinco mujeres que conocen la mesa chica cuentan su experiencia.


Hay preguntas que no se responden con datos, sino con vivencias.¿Es posible liderar una empresa y maternar sin que uno de esos mundos se resienta? ¿Se puede ser jefa y mamá sin sentir que se está fallando en alguno de los dos roles? ¿Es viable construir una carrera profesional sin postergar el deseo de tener hijos?

En la Argentina de hoy, hablar de maternidad y trabajo es abrir un universo de tensiones, búsquedas y redefiniciones. Ya no se trata sólo de conciliar horarios ni de equilibrar rutinas, sino de preguntarse qué significa ser madre y líder al mismo tiempo. En esa pregunta conviven estadísticas que marcan brechas, historias personales que iluminan caminos y reflexiones que cuestionan viejos mandatos.

Para Mariela Mociulsky, fundadora y CEO de Trendsity y referente en investigación de mercado y tendencias, este cambio cultural es ineludible. “El imperativo de ‘ser o no ser buena madre’ se está cuestionando, y en las nuevas generaciones o bien se retrasa la edad para tener hijos, o se decide por tener menos hijos porque las mujeres también buscan su carrera laboral”, explica. 

Sus estudios muestran que el 67 % de las personas cree que tener hijos dejó de ser un mandato y que la libertad de elegir se convirtió en valor central

Un reciente estudio de Trendsity reveló que más de la mitad de las madres encuestadas sintió la presión de regresar rápidamente al trabajo tras el parto, mientras se esperaba de ellas que fueran "madres perfectas" centradas exclusivamente en la lactancia y el cuidado del bebé.

“Esa tensión -explica Mociulsky- genera sentimientos de culpa, falta de libertad y una carga mental que impacta tanto en la vida personal como en la profesional”.

El mismo relevamiento mostró que casi siete de cada diez mujeres declararon sentirse con escasa libertad en su vida cotidiana, y que esta percepción se incrementa cuando no existe una red de apoyo familiar o de pareja

Además, un 78 % coincidió en que no todas las personas desean ser madres o padres, y un 67 % afirmó que tener hijos dejó de ser un mandato. Estos datos reflejan un cambio cultural profundo: la maternidad ya no se define por imposición social, sino por elección consciente.

Esa libertad convive con datos duros: la tasa de participación laboral de las mujeres con tres hijos o más apenas llega al 50 %, frente al 77 % de los padres.

Además, según otra investigación de Trendsity, siete de cada diez madres se sintieron juzgadas por cómo alimentaron a sus bebés, lo que generó sobrecarga y angustia. El desafío de compatibilizar roles atraviesa fronteras y generaciones, y no admite fórmulas únicas.

En ese marco, las voces de mujeres líderes permiten entender qué hay detrás de las cifras.

“No intentes hacerlo todo bien desde el principio”

Victoria Blazevic, coach y especialista en liderazgo, conoce de primera mano esa tensión. Fue mamá joven mientras ocupaba un cargo de liderazgo en Tienda Nube, la empresa que pasó de startup a unicornio regional. 

Su experiencia la llevó a escribir un artículo en el que compartió consejos como madre primeriza: “No intentes hacer todo bien desde el principio. Primero aprendé a ser mamá y después, aprendé cómo trabajar siendo mamá”.

Hoy, desde su rol de coach, promueve una mirada que integra lo personal y lo laboral: no se trata de mundos opuestos, sino de encontrar sentido en ambos. Con menos de 30 años, ya acompañó a líderes y empresas en procesos de transformación y sostiene un lema claro: “Crecer personal y profesionalmente”.

Su testimonio conecta con la percepción de muchas mujeres: que liderar no implica ocultar la vulnerabilidad, sino convertirla en aprendizaje.

“O soy buena madre o soy buena profesional”

Ese dilema aparece también en las páginas del libro de Cecilia Russo, fundadora de Cecilia Russo Equipo+Humano, consultora especializada en capital humano. “Parece aún cierto que las oportunidades de las mujeres se reducen cuando son madres. Desde mi perspectiva, hay una mirada binaria sobre el tema: o soy buena madre o soy buena profesional”, escribe en un capítulo dedicado a liderazgo y maternidad

Según un relevamiento citado por Russo, el 73 % de las mujeres reconoció que la maternidad influyó directamente en su desarrollo de carrera. De ellas, un 52 % aseguró que, tras ser madres, comenzaron a darle otro lugar al trabajo, mientras que un 23 % rechazó ofertas de mayor responsabilidad laboral para poder priorizar la crianza. Estos datos muestran que el impacto de la maternidad en la trayectoria profesional no es marginal, sino una variable decisiva en las elecciones de carrera.

El mismo estudio recogió testimonios de mujeres que mencionaron consecuencias concretas: retrasos en la búsqueda de un nuevo empleo, despidos al poco tiempo de haber sido madres, o la decisión de precipitar cambios hacia el trabajo independiente.

Russo interpreta que estos resultados no deben leerse como un freno, sino como un indicador de que las organizaciones necesitan políticas más flexibles y acompañamiento real. Solo así, señala, será posible que las mujeres no se vean obligadas a elegir entre crecer profesionalmente o maternar.

Para Russo, la clave está en resignificar ese camino. Propone integrar competencias desarrolladas en la crianza —como la flexibilidad o la capacidad de escucha— al ámbito corporativo. Y recuerda que, aunque las políticas laborales avanzaron, todavía persisten sesgos en los líderes: “Escuchamos preguntas como: ‘¿María volverá a tener el mismo compromiso?’ o ‘¿Es lógico pagar un bono por desempeño a quien estuvo ausente por licencia?’. Eso aún condiciona carreras”.

Su consultora, que trabaja con compañías en Argentina y la región, promueve justamente lo contrario: acompañar a mujeres líderes para que puedan sostener ambos roles sin culpas ni renuncias.

La maternidad como parte de la cultura de marca

En el caso de VEO Branding Company, la maternidad se vivió como una oportunidad para redefinir la cultura interna. María Lucía Litardo, cofundadora y directora de diseño, escribió tras su última licencia por maternidad: “Ser mamá primeriza me cambió por completo, y al mismo tiempo sentí que en VEO creamos un espacio amigable con la maternidad, donde no tuve que elegir entre mi hija y mi trabajo”.

Su socia, Rosalía Guardatti, cofundadora y directora de estrategia, coincide en que esos aprendizajes personales se volvieron también parte de la filosofía de la agencia: cuidar marcas sin descuidar a las personas

La experiencia de ambas muestra que el liderazgo femenino puede dar lugar a organizaciones más empáticas y coherentes.

Maternidad postergada: el aporte de la medicina reproductiva

Otro ángulo de esta conversación lo aporta la mirada médica. Gastón Rey Valzacchi, de Procrearte, recuerda que cada vez más mujeres retrasan la decisión de maternar. “La maternidad ya no es un imperativo, sino una opción que muchas veces se posterga para priorizar el desarrollo personal o profesional”, sostiene.

Los avances en medicina reproductiva acompañan esta tendencia, ofreciendo alternativas para que el deseo de ser madre no quede condicionado por la edad biológica. Pero, como subraya Rey Valzacchi, esa decisión trae consigo una reflexión más amplia: qué significa maternar en un mundo donde la carrera profesional también exige tiempo y energía.

En este escenario, donde la elección personal choca a menudo con estructuras laborales aún rígidas, la mirada de quienes trabajan directamente con las organizaciones es clave para encontrar soluciones prácticas. 

“Hemos visto que las mujeres que transitan la maternidad adquieren una capacidad única para priorizar, delegar y ejercer una escucha activa profundamente empática. Son competencias que, lejos de ser un plus, se convierten en el núcleo de un liderazgo moderno y resiliente. El desafío no es que ellas se adapten, sino que las empresas aprendan a valorar y potenciar estas habilidades”, señala Francisco Costa, cofundador de Naaloo. Su perspectiva sugiere que la flexibilidad laboral y la confianza son los pilares que permiten que esta integración fluya, beneficiando a toda la organización.

Complementariamente, el bienestar emocional es la otra pieza fundamental. Briut Salud, plataforma de salud integral que trabaja con empresas, destaca la importancia del autocuidado y la gestión del estrés para las mujeres que lideran y maternan. 

“Acompañamos a muchas ejecutivas que enfrentan la doble jornada con altos niveles de exigencia. La práctica de mindfulness, el yoga o incluso el acceso a espacios de contención psicológica no son un simple beneficio, sino una herramienta estratégica”, comparte desde su experiencia en el armado de programas de bienestar corporativo.

Y completa: “Permiten una pausa, reconectar con una misma y evitar el burnout, que es el mayor enemigo de la productividad y la realización personal. Se trata de crear una cultura donde cuidar la salud mental no esté estigmatizado, sino que sea visto como una inversión en el capital humano más valioso”. 

Su enfoque holístico propone que el apoyo debe ser concreto y accesible, integrando estas prácticas en la rutina laboral sin que implique un esfuerzo adicional.

De todos modos, la presión social sigue marcando a las madres: el 86 % se sintió sobrecargada por los juicios externos y, por otro lado, surgen nuevas generaciones que piensan la maternidad desde la diversidad, con menos rigidez y más libertad de elección.

Lo que une a todas estas voces es la certeza de que liderar y maternar no son caminos incompatibles, aunque sí demandan redefinir expectativas. Requieren políticas de apoyo en las empresas, redes de contención en lo personal y una cultura que valore tanto el desempeño profesional como el bienestar familiar.

El futuro del liderazgo femenino

En palabras de Cecilia Russo, “no existen recetas únicas. Se trata de encontrar aquella solución que nos deje más integradas con lo que queremos y podamos sostener en el tiempo”.

En la misma línea, Victoria Blazevic insiste en la importancia de la autenticidad: compartir lo que atraviesan las líderes madres ayuda a construir equipos más empáticos.

Quizás la respuesta esté en lo que las cifras ya sugieren y las historias confirman: que maternar no limita el liderazgo, sino que lo enriquece con nuevas competencias, más humanas y más necesarias que nunca.

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias