viernes 14 de noviembre de 2025 - Edición Nº4255

Interés general | 14 nov 2025

Netflix

Polémica por la serie de Fernando Báez Sosa: El rol omitido de la joven que intentó salvarlo

La miniserie generó furor y enojo en X por la ausencia de la adolescente que asistió al joven tras la golpiza. Los rugbiers condenados, sus familias y el entorno de la víctima dan su testimonio en los tres capítulos.


El estreno de “50 segundos: el caso Fernando Báez Sosa”, la docuserie que desembarcó este jueves en Netflix, reavivó uno de los crímenes más dolorosos de los últimos años. Con tres episodios de fuerte impacto emocional, la producción reconstruye la noche en que el joven de 18 años fue asesinado a golpes afuera del boliche Le Brique, en Villa Gesell. En pocas horas, la conversación explotó en X, donde cientos de usuarios celebraron el enfoque del documental, mientras que otros estallaron de bronca por una ausencia clave: la de Virginia Pérez, la chica que intentó reanimarlo en el momento más crítico.

La polémica se instaló apenas se viralizó el tráiler. Virginia, que entonces tenía 17 años, fue quien se arrodilló al lado de Fernando e inició maniobras de RCP, acompañándolo hasta su último aliento. Al ver que su figura no aparecía en ninguna escena del documental, escribió en X un simple “¿Qué?” que alcanzó para desatar un vendaval de reproches contra la productora y el director Martín Rocca. Más tarde, la joven amplió su descargo: “Ni siquiera avisaron a los que quedamos afectados psicológicamente que iban a hacer un documental sobre un caso que nos marcó la vida. Qué carajo les pasa”, lanzó, sin medias tintas.

Su indignación no quedó ahí. Cuando un usuario le preguntó por qué creía que no había sido incluida, Virginia fue filosa: “Quizás no les servían las verdades que dije durante tantos años para el lavado de imagen”. También aclaró en los comentarios que no se separó de Fernando “hasta poder dar el último abrazo”. Sus palabras resonaron fuerte entre quienes siguen de cerca el caso y consideran injustificable que su rol no haya sido siquiera mencionado.

Mientras tanto, la serie pone el foco en los testimonios directos tanto de la familia de Fernando como de los rugbiers condenados. Desde el penal de Melchor Romero, Máximo Thomsen, condenado a prisión perpetua, asegura sentir “vergüenza” y sostiene que su conflicto no era con la víctima. Lucas Pertossi se quebró al hablar de su padre; Enzo Comelli insistió en su arrepentimiento total; y Ciro Pertossi afirmó que “ya estaban condenados antes del juicio”. Incluso Ayrton Viollaz, con pena de 15 años, rememoró la madrugada con una mezcla de desconcierto y resignación.

La docuserie también abre un espacio para las voces que durante años eligieron no hablar: los padres de los rugbiers. Allí aparece Javier Thomsen, que recordó el llamado que lo paralizó y negó una vez más cualquier vínculo con el poder. Mauro Pertossi, papá de Ciro y Luciano, se quebró al asegurar: “Mis hijos no son asesinos, son pibes, vagos del barrio”. Y María Paula Cinalli, madre de Blas, relató cómo crió sola a su hijo y por qué decidió mantenerse en silencio durante todo el proceso judicial.

Paralelamente, el documental recupera la presencia constante de los padres de Fernando, que jamás cesaron en su reclamo de justicia y que vuelven a revivir, frente a cámara, el dolor de la pérdida y el peso simbólico que tomó su hijo en el país entero.

La producción de Netflix combina archivo, entrevistas exclusivas, reconstrucciones y un repaso minucioso de las pruebas que llevaron a la condena de ocho jóvenes por el crimen, además de recordar quiénes fueron sobreseídos durante la investigación. Sin embargo, la ausencia de Pérez volvió a abrir el debate sobre cómo se narran estos casos, qué voces se priorizan y cuáles quedan al margen.

A casi cinco años del asesinato que conmocionó a la Argentina, la historia de Fernando sigue siendo una herida abierta. Y la docuserie, lejos de cerrarla, reavivó preguntas incómodas sobre la memoria, la responsabilidad y el modo en que una tragedia se vuelve producto audiovisual. Para muchos, especialmente en redes, la omisión de Virginia es un vacío difícil de justificar en un relato que pretende ser completo. Para otros, la serie logra un equilibrio entre todas las partes involucradas. Lo cierto es que, una vez más, el caso Báez Sosa volvió a ocupar el centro de la escena nacional.

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