martes 16 de abril de 2024 - Edición Nº3678

Panorama Bonaerense | 4 nov 2019

Bitácoras bonaerenses

Vidal y Kicillof : El desafío de encolumnar a los intendentes en el nuevo escenario político

El gobernador electo y la gobernadora saliente comienzan a mover sus fichas de cara al nuevo tablero que se viene. La relación con los intendentes. Los desafíos internos.


La transición bonaerense ya está en marcha. Axel Kicillof pisó la gobernación bonaerense y marcó su impronta el jueves 31 de octubre. La reunión con María Eugenia Vidal duró más de dos horas, una de la reuniones de transición más largas de los últimos tiempos. Al término, cada dirigente corrió al encuentro que tenían en agenda con intendentes: Vidal en la República de los Niños de La Plata y Kicillof en el Museo de Arte de Tigre. Las cumbres de ambos dirigentes eran de suma trascendencia, simbólicas, de demostración de poder o, en todo caso, de conservación de poder. Desde lugares distintos, la gobernadora saliente y el gobernador electo, saben que el poder territorial es fundamental para la gobernabilidad y para la sustentabilidad de cualquier proyecto político. El nuevo escenario.

Vidal, en el fondo, aún no asume por completo la derrota sufrida en la provincia de Buenos Aires. Pero la política no permite largas reflexiones y desde que las urnas dieron su sentencia el 27 de octubre, las fichas comenzaron a moverse rápidamente. La remontada de Mauricio Macri no fue una buena noticia para Vidal y más cuando el presidente saliente se puso a la cabeza para ocupar del lugar de líder de la oposición, que “Mariú” empezó a diseñar tras la dura derrota en las PASO de agosto. Además, para sumar desventuras, en la reunión realizada en la Casa Rosada esta semana que pasó, Macri y varios ministros apuntaron contra ella por “haber bajado antes los brazos” de cara a las elecciones generales, y hasta dieron señales de que las viejas internas del PRO, serán nuevamente protagonistas sobre el nuevo sendero. Pero no solo la sombra de Macri merodea sobre al futuro político de la actual mandataria bonaerense. En la gran aldea bonaerense, comenzaron las rebeliones y cuestionamientos internos hacia su liderazgo en la provincia. El desafío vino de un viejo rival: Jorge Macri, primo de Mauricio, intendente de Vicente López y titular del PRO bonaerense. El desafiante.

Con el amplio caudal de votos que logró en su nueva reelección en su distrito, el alcalde fue el martes 29 de octubre a La Rosada para mantener una reunión privada con Macri. Ambos dirigentes dejaron sus diferencias que los alejaron durante meses y conjugaron estrategias ante la rival en común: María Eugenia Vidal. Tras el encuentro, Jorge Macri dejó palabras que dieron inicio a su rebelión: “Mauricio tiene liderazgo indiscutido de una oposición que tiene que estar unida”. Tras sus palabras, el jefe comunal comenzó a diagramar una cumbre de intendentes de Juntos por el Cambio a realizarse en su distrito. Enterados de la movida, desde la gobernación decidieron jugar y reorganizaron el encuentro en La Plata, con la presencia de la Gobernadora. El cónclave se realizó con distintas novedades, Vidal fue hasta la República de los Niños apenas terminada la reunión con Kicillof y en su discurso pidió por la unidad de Cambiemos en el nuevo escenario opositor que se viene. Pero la escena es distinta y más allá de conservar una alta imagen positiva y haber logrado más del 38 por ciento de los votos, en la derrota, quedó fuera del sillón de poder y las cosas no son las mismas para cualquier dirigente político. Los cuestionamientos internos, los trapitos al sol y los desafíos son los primeros en aparecer. Es así que los intendentes, ahora poseedores del poder territorial en Cambiemos, quieren hacer oír su voz y ser ellos los que también tengan poder de decisión. Escenario similar que vivió el peronismo luego de la derrota de 2015. Al término del encuentro, Jorge Macri volvió a dejar tela para cortar: “Este es un espacio donde ya no hay una gobernadora que nos represente a todos. Será una mesa amplia con presencia de intendentes, legisladores. Nadie puede representar todos los que somos, así que va a ser la unidad de muchos la que nos represente en la relación con el gobierno provincial y nacional”. Los radicales, por su parte, después de años de ninguneo y “maltrato”, también quieren hacerse escuchar y no están dispuestos a bajar la cabeza como lo hicieron durante la gestión de Vidal. La escena no es nada particular, ocurre al calor de cualquier derrota electoral. El desafío que tiene Vidal por delante es demostrar habilidad para mantenerse en la escena política, posicionarse como la líder de la oposición al gobierno de Kicillof, lograr encolumnar a legisladores e intendentes atrás de su figura y sortear el escollo que nuevamente le representa Macri: todo un reto fuera de un cargo ejecutivo de poder. Los dilemas de María Eugenia.

Desde el podio de ganador, el camino para Kicillof es distinto. Los intendentes y legisladores que componen el Frente de Todos aplauden y ovacionan a su candidato, esperando instrucciones para moverse sobre el tablero. El gobernador electo también corrió hasta Tigre para encabezar la cumbre de alcaldes del futuro oficialismo, tras la reunión de transición con Vidal. Allí les pidió a todos que “demuestren que va a haber un cambio de gestión”. Pero el liderazgo político no solo alcanza con votos. Los desafíos que tiene Axel por delante es también encolumnar a la siempre compleja tropa de intendentes del peronismo. Un dato para nada menor es cómo se configurará el Frente de Todos en la Legislatura bonaerense. Cabe recordar que son varios los espacios que componen esa coalición electoral (el llamado “bloque de los intendentes”, el massismo y el kirchnerismo). Por ahora, la chance de un bloque único llamado “Frente de Todos” no es de agrado de la mayoría, dado que dejan trascender que cada espacio “tiene que conservar su autonomía”. Surge la opción de articular y actuar como interbloque, pero esa figura –contraria al Congreso de la Nación- no existe en el Parlamento provincial. Algunos legisladores están trabajando para modificar el reglamento y que ese sistema si pueda ser de funcionamiento real. El armado legislativo.

Pero el desafío más importante que tiene Kicillof es la relación que pueda gestar con sus intendentes. Desde la campaña de las PASO, el gobernador electo viene diciendo que lo alcaldes tendrán participación y voz durante su gobierno. Es un viejo anhelo, deseo y “derecho” que los intendentes manifiestan en cada gestión gubernamental. Más allá del reparto de recursos, obras y demás hierbas, en lo político los intendentes son un grupo complejo para manejar. No es un dato menor que para este año los alcaldes querían que uno de ellos sea el candidato a gobernador. Con algo de resignación, nuevamente tuvieron que aceptar que un foráneo fuera impuesto como el candidato. Sobre ese plano, cabe destacar que dentro del Frente de Todos existen diversos polos de poder que tienen juego propio: Sergio Massa, el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde; la vicegobernadora electa, Verónica Magario, que actúa en tándem con el intendente electo de La Matanza, Fernando Espinoza, y La Cámpora. Cada sector tiene legisladores e intendentes que les responden. Kicillof, experto economista, “rock star” durante la campaña, un tecnócrata, tiene poca experiencia en el rol de armador y contenedor político que todo gobernador bonaerense requiere. Axel y María Eugenia, cada uno por su lado, en situaciones distintas, pero ante un mismo desafío.-

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