domingo 08 de septiembre de 2024 - Edición Nº3823

Policiales y Judiciales | 30 dic 2023

Recorrida por La Plata

¿Toga y martillo? La opinión del Poder Judicial ante la insólita propuesta de Milei

“Es una payasada”; “es propio de un anglófilo”, o “lo usaría sin problemas”. Esas fueron algunas de las variadas respuestas de jueces consultados por ANDigital ante la propuesta incluida en la Ley Ómnibus.


Magistrados de la provincia de Buenos Aires dieron su parecer ante la iniciativa del presidente Javier Milei de que los jueces comiencen a utilizar dos tradicionales símbolos con arraigo en la antigua Roma, en el derecho inglés y, más acá en el tiempo, en los tribunales yankys: la toga y el martillo.

La iniciativa se encuentra en el artículo 52 de los más de 600 que incluye la denominada Ley Ómnibus que, entre sus facultades, reza que “el juez vestirá toga negra y usará un martillo para abrir y cerrar las sesiones o cuando resuelva una incidencia”, algo que vemos en cada serie o largometraje de las plataformas de streaming producidas por estadounidenses.

Este cronista se propuso conocer qué opinan los jueces y las juezas que forman parte de los tribunales bonaerenses, con la intención de dar a conocer una pequeña muestra y abrir el espacio de difusión para que los funcionarios que integran uno de los poderes centrales del Estado se expresen: “Toga y martillo si” o “Toga y martillo no”. Si bien parecen preguntas simples, detrás hay una inmensa complejidad, o varias, que los mismos consultados hicieron notar.

En la tarea de conocer sus opiniones hubo varias sorpresas. Como primera medida me apoyé en experiencias previas; es decir, en saber que no todos los jueces estarían trabajando en sus despachos a media mañana. Ante esto, y nobleza obliga, debo “blanquear” que no todo el muestreo fue presencial, hubo consultas a cuentagotas por mensajes de Whatsapp y el total de encuestados llegó a 13, un buen número de respuestas para volcar en un artículo con bajada en la provincia de Buenos Aires.

Si bien la propuesta del presidente Milei apunta a que el uso de la toga y el martillo debe ser para los altos funcionarios de la Justicia Federal, en territorio bonaerense había y aún hay jueces que tienen mucho por decir al respecto.

Quizás la mayor sorpresa de este cronista fue que, en la víspera del fin de año, y en una recorrida por los despachos de los jueces del Fuero Penal de La Plata, la mayoría se encontraba en sus oficinas trabajando y hasta fueron accesibles. Casi no hubo frenos del orden: “El doctor está en una audiencia” o “La doctora no está disponible en estos momentos”, sino todo lo contrario, y más de uno respondió escritorio mediante dejando ver humildes despachos; otros, que no tenían tapujos en dejar ver alguna caja fuerte –y de grandes dimensiones– en pleno edificio de Tribunales.

Uno de los primeros jueces que contestó a la consulta sobre la toga y el martillo, lo hizo mientras redactaba la contestación a un habeas corpus: “Estoy de turno, pero lo que plantea este hombre (por Milei) me es indiferente con todos los problemas que hay por resolver antes que debatir si usamos toga y martillo”, dijo, asentando su postura con una notable convicción, algo que se debilitó al momento de consultarle si podía ser citado con nombre y apellido: “Prefiero que no me nombres”, pidió.

Uno de los primeros jueces que no tuvo reparos en que se lo mencione fue el titular del Juzgado en lo Correccional Nº 5 de La Plata, Diego Tatarsky: “Nosotros como jueces estamos supeditados a lo que resuelva la Suprema Corte de Justicia bonaerense, y si eventualmente resuelven eso, bueno, lo utilizaremos”, remarcó ante este periodista en uno de los pasillos de planta baja.

Ya en el primer piso del edificio ubicado en la calle 8, entre 56 y 57, tres jueces que integran uno de los tribunales de La Plata fueron unánimes, ya que ninguno de ellos se mostró a favor de utilizar la toga y el martillo: “El planteo es propio de un anglófilo”, gritó uno de los jueces, y su par al escucharlo esbozó una risa burlona y agregó: “Imponer esas costumbres nos alejaría de la gente, en tiempos en los que se le pide a la Justicia que haga lo contrario; si yo pudiera vendría de ojotas, en una ocasión ya vine de bermudas, recuerdo que estábamos de turno en medio de una feria judicial”, recordó el segundo de los magistrados de ese tribunal.

El tercero en cuestión no estaba en el despacho con sus colegas, aunque sí en el pasillo, y no le esquivó al tema: “Entiendo el uso de la toga y del martillo como elementos simbólicos, los juicios tienen mucho del teatro; sin ir más lejos, llamamos a las partes ‘actores’, hay un estrado, se utiliza la retórica y demás, pero más allá de eso no creo que sea necesario y prioritario el uso de la toga y del martillo para que la Justicia funcione mejor”, dijo, crítico, el más experimentado y mayor de los funcionarios judiciales que integran ese tribunal oral y criminal. La unanimidad también estuvo dada en que ninguno de ellos consintió en ser citado en esta nota con nombre y apellido.

Las consultas a jueces continuaron, en este caso tocó abrir el micrófono:

Ramiro Fernández Lorenzo, juez que llegó al cargo a los 34 años de edad, se prestó a hablar sobre el tema de manera abierta y en su despacho. Hoy, con 40 años, explicó que no le molestaría el uso de la toga y del martillo, y en esa línea resaltó: “Soy consciente de que la posición de funcionario público me hace un servidor y que mi actividad está regulada por la ley; por eso considero que está bien que yo como juez rinda cuentas”.

Si la ley marca que mañana yo tengo que utilizar toga y martillo, lo haré. Ahora bien, si algún día se considera que mi función se verá alterada por algún elemento del cual estoy en contra, sé muy bien que pudo irme”, subrayó Lorenzo, y acto seguido cuestionó –sin dar nombres– a los funcionarios del Estado que tienen modos de vida ostentosos y onerosos: “Mi silla no es un trono, es la que me da la Corte y es más… podés ver que está rota acá –mientras señala un trozo de cuerina quebrada– pero, ¿sabes qué? Es funcional, sirve para sentarme y punto. Mi modo de vida no es cinco estrellas, tengo un auto Volkswagen Gol, tres hijos y no me ando escondiendo de nada ni de nadie”, enfatizó. Por último, agregó que hay códigos procesales en provincias que avalan el empleo del martillo: “Es una herramienta para moderar el debate y no está mal ya que es una de nuestras funciones en juicio”, concluyó.

A punto de salir para una audiencia, uno de los magistrados que en La Plata ya espera que le den el retiro, responde a este cronista: “La propuesta de Milei es una payasada. Nos alejaría aún más de la gente. Yo ya estoy más cerca de irme de acá, mi salud no está para mucho más”, dijo, y pidió reserva de identidad.

Vía Whatsapp llegó la respuesta del juez Gabriel Vitale, integrante de los Tribunales de Lomas de Zamora y docente de Derecho Penal: “Hay otros problemas en la Justicia antes que debatir si usamos o no la toga y el martillo. Hoy cuesta considerar delito al abuso sexual en el contexto de un matrimonio o de un noviazgo, en eso hay que trabajar, al igual que en la privación ilegal de la libertad de padres hacia sus propios hijos”, recalcó. Consintió el uso de su nombre, apellido y cargo para la realización de esta nota y pidió: “Mandame el artículo cuando esté publicado”.

En la recorrida presencial no hubo más encuestados pero un alto magistrado de Casación respondió al llamado de quien escribe. El Juez del Tribunal de Casación Bonaerense Daniel Carral dio su parecer, al sostener: “Este proyecto de que los jueces usemos toga y martillo es un cotillón innecesario. Mientras se discuten estas cosas, te meten el cambio en la legítima defensa y en la criminalización de la protesta social; hay otras prioridades para el Poder Judicial antes que esto. Las investigaciones necesitan más recursos y eso es lo atendible, los fiscales se la pasan pidiendo herramientas para investigar más y mejor”, fue su valoración.

La jueza del Tribunal Oral y Criminal Nº 4 de La Plata, Carolina Crispiani, no se opuso al uso de la toga y del martillo, y decidió ampliar su postura en una columna, que naturalmente será publicada en un artículo de opinión aparte, y en la que brindó fundamentos sólidos para defender su posición.

Otro que se sumó al debate fue el exjuez de Faltas de La Plata, Ricardo Di Bella: “Siempre usé saco y corbata, uno al ser juez es la autoridad y tiene que ser esa referencia”, explicó. Sobre el uso de la toga y del martillo no dio una negativa rotunda, pero tampoco una aprobación abierta.

El exjuez en lo Contencioso Administrativo Nº 1 del Departamento Judicial La Plata, Luis Federico Arias, por su parte se mostró en absoluto rechazo, y explicó: “Creo que Milei intenta imponer una estética totalmente ajena a nuestro sistema continental de base europea en lo jurídico, pero también en la comunicación ya lo ha hecho con simbología muy similar a la que se emplea en la Casa Blanca, en Estados Unidos”, expuso.

El flamante secretario de Coordinación de la Municipalidad de La Plata agregó: “Y creo que es un fuerte mensaje hacia dónde tiene que alinearse nuestro país, como colonia, como una periferia del centro donde se deciden las cosas, que es justamente Estados Unidos, según sus políticas que están enderezadas a imitar esas prácticas que son absolutamente contrarias, reitero, no solo a nuestro sistema judicial sino también cultural”.

Dos opciones finales completaron la nómina de consultados. El primero de los últimos fue el exfiscal Marcelo Romero, hoy a cargo de la Subsecretaría de Seguridad de la Nación: “Entiendo que la medida planteada por el Presidente alcanzaría a todos los que tengan rango de Magistrados, incluso a fiscales y a abogados de la matrícula. Yo siempre he sido tradicionalista. La toga tiene origen en Roma y el martillo en Inglaterra. No me hubiese molestado utilizarlos”, opinó sobre su profesión anterior.

Por último, dio su parecer el abogado penalista Adrián Fernández Koenig: “Es un planteo innecesario y contraproducente para el momento que vive la Justicia en Argentina y en la provincia de Buenos Aires, también en La Plata. La actividad se ha nivelado para abajo y avanzar para implementar esto agravaría las cosas, coincido en que alejaría a la Justicia de la gente”, indicó el letrado que cuenta con más de 30 años de actividad en distintos fueros y jurisdicciones.

En síntesis, hay opiniones disímiles sobre el uso de estos elementos a los que pocos ven como “útiles” y “funcionales”, sobre todo a la luz de un diagnóstico que no tiene a la Justicia como el mejor de los servicios y en el que hay unanimidad de criterios en que hay mucho para hacer para sanear el prestigio de este poder perdido con el paso de los años.

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