En un contexto donde cada vez menos jóvenes eligen formarse en oficios, el costo de la inversión inicial puede representar una barrera.
Un estudio de Amanco Wavin de 2024 reveló que prácticamente no hay plomeros entre los 18 y 25 años, lo que evidencia una falta de relevo generacional en el rubro.
A ello se suma que, según un informe del Banco Mundial e INDEC, hay un déficit de 25 % de trabajadores especializados (plomeros, albañiles, etcétera), lo que encarece la construcción entre un 8 % y 12 por ciento.
Mientras en el país, muy tenuemente, se habla de la situación y de la necesidad de mantener y promover los oficios clásicos entre los jóvenes, se realizó el sondeo en cuestión para conocer la inversión necesaria para armar la clásica caja de herramientas del plomero.
Para ello, se elaboró un listado básico de herramientas necesarias con sus respectivos valores.
Aquí los valores estimativos de las principales herramientas que necesita un plomero profesional para desarrollar su actividad diaria:
Llave Stilson/Inglesa: $ 51.500
Pinza pico de loro: $ 31.000
Cortatubos: $ 32.500
Taladro de velocidad variable: $ 120.000
Sopapa: $ 10.350
Termofusora 800W con boquillas: $ 60.000
Juego de destornilladores: $ 24.500
Soplete: $ 18.500
Caja de herramientas: $ 74.000
Con esta información, se puede estimar que el kit básico que necesita un plomero, según el tipo y marca de las herramientas relevadas, puede tener un valor mayor de 420 mil pesos.
De acuerdo a los dos del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial del Ministerio de Trabajo de la Nación, los oficios vinculados a la construcción y mantenimiento son de los más demandados en el mercado laboral argentino.
“Es necesario revalorizar los oficios técnicos como parte esencial de una construcción más eficiente y sostenible. Promover la formación y las condiciones necesarias para que más jóvenes se sumen al rubro es clave para contribuir al desarrollo del sector y al acceso a servicios de calidad en todo el país”, resumió Víctor Guajardo, gerente general de Amanco Wavin en Argentina.
Detrás de cada instalación segura hay un profesional que aporta conocimiento, dedicación y experiencia. Por este motivo, reconocer y acompañar a quienes ejercen oficios es esencial para la sociedad y para garantizar la calidad de las obras.