miércoles 10 de diciembre de 2025 - Edición Nº4281

Espectáculos | 10 dic 2025

Novedades editoriales

“La ruta del café con leche”, trinchera que resiste la avanzada del flat white

“Los bares son el último pantano donde existe riesgo, la última oferta de la eternidad”, dice Enrique Symns. El libro de Martín Paladio y KVK Fotos lo deja explícito.


Martín Paladino y Edgardo Andrés Kevorkian (KVK Fotos) presentan La ruta del café con leche, ya a la venta a través de la web.

Hay ciudades que se miran en sus vidrieras y otras que se asoman por sus ventanas. La ruta del café con leche propone un recorrido por una Buenos Aires que resiste al vértigo moderno y conserva una forma de humanidad previa a la despresurización que trajo consigo el flat white.

En las mesas de esquina de barrios perdidos se aprende a demorar, a discutir lo que no importa, a inventar amores y derrotas. No se trata de la bebida —esa excusa—, sino de la ceremonia de sentarse, mirar, pertenecer un rato.

Este libro es una deriva por los refugios urbanos donde la vida cotidiana deja huellas. Entre crónicas, entrevistas, fotografías y pequeños retratos, compone una travesía por los lugares que aún resisten: esos ámbitos donde el tiempo se estira y la ciudad se reconoce en voz baja.

Reynaldo Sietecase lo dice en uno de los textos: los bares son “barcos en tierra, listos para zarpar a ningún lugar”. En esas travesías inmóviles transcurre buena parte de nuestra educación sentimental. Allí se tramó una forma de estar en el mundo.

Pero también hay curiosidad y juego: la historia de los primeros cafés con leche de la ciudad, consejos para elegir una buena taza, un catador de sodas, la relación del rock con las mesas de siempre y hasta un texto invitado de la cineasta española Isabel Coixet.

En tiempos de franquicias y algoritmos, La ruta del café con leche propone un gesto casi subversivo: sentarse, mirar alrededor y escuchar el murmullo de una ciudad que, por más que cambie, sigue siendo la misma cuando alguien pide “lo de siempre”.

Siempre aparece igual: sola, decidida, bajando por Zamudio con esa mezcla de elegancia y descaro que solo dan los hábitos impunes. Se planta frente a la ventana del bar El Motivo y espera. No hace falta que diga nada. Adentro, Ezequiel la ve, duda un segundo —teatro puro— y le pasa una medialuna de contrabando, como si estuviera cometiendo una falta menor, pero placentera. Dicen que hay alguien que no quiere que esto ocurra. Que hay reglas, que no se le puede dar de comer. Pero las reglas, en ciertos barrios, son más flexibles que el deseo. Los que la ven irse masticando gloria apenas sospechan que están frente a un milagro cotidiano. La conocen como Lucy. Vive a mitad de cuadra, es la perra de la tapa y condensa todo: barrio, rituales secretos, ternura y una leve desobediencia.
 

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