Espectáculos | 8 abr 2024
Teatro
“Palabras encadenadas”, cuando la verdad es falsificable
La obra del catalán Jordi Galcerán sube a escena este sábado en Ítaca, con la dirección de Adrián Ghío. La máscara se vuelve realidad. Locura y cordura se confunden. Igual que víctima y victimario.
El 13 de abril estrena en Ítaca Complejo Teatral la obra Palabras encadenadas, de Jordi Galcerán, con Ernesto Falcke y Natalia Pascale, dirigidos por Guillermo Ghío. Las funciones serán los sábados, a las 21 horas, con entradas vía Alternativa Teatral y en la boletería de la sala, calle Humahuaca 4027.
Con precisión quirúrgica, Galcerán estructura su obra milimétricamente, develando paso a paso, sin anticipar, los elementos que nos llevarán a tomar partido por uno o por otro.
Con personajes con una lógica de conductas que no reflejan aparentemente conductas lógicas, pero que en el devenir de la historia van cobrando sentido y nos obliga a cambiar de opinión.
Casi que no es tan importante su contenido, como su mecanismo y funcionamiento, que nos pone en cuestión nuestras propias creencias de cómo engañamos, somos engañados, creándonos una ficción de la que terminamos convencidos, hasta que descubrimos que es eso: una ficción.
Toda la obra de Jordi Galcerán se caracteriza por ser de una tensión dramática extrema y una capacidad de sorpresa que nos mantiene en vilo hasta su -sorpresivo- final. Esto gracias a una estructura impecable en la que cada elemento está puesto en el lugar que debe estar puesto, generando un sistema de “cajas chinas” donde los giros y quiebres en la historia mantienen la atención de los espectadores, haciendo que éstos quieran anticiparse a los próximos acontecimientos, pero siempre son superados.
Cómo va develando cada elemento es vital para mantener dicha atención y a su vez, no generar tal angustia que el espectador desconecte de la historia. Dicha revelación va confirmando, ratificando y poblando de sentido las conductas que hasta ese momento podían resultar incomprensibles. Y mucho más que eso: esos comportamientos que habían generado un juicio previo en el espectador, ahora se desmoronan y adquieren otro sentido, sino el inversamente proporcional al que habían tenido, poniendo cuestionando toda nuestra percepción de la realidad.
Un asunto como un femicidio -que es un tema álgido desde siempre, no sólo ahora porque en estos tiempos tenga más visibilidad- es el contexto en dónde se desarrolla esta historia feroz. Y claro, todas las reflexiones sobre el amor y las pasiones, la cultura y los mandatos sociales y familiares, son puestos en cuestión.