En Suipacha, la Fiesta del Pan Dulce no sólo convierte la plaza principal en un auténtico mercado navideño, también es el resultado de una historia reciente marcada por el trabajo colectivo y el impulso de su gente.
El destino ofrece durante el festejo panes dulces con especies, chocolates, frutos secos, frutas abrillantadas, sin nada, y la combinación de todos los anteriores. Los clásicos y las nuevas versiones, en un mismo lugar.
Esta celebración nació como continuidad de la Fiesta del Pueblo, en una charla apurada entre vecinos cuando... “Rocío Rivero, artesana y feriante, imaginó junto a Fabiana Flores y Pablo Pandiani, una propuesta que sumara y atrajera visitantes”, según recordó Marita Martin, referente de las ferias suipachenses.
Pero faltaba un aliado clave y fue cuando surgió la decisión de acercar la propuesta al Centro de Educación Agraria (CEA Nº 24), donde se mostraron entusiasmados con la idea y aportaron su experiencia para garantizar la primera jura del Pan Dulce.
El domingo 14 de diciembre, este proyecto comunitario festeja la segunda edición, desde las 10 horas, en la Plaza Balcarce, de la localidad.
Durante la celebración, el aire se llena del perfume de masa tibia, miel y especias, a partir de las distintas elaboraciones de panes dulces a cargo de productores, panaderías y emprendedores. Para el concurso, que ya sumó 30 inscriptos, hay presentaciones gourmet y las tradicionales de siempre.
La fiesta es un orgullo local, una vidriera del trabajo artesanal y del talento gastronómico y también es música, espectáculos y familias recorriendo los puestos entre guirnaldas luminosas que anuncian el cierre del año.
“El gran atractivo que enamoró al público en la primera edición fue el Paseo del Pan Dulce, un sector de exhibición y venta de los productos artesanales, para que quienes nos visitan se lleven a casa un pedacito de esta tradición hecha a mano”, cerró Marita.