domingo 16 de noviembre de 2025 - Edición Nº4257

Espectáculos | 16 nov 2025

Clásicos

Billy Idol hizo vibrar el Arena de Buenos Aires con un show arrollador

A días de cumplir 70 años, el músico británico volvió al país con un espectáculo de casi dos horas en el marco de su gira It’s a Nice Day To… Tour Again!, donde combinó hits históricos, material nuevo y su rebeldía intacta.


Billy Idol regresó a la Argentina y desató una verdadera fiesta en el Arena de Buenos Aires este sábado 15 de noviembre. Ante un estadio colmado, el británico confirmó que su carisma, su energía escénica y su esencia punk rock continúan dispuestas a resistir el paso del tiempo. A los 69 años, y en vísperas de un nuevo cumpleaños, ofreció un show intenso de casi dos horas que dejó eufóricos a miles de fanáticos.

Su vínculo con el público argentino tiene historia: en 1991 pisó por primera vez el país como telonero de Joe Cocker en River, y en 2022 repitió visita para abrir el recital de Green Day en Vélez, además de presentarse en el Luna Park. Tres años después, volvió para reafirmar ese cariño en un show que mezcló nuevas canciones con clásicos infaltables.

Un arranque eléctrico y nuevos sonidos

La noche comenzó con “Still Dancing”, uno de los temas de Dream Into It, el disco que Idol lanzó en 2025. Lejos de percibirse como un riesgo abrir con material nuevo, el público lo recibió con saltos, gritos y la energía que se mantendría durante toda la noche. Otros estrenos como “77”, “Too Much Fun”, “Gimme The Weight” y “People I Love” aparecieron distribuidos a lo largo del setlist, acompañados por un estadio que coreaba cada estribillo.

El artista argentino Marttein fue el encargado de abrir la velada, sorprendiendo con una performance enérgica y una estética bien definida que captó la atención del público que ya esperaba a Idol.

Clásicos, rebeldía y el fervor argentino

Apenas comenzó el desfile de hits, el Arena estalló. Sonaron “Eyes Without A Face”, “Mony Mony” y “Flesh for Fantasy”, entre otros himnos que marcaron generaciones. Entre tema y tema, Idol interactuaba con el público, disfrutaba de los cánticos futboleros —“Olé, olé, olé, olé, Billy, Billy…”— y reforzaba su figura rebelde: chalecos de cuero, torso desnudo entre cambios de vestuario y un agradecimiento constante por el amor del público argentino.

Uno de los momentos más celebrados fue la interpretación de “Rebel Yell”, que el propio músico presentó con una anécdota que involucra a los Rolling Stones. Según contó, a principios de los ‘80 se cruzó con Mick Jagger, Keith Richards y Ronnie Wood en una fiesta y preguntó qué whisky estaban tomando. Jagger respondió: “Rebel Yell”. Ese nombre terminó dándole identidad a uno de sus mayores clásicos.

Un cierre explosivo

La recta final del concierto dejó en claro por qué Idol sigue siendo una figura icónica. Se sucedieron “Dancing with Myself”, “Hot in the City”, otra interpretación de “People I Love” y el cierre con “White Wedding”, que generó una ovación masiva. Los fanáticos, envueltos en la emoción del momento, cantaron a todo pulmón: “Oh, Billy Idol, es un sentimiento, no puedo parar”.

Con su rebeldía intacta y una entrega escénica que se niega a apagarse, Billy Idol volvió a demostrar en Buenos Aires por qué sigue siendo una leyenda viviente del rock.

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