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Interés general | 2 jul 2018

Novedades editoriales

Siempre es tiempo de Marechal

Seix Barral presenta nuevas ediciones de la rica obra del poeta ensayista, dramaturgo y novelista. Entre ellas, la injustamente marginada por su peronismo militante “Adán Buenosayres”, a 70 años de su publicación original, a contrapelo con los cánones de la época.


CAPITAL FEDERAL (ANDigital) Seix Barral presenta tres nuevas ediciones de Leopoldo Marechal, uno de los grandes escritores argentinos del siglo XX. A continuación, el detalle:

Adán Buenosayres

Injustamente marginado cuando se publicó, en 1948, a causa del peronismo militante del autor, del cáustico retrato que hacía de los más ilustres miembros de la generación martinfierrista y de la aluvional complejidad del texto, a contrapelo con los cánones de la época, sería reivindicado a partir de la década del 60 como uno de los textos esenciales de nuestra literatura.

Planteado como un viaje de la oscuridad hacia la luz, que se inicia con el despertar metafísico de Adán y su afán por trascender esa tristeza “que nace de lo múltiple”, el libro registra cada paso de ese itinerario y, por reflejo, cada uno de los personajes y vicisitudes del mundo que rodea al protagonista, como una verdadera epopeya integral del espíritu.

En ese mosaico, ambientado en el Buenos Aires de la década del 20, aparecen la estética o el debate de ideas (en la tertulia literaria en casa de los Amundsen); el elogio al guerrero; la idealización mística de la belleza; el enfrentamiento con los monstruos y la mitologización de la historia; el banquete dionisíaco; la catarsis a través de la sátira más desbordante y la redención desesperada.

Si, como dijo Macedonio Fernández, una novela es “la historia de un destino completo”, pocos libros en la literatura argentina caben tan perfectamente en esa definición como Adán Buenosayres.

Megafón o la guerra

Publicada en 1970, el año de la muerte del autor, es la novela política por excelencia de Leopoldo Marechal y, a la vez, una suerte de magnífico testamento narrativo.

Su protagonista, un muchacho de Villa Crespo que alguna vez arbitró peleas en el Boxing Club del barrio, es un autodidacta empedernido que llega a la conclusión de que no hay “monstruos anacrónicos”, que toda lucha es un combate subterráneo que nunca sale a la luz y que es necesario dar batalla a esos males en su propio campo.

En un país con olor a bronca, una bronca que nadie deja de olfatear en el aire, misteriosa y temible, y que emborracha como la pólvora, la gesta de Megafón es tan desproporcionada como conmovedora.

No importa que fracase en su intento por rescatar a Lucía Febrero de las garras del tenebroso rufián que la tiene prisionera en un burdel de Tigre; no importa siquiera que sea apresado y descuartizado, ni que sus restos se dispersen por distintos lugares de la ciudad: su rapsódica derrota abre el curso de las conquistas morales que su epopeya ansiaba como coronación final.

El banquete de Severo Arcángelo

Alguna vez, Leopoldo Marechal confesó que, así como Adán Buenosayres era “una historia de hombres para hombres”, El Banquete de Severo Arcángelo era una historia dirigida no a los niños en tránsito hacia la madurez sino a los hombres en tránsito hacia la infancia: un libro que propone “una salida” del laberinto de la existencia, enmascarado en los cánones casi mágicos de la novela de aventuras.

Lisandro Farías es el relator de los preparativos y entretelones de un banquete pantagruélico, organizado por un maquiavélico anfitrión sin escrúpulos. El número de invitados, el lugar geográfico donde sucederá, las infinitas peripecias de organizadores y aspirantes a convidados son tan enigmáticos que hacen de ese banquete un rito digno de una secta iniciática, donde se mezclan elementos de la alquimia, la Cábala, el esoterismo y el cristianismo místico con un humorismo angélico e irresistible, que lleva al lector a determinar por sí mismo si creer a pie juntillas al narrador o desconfiar de las trampas que le tiende a cada paso.

En suma, El Banquete de Severo Arcángelo es un camino hacia la verdad poblado de marchas y contramarchas, por momentos lírico, por momentos hilarante o terrorífico, pero siempre imbuido de la fascinante concepción de la naturaleza humana que hizo de Marechal uno de los protagonistas fundamentales de la literatura argentina.

El autor

Poeta, ensayista, dramaturgo y novelista (1900-1970). Durante la década del 20 colaboró en la revista Martín Fierro. En 1930 comenzó a escribir, en París, el Adán Buenosayres que publicaría en 1948.

Algunos de sus títulos son Días como flechas, Odas para el hombre y la mujer, Laberinto de amor, Poemas australes, Historia de la calle Corrientes, Descenso y ascenso del alma por la belleza, El niño Dios, El Centauro y Sonetos a Sophia (1940, Primer Premio Nacional de Poesía).

En 1965 publicó su segunda novela: El banquete de Severo Arcángelo. Luego aparecen Autopsia de Creso, Heptamerón, El poema de Robot, Cuaderno de navegación y un mes después de su fallecimiento sale de imprenta Megafón, o la guerra.

De su abundante producción teatral se conocen el oratorio Canto de San Martín, Antígona Vélez (Primer Premio Nacional de Teatro), Las tres caras de Venus, La batalla de José Luna, Don Juan (recuperada póstumamente gracias al maestro Enrique Ryma).

A la fecha, sus dos hijas, únicas herederas y custodias de la obra, siguen intentando recuperar los manuscritos éditos e inéditos de su vasta producción.

Entre las piezas de teatro que escribió, figuran El arquitecto del honor, El Superhombre, Alijerandro, Mayo el seducido, Muerte y epitafio de Belona, Don Alas o la virtud, Un destino para Salomé, Estudio en cíclope y El Mesías, Gregoria Funes. (ANDigital)

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