

Los domingos de julio, Eugenia Roces presenta en Espacio Callejón la obra performática Destructivo de un desastre irruptivo. La cita es a las 17.30 horas con entradas a través de Alternativa Teatral o en la boletería de la sala (Humahuaca 3759).
Esta obra nace del interés por habitar uno de los tantos fetiches puestos sobre el cuerpo; nace del deseo de querer ser sólo ese fragmento físico, experimentar su exuberancia, su contenido erótico, sus funciones biológicas y simbología cultural.
Habitar el fetiche. Darlo vuelta, ponerle ojos y enseñarle a mirar, darle ritmo para que camine y boca para que pueda gritar el canto contenido de una mujer mil veces habitada, por muchas otras. Tranquilos, son solo un par de tetas mirando.
La pieza -dirigida por la propia Roces- se pregunta y pone de manifiesto ciertos estereotipos puestos sobre el cuerpo y la condición de ser mujer. Utiliza guiños del flamenco que sirven como base para develar un perfil seductor y siniestro, bello y bestia a la vez. Juega con la voluptuosidad del cuerpo y sus partes eróticas, los senos específicamente, generando un meta-relato con el cuerpo como materia de consumo.
Las tetas se comparan con frutas, que a su vez son su nombre vulgar. Tetas y frutas hablan de lo mismo: del consumo, del cuerpo vendido, comprado, manufacturado, intervenido por químicos. Cuerpo-alimento-consumo es la hipertextualidad que gobierna el relato de la obra.