

CAPITAL FEDERAL, Junio 21 (Por Sergio Polite, especial para ANDigital) Al cumplirse el 25 aniversario de su fallecimiento, la Asociación Argentina de Polo le tributa un merecido homenaje a Eduardo Moore, pionero y embajador del polo mundial, quien fuera no sólo una excelente persona, sino que será recordado siempre por la enorme gravitación que tuvo en nuestro deporte.
No fue el inventor del polo, tampoco su precursor, ni una vieja gloria del deporte de los reyes como suelen recordarlo, pero sin duda, su manera de jugar marcó un antes y un después en las canchas de polo. Su exquisita equitación y su increíble habilidad con el taco (al que manejaba como una lapicera) lo convirtieron en el maestro del juego corto con variaciones novedosas para la ortodoxia. Este estilo fue luego continuado por muchos jugadores exitosos.
Pero no se limitó a eso su trascendencia. Imbatible en Inglaterra con sus 10 goles de handicap, destacadísimo en Estados Unidos y 9 de handicap en la Argentina, sentó en su querida estancia “Nueva Escocia” las bases de la organización que lo convirtiesen en el “horse dealer” más exitoso de la historia. Desde allí entrenó y exportó centenares de caballos no sólo a los mercados tradicionales, sino también a los inéditos de entonces como Borneo y Arabia Saudita, entre otros.
Pero quizás su faceta más importante haya sido la generosidad y desinterés con que ayudó a muchísimos polistas jóvenes a perfeccionar su juego y abrirse camino en el campo profesional. Su casa en Carlos Casares constituía un conglomerado internacional increíblemente cosmopolita, donde el deporte, las risas y la confraternidad la convirtieron en un lugar soñado.
Eduardo tenía igual trato con el duque de Edimburgo que con el más humilde de sus colaboradores, peones y peticeros. Las instituciones de Carlos Casares y la zona donde tenía su escuela de Polo “Nueva Escocia” supieron de su bondad, sus contribuciones, siempre dentro del anonimato, que fueron generosas, sin esperar un agradecimiento. Hoy día, en muchos lugares del mundo, se juegan torneos o copas con el nombre Eduardo Moore, en homenaje al recordado jugador de polo. Por eso es que hasta el último de los miembros de la familia polera que tuviese el privilegio de conocerlo, lo recordará y extrañará siempre. (ANDigital)