Interés general | 12 oct 2024
Día de las Aves Migratorias
La importancia de la conservación de nuestras aves playeras
Las amenazas que sufren son diversas: la falta de planificación del uso del territorio en playas y humedales; pérdida y degradación de hábitats; los efectos del cambio climático; los residuos y las especies exóticas invasoras. son sólo algunas.
Las largas migraciones de las aves son uno de los fenómenos más cautivantes de la naturaleza. De las 10 mil especies de aves que hay en el mundo, se conoce que aproximadamente unas 1.800 realizan migraciones de larga distancia.
Estos viajes, llenos de peligros, están motivados principalmente por alcanzar regiones más cálidas donde cumplen partes fundamentales de sus ciclos de vida. Algunas aves playeras, por ejemplo, vuelan unos 30 mil kilómetros cada año.
Más del 10 % de las especies de aves que podemos ver en Argentina realizan algún tipo de migración. El playero rojizo es uno de los ejemplos más impresionantes: llega cada primavera desde el Ártico hasta nuestro país, realizando paradas a lo largo de la costa Atlántica hasta llegar a Tierra del Fuego.
Al comenzar nuestro otoño, emprende su regreso al hemisferio norte, donde se reproduce. El falaropo común realiza un movimiento similar: se reproduce en los humedales de Canadá y Estados Unidos y evita las temporadas frías de esas latitudes, llegando a las lagunas de nuestro país en congregaciones de cientos de miles de individuos.
Desde 2019 Aves Argentinas y Fundación Humedales/ Wetlands International, junto a la Subsecretaría de Ambiente de la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes, trabajan en la ejecución del Plan Nacional para la Conservación de las Aves Playeras en Argentina, a través del que se identificaron problemas, amenazas, fortalezas y oportunidades en torno a la conservación de estas aves y sus hábitats en Argentina y se definieron las estrategias y acciones que se implementarán al 2030.
Aves que no conocen fronteras
¿Qué son exactamente las aves playeras? Se trata de aves acuáticas que conocemos con los nombres de chorlos, playeritos, ostreros, vuelvepiedras, entre otros. Habitan costas, estuarios y humedales interiores, donde podemos observarlas en numerosas bandadas. Muchas de las aves playeras son migratorias: por un lado, algunas especies llegan a Argentina en primavera después de nidificar en Norteamérica durante nuestro invierno. Por otro lado, especies que se reproducen en la Patagonia durante el verano viajan hacia el norte durante el otoño y el invierno, para descansar en latitudes más cálidas.
Pero, ¿están protegidas las aves playeras migratorias durante sus largas travesías, sus descansos, sus períodos de cría? Las amenazas que sufren son diversas: la falta de planificación del uso del territorio en playas y humedales, pérdida y degradación de hábitats, los efectos del cambio climático, los residuos y las especies exóticas invasoras son sólo algunas.
Y como las aves migratorias no entienden de fronteras y atraviesan jurisdicciones diferentes, su conservación depende del trabajo sinérgico entre los gobiernos, científicos y organizaciones ambientales de todo el continente.
Un plan contra la extinción
El Plan Nacional para la Conservación de Aves Playeras en Argentina define cinco objetivos estratégicos: Incrementar e integrar el conocimiento acerca de las aves playeras y sus sistemas socio-ecológicos, como insumo para la gestión; conservar los sitios importantes para las poblaciones de aves playeras; promover la implementación de buenas prácticas en el desarrollo de actividades productivas y recreativas; fortalecer la gestión y buena gobernanza y generar valoración y cambios de actitudes acerca de la importancia de las aves playeras y la conservación de sus ambientes.
Daniel Blanco, director ejecutivo de Fundación Humedales / Wetlands International destaca que “los humedales son ecosistemas clave para las aves durante su migración anual, actuando como sitios de parada y descanso, de alimentación, y también para mudar de plumaje”.
“En la Argentina, unas 253 especies de aves (alrededor del 25 % del total) tienen algún tipo de relación con humedales continentales. Entre las aves acuáticas se destacan las aves playeras migratorias, muchas de las cuales crían en la tundra del hemisferio norte y luego migran hacia el sur para pasar el período no reproductivo en zonas costeras y humedales interiores de América del Sur y Centro América”, prosigue.
“Para realizar semejante viaje, que muchas veces alcanza los 25 mil kilómetros, estas aves dependen de los humedales -acota el especialista-. Durante la migración anual se concentran en grandes números en humedales interiores y costeros. En la actualidad existen varias iniciativas para la conservación de humedales y aves acuáticas, las que surgieron en respuesta a las altas tasas de destrucción y degradación de estos ambientes, y a las serias amenazas que enfrentan las poblaciones de aves acuáticas. Entre las iniciativas más importantes se destaca la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras”.
Aves Argentinas y Fundación Humedales/ Wetlands International se encuentran trabajando en cinco sitios claves para la conservación de estas aves en la Argentina: Monumento Laguna de los Pozuelos, en Jujuy; Laguna de Llancanelo, en Mendoza; Parque Nacional Ansenuza, en Córdoba; Reserva Natural Municipal Punta Rasa y la Albúfera de Mar Chiquita, ambas en la provincia de Buenos Aires. Cada uno de estos sitios cuenta con características únicas que constituyen paradas esenciales en sus viajes migratorios, en ellos las organizaciones trabajan llevando a cabo censos para el monitoreo de las poblaciones, a fin de conocerlas mejor e incidir en su conservación.
A su turno, Laura Dodyk, líder de la iniciativa Rutas Migratorias de Aves Argentinas opina que “las aves migratorias nos ayudan a interpretar nuestro entorno, su presencia o ausencia cada temporada nos puede brindar información clave sobre la salud de un estuario, una playa, una laguna”.
“En Argentina tenemos el privilegio de contar con especies playeras que nidifican en el extremo sur de la Patagonia durante el verano y migran hacia el centro del país durante el invierno, como el raro chorlito ceniciento o el chorlo cabezón”, puntualiza.
“Otras que llegan cada temporada desde el hemisferio norte atravesando fronteras y desafíos a lo largo de sus rutas migratorias: las bandadas espectaculares de cientos de miles de falaropos con su vuelo sincronizado en lagunas continentales, los grupos mixtos de playeras que podemos ver alimentándose y descansando en estuarios, albuferas y playas”, anexa.
Y completa: “Se trata en general de sitios que son muy ricos en recursos tanto para estas aves como para nosotros, por esto queremos remarcar que nuestra urgencia por proteger a las aves playeras implica también un beneficio directo para la sociedad, ya que las acciones de conservación que favorecen a las aves playeras terminan resguardando los servicios ecosistémicos que estos humedales nos proporcionan”.
Sólo en la Argentina se registra un total de 62 especies de aves playeras que están distribuidas desde los humedales altoandinos en el norte, hasta el extremo sur en la Patagonia. Tenemos la dicha y la responsabilidad de aprender a compartir territorio con maravillosas especies de aves playeras migratorias que recorren largas distancias para cumplir etapas clave de sus ciclos de vida en nuestro país.