Espectáculos | 14 sep 2024
Cine
Atahualpa Yupanqui, un trashumante
El documental dirigido por Federico Randazzo Abad estrena el 3 de octubre. Un film total a la altura de su figura, a más de 30 años de su muerte.
El 3 de octubre estrena en las salas de nuestro país Atahualpa Yupanqui, un trashumante, documental dirigido por Federico Randazzo Abad.
Atahualpa Yupanqui se consagró como piedra fundamental de la identidad latinoamericana a fuerza de viajes. Travesías etnográficas a caballo, exilio político en los países soviéticos y consagración en la Europa capitalista. Investigaciones en Japón y experiencia africana.
Archivos, músicas y registros personales de una trashumancia destinada a descifrar el diálogo entre las personas y su territorio. Un film total a la altura de su figura, a más de 30 años de su muerte.
La pieza audiovisual cuaenta con los testimonios de Atahualpa Yupanqui, Antonietta “Nenette” Pepin Fitzpatrick, Isabel Aretz, Sergio Pujol, Roberto “Coya” Chavero, Schubert Flores Vasella, Fabiola Orquera, Jacqueline Rossi, Patrick Clonrozier, Jean-Marc Gardeux y Jiro Hamada. Con la participación de Taro Takano.
El documental se gestó ante la inquietud de digitalizar archivos en variados soportes que acumulaba Roberto “Coya” Chavero, el único hijo del matrimonio con Nenette. Él preside la Fundación Atahualpa Yupanqui que sostiene el Museo Agua Escondida en lo que fue la casa de la familia en Cerro Colorado. Allí los realizadores pudieron acceder a los archivos personales de Atahualpa, que fueron generando las condiciones y los insumos para realizar la película.
“Cuando tenía 8 años, Atahualpa me sentó en su falda y me retó por estar jugando mientras él hablaba. Estábamos en el patio de la casa de mis abuelos, en una de las derivas de la relación de mi padre con Yupanqui. Treinta años después, el fruto de esa relación me puso frente a un centenar de cassetes, cintas abiertas, beta, u-matic, M9000, fílmicos, cartas, postales que fueron de Atahualpa y en muchos casos sobrevivían a décadas de ostracismo”, revela el director.
Y resalta: “Esos archivos nos permitieron asomarnos al universo de una de las piedras sagradas del panteón de la cultura argentina. El deseo, entonces, fue poner a circular la voz y las canciones de Atahualpa confiando en esa misteriosa forma ancestral de compartir la cultura, que a veces se parecía a un reto”.
“En estos territorios de Sudamérica, definir nuestra identidad sigue siendo un conflicto latente. Me gusta pensar que Atahualpa atesora la respuesta a muchas de esas preguntas que nos desvelan. Y me gusta imaginar que la película sirve como gesto artístico, político o al menos simbólico, para descubrir o visitar una obra de inagotable sabiduría”, sentencia Randazzo Abad
Atahualpa Yupanqui parece una pieza del museo sagrado de la cultura argentina, sin embargo, o quizás justamente por eso, está presente en las canciones de Wos, Trueno o Louta, referentes de la música contemporáneos.
El legado de Yupanqui supera su obra musical artística. Etnógrafo, recopilador, compositor, poeta, guitarrista, narrador, filósofo; se sintetizó en un sabio que peregrinaba como embajador de las culturas americanas por el mundo. Su biografía da cuenta del éxito y del exilio, del aplauso y la persecución.
Un itinerario a contramano de la historia. Cuando el movimiento masivo fue del campo a la ciudad, Yupanqui se lanza a recorrer Sudamérica a caballo. Veinte años después, el pueblo trabajador se adhiere al peronismo, él se afilia al comunismo. En los años ́60 y ́70 cuando América Latina recupera su identidad, Atahualpa lo observa radicado en Europa sin escatimar críticas a la juventud rebelde.
Su música es uno de los lujos que están al alcance de todos. Y, de hecho, todos los días del año en cientos de lugares de la Argentina y el mundo, se están cantando canciones de Yupanqui. En casas, escuelas, academias, patios y escenarios. Su obra está viva y es parte de la cultura universal, casi en el anonimato