Día Nacional del Mate: por qué se celebra cada 30 de noviembre en Argentina

Cada 30 de noviembre en Argentina el mate se convierte en protagonista absoluto, aunque la verdad es que nunca deja de serlo. La ocasión sirve para levantar la temperatura del agua, preparar la yerba como cada uno la quiere y celebrar una tradición que atraviesa generaciones, barrios y provincias. Desde 2014, esta fecha quedó oficializada por el Congreso para destacar la importancia cultural y social de la infusión más compartida del país.

La jornada se eligió en homenaje a Andrés Guacurarí y Artigas, el histórico Andresito, nacido en Santo Tomé, Corrientes. El caudillo fue clave para impulsar la producción yerbatera mientras gobernó la Provincia Grande de las Misiones entre 1815 y 1819. Su aporte fue tan grande que terminó ligado para siempre a la historia del mate, al punto de convertirse en figura central para la industria regional.

Pero la costumbre de tomar mate es muchísimo más antigua. Todo arranca con los guaraníes, que consideraban a la yerba un regalo divino y la usaban en rituales comunitarios, además de intercambiarla con otros pueblos. Ese origen sagrado fue mutando con los años, pero la esencia de compartir, de sentarse y pasar el mate de mano en mano, sigue intacta.

Hoy, para la mayoría, el mate no es solo una bebida: es compañía, es charla, es una excusa para frenar un rato. Y también suma beneficios, porque la yerba tiene propiedades antioxidantes y aporta energía, algo que explica por qué está presente en oficinas, casas, parques y hasta en viajes en micro. La Ley 27.117, además de instaurar la fecha, impulsa que en actividades culturales se siga difundiendo esta costumbre tan nuestra.

Por eso, el Día Nacional del Mate es mucho más que una efeméride. Es un mimo a una tradición que representa amistad, encuentro y pertenencia. Y, al final, es la excusa perfecta para prepararse uno bien espumoso y brindar por lo que nos une.