El rock vuelve a encontrar a Pity Álvarez sobre un escenario grande. Tras más de siete años alejado de la actividad pública, el ex líder de Viejas Locas e Intoxicados se presentará este sábado por la noche en el estadio Mario Alberto Kempes, en la ciudad de Córdoba, en un show que despierta expectativa, emoción y también polémica.
Desde temprano, la capital cordobesa empezó a llenarse de seguidores llegados desde distintos puntos del país. Grupos de amigos, remeras viejas rescatadas del placard y una sensación compartida de viaje en el tiempo marcaron la previa. Muchos de los presentes crecieron con las canciones de Pity en los 90 y los 2000, y ven este recital como una revancha emocional después de años de silencio artístico.
La última vez que el músico convocó a una multitud fue en abril de 2018, en un frustrado recital de Viejas Locas en Tucumán. Meses después, su carrera quedó abruptamente interrumpida tras el homicidio de Cristian Díaz, hecho por el cual fue procesado pero declarado inimputable de manera provisoria debido a su estado de salud mental. Desde entonces, mantuvo un perfil bajo, con escasas apariciones informales y sin shows de gran escala.
El regreso no estuvo exento de autorizaciones judiciales. En los últimos días, la Justicia habilitó su viaje y su presentación en Córdoba, en el marco de un seguimiento psiquiátrico que continúa vigente. El proceso judicial no está cerrado: el músico tiene causas abiertas y evaluaciones periódicas, aunque el juicio se encuentra suspendido y no anulado.
Más allá de lo legal, el retorno de Pity divide opiniones. Para algunos, su vuelta a los escenarios resulta incómoda; para otros, representa una oportunidad de reconstrucción personal. Especialistas señalan que el hecho de volver a tocar puede leerse como un paso hacia la reinserción social, siempre bajo control médico y judicial.
Como ocurrió desde sus inicios en los barrios y más tarde con Viejas Locas, el rock vuelve a aparecer como refugio y canal de expresión. Este sábado, en el Kempes, miles de personas serán testigos de un momento que excede lo musical y que vuelve a poner a Pity Álvarez en el centro de la escena cultural argentina.