miércoles 12 de noviembre de 2025 - Edición Nº4253

Interés general | 12 nov 2025

Salud

¿Cómo será la vida con diabetes dentro de 10 años?

Es probable que muchos enfermos (y también quienes están en riesgo) experimenten cambios concretos en su rutina diaria y en las herramientas disponibles para cuidarse.


Por Osvaldo Ponzo (*)

El horizonte en diabetes es prometedor: mejor tecnología, más comprensión de los determinantes sociales y biológicos, y un enfoque integral que incorpora la salud mental y el estilo de vida. Pero la equidad en el acceso y la educación serán decisivas para que estos avances no queden solo para unos pocos. 

Prevenir, reduciendo la exposición a ultraprocesados y promoviendo el sueño y el manejo del estrés, sigue siendo una de las herramientas más poderosas que tenemos hoy.

La diabetes ya no es sólo una enfermedad de control de azúcar: es un campo en rápida transformación donde la tecnología, la ciencia del comportamiento y nuevos enfoques sobre estilo de vida se combinan para cambiar cómo se diagnostica, vive y previene. 

En los próximos diez años es probable que muchas personas con diabetes (y también quienes están en riesgo) experimenten cambios concretos en su rutina diaria y en las herramientas disponibles para cuidarse.

¿Cómo será la vida con diabetes en 2035?

Los sistemas de “páncreas artificial” o sistemas de administración automatizada de insulina (AID) están avanzando hacia un control cada vez más autónomo: sensores continuos de glucosa (CGM), bombas inteligentes y algoritmos con aprendizaje automático que ajustan la insulina en tiempo real reducen las variaciones de glucemia y el riesgo de hipoglucemia

A medida que estas tecnologías se perfeccionen (y si evoluciona la regulación y el acceso) vivir con diabetes tipo 1 podría parecer menos condicionado por comidas y horarios, y más por decisiones de vida normales. Al mismo tiempo, nuevas formulaciones de insulina y vías de administración están en estudio para mejorar comodidad y eficacia.

Alimentos ultraprocesados, azúcar y el “ciclo” moderno

La evidencia acumulada muestra una asociación consistente entre el consumo elevado de alimentos ultraprocesados (cereales azucarados, bebidas endulzadas, comidas industriales listas para calentar) y un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y otras enfermedades cardiometabólicas. 

No es sólo calorías: estos productos alteran patrones de saciedad, aportan azúcares y aditivos que favorecen el consumo excesivo y pueden reforzar respuestas de recompensa en el cerebro (un factor que algunos expertos describen como un comportamiento adictivo hacia el azúcar).

Romper ese ciclo requiere cambios de entorno (menos acceso y marketing de ultraprocesados), políticas públicas y estrategias personales como planificar comidas, cocinar con alimentos mínimamente procesados y reducir gradualmente el azúcar añadido.

Recibir el diagnóstico: el duelo por una enfermedad crónica

El impacto emocional al recibir un diagnóstico de diabetes es profundo y multidimensional. Muchas personas atraviesan una etapa similar al duelo: negación, ira, tristeza y, con apoyo, aceptación. Reconocer este proceso es clave: la adaptación no es sólo aprender a medir glucosa o medicar, sino integrar emocionalmente una condición que cambia la vida cotidiana. 

Intervenciones psicológicas específicas, grupos de apoyo y el acompañamiento desde los equipos de salud mejoran la adherencia y la calidad de vida. Atender la salud mental debe ser parte del plan de cuidados desde el día del diagnóstico.

La importancia crucial de la actividad física en un adecuado control metabólico de la diabetes

El sedentarismo es quizá el mayor cambio negativo que ha tenido el ser humano en las últimas décadas y va de la mano del incremento de la cantidad de individuos en el mundo con diabetes tipo 2.

Realizar una actividad física diaria, basada en un tipo de ejercicio aeróbico y sin grandes cargas, lleva a mejorar no solo el control metabólico de la diabetes, sino que actúa en el origen de la misma, que es la insulina resistencia. Y asegura una adecuada función del páncreas endocrino en forma más prolongada.

Más allá de la dieta y el peso: sueño, estrés y salud intestinal

Controlar la diabetes no depende únicamente de la alimentación y el peso. La falta de sueño y la mala calidad del mismo se asocian a mayor resistencia a la insulina; el estrés crónico eleva cortisol y modifica el metabolismo; y la composición del microbioma intestinal parece influir en la inflamación y el metabolismo de la glucosa. 

Por eso, estrategias tan prácticas como priorizar el sueño, entrenar herramientas de manejo del estrés (respiración, terapia cognitiva, mind-body practices) y favorecer una dieta rica en fibra, fermentados y alimentos que nutran la microbiota, pueden complementar (y en algunos casos potenciar) los beneficios de la dieta y el ejercicio tradicionales.

 
(*) Médico del Servicio de Endocrinología del Hospital Alemán (MN 87672).
 

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