martes 03 de diciembre de 2024 - Edición Nº3909

Interés general | 27 nov 2024

Rutina

Tareas “invisibles”: ¿Cómo hacemos para sostener nuestra vida y la de nuestra familia todos los días? 

Se trata de labores que se suman al esfuerzo laboral diario y que, muchas veces, no se puede elegir no hacerlas ¿Es posible encararlas con menos estrés y más disfrute? En la nota, las respuestas.


Desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, realizamos muchas tareas fundamentales para nosotros y nuestra familia. Desde preparar las comidas, pasando por lavar platos, coordinar horarios, hasta llevar al médico a niños o adultos mayores y un extenso etcétera. Si nadie hiciera esas tareas en el hogar, ¿qué sucedería? 

El amor, el compromiso y el esfuerzo diario son el hilo que une esas actividades que se necesitan hacer para sostener no sólo nuestra vida, sino también la de nuestros seres queridos. Todas esas actividades se llaman tareas de cuidado. Y, como sucede con nuestro trabajo, aunque lo elijamos y disfrutemos, en algunas situaciones no se puede elegir no hacerlas porque de ellas depende la vida y el bienestar del otro. Sin embargo, ¿solemos reconocerlas como tal?

Todos los días las familias se ponen al hombro ese esfuerzo para cuidar y trabajar. No siempre lo logran o lo hacen con estrés, tensión y cansancio ¿No sentimos a veces que las costuras se estiran al límite?

Una campaña promovida por la ONG Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), propone mirar con nuevos ojos la importancia del cuidado en nuestras vidas. Amamos a quienes cuidamos y lo hacemos para que nuestra familia pueda crecer, vivir y desarrollarse. Sin embargo, cuando cuidamos, damos algo muy preciado: nuestro tiempo, esfuerzo ¡y dinero! Cuidar es una tarea que demanda mucho y eso merece ser valorado.  

¿Cómo cuidamos hoy?

Detrás de cada tarea de cuidado, hay un esfuerzo enorme que muchas veces se naturaliza. Eligiendo o no cuidar, muchas veces resulta muy cansador y genera estrés porque hay que hacer malabares para llegar con todo: el trabajo, la casa, la comida, la escuela de nuestros hijos, llegar a fin de mes. Es mucho sobre nuestros hombros ¿No podríamos cambiar algunas cosas para cuidar con más disfrute y menos estrés? 

Es cierto que es parte de la tarea, muchas veces, pero también sucede porque no hay suficientes servicios, apoyos o tiempo para cuidar. Aunque suele pensarse que es algo privado, en realidad, cuidar es una responsabilidad que debería ser compartida entre las familias, las instituciones, las empresas y la comunidad. 

¿Por qué compartidas? Porque el cuidado es una necesidad básica para el bienestar de toda la sociedad. Todas las personas, en algún momento, necesitamos ser cuidados. Si esta responsabilidad es compartida, se garantiza que todos, sin importar las circunstancias, reciban la atención que necesitan para vivir de manera digna. 

Al trabajar, las personas pagamos impuestos que se convierten en servicios. Cuando trabajamos o consumimos, generamos ganancias a empresas y estas también serían beneficiadas con un personal que no está abrumado por las tareas de cuidado. Y cuando cuidamos en comunidad, se fomenta la solidaridad y se fortalece el tejido social.

Distribuir la responsabilidad entre todos puede ayudarnos a construir una sociedad mejor ¿Podríamos disfrutar más de cuidar? “Desde ELA creemos que sí pero, a menudo, las familias no tienen todas las herramientas necesarias para hacerlo. Y acá es donde entra la necesidad de fortalecer esa red de apoyos y servicios públicos y privados que complemente el trabajo de las familias y nos ayude a cuidar con el disfrute que nos merecemos”, asegura Delfina Schenone Sienra, directora del área Políticas de ELA

¿Qué pasa con las licencias por maternidad y paternidad?

La ley de trabajo en Argentina se enfoca solo en el embarazo y el nacimiento. No toma en cuenta el cuidado después del nacimiento ni la participación de los padres en la crianza.

Los padres que tienen trabajo formal sólo tienen dos días de licencia cuando nace su bebé. Después de eso, deben volver al trabajo, sin la posibilidad de estar con su hijo en sus primeros meses de vida.

En el caso de las madres, las licencias les permiten estar solo durante los primeros dos meses, aunque continúen amamantando, pero después deben conseguir alguien que cuide de su bebe cuando tiene que volver a trabajar. 

En nuestra legislación, estas licencias no incluyen a las adopciones ni tampoco permisos para controles médicos, reuniones o actos escolares, ni para cuidar a un familiar enfermo.

Hablar de licencias es sólo una parte, pero una muy importante, de cómo empezamos con el cuidado de las personas de nuestra familia. 

Si en esos primeros meses descartamos la posibilidad de tomarnos el tiempo necesario para las tareas del cuidado, ¿por qué sería diferente en el resto de los años de nuestra vida? 

¿Todos cuidamos por igual?

Aunque todos en la familia hagan tareas en la casa, la mayor parte del peso del cuidado sigue cayendo sobre las mujeres. Y los datos lo confirman:

-Las mujeres dedican el doble de tiempo  a las tareas del hogar que los varones.

-1 de cada 10 mujeres deja de trabajar al tener 1 hijo. 

-2 de cada 10 al tener 2 hijos.

-El desempleo afecta más a las mujeres  que a los hombres, y es aún peor para las mujeres  que tienen hijos menores de 6 años.

¿Cómo podríamos cuidar mejor?

Pero no estamos solos en este camino. Existen herramientas, servicios y redes de apoyo que pueden hacer que esta carga sea más ligera, para que el tejido no se rompa. No todo el peso debe recaer en las familias. 

Se puede cuidar mejor si contamos con herramientas que hagan más livianas las tareas y cuiden nuestro bienestar físico y mental.

Para esto, es clave contar con una red de apoyo, tanto pública, comunitaria como privada, que ayude a repartir mejor las tareas.

¿Qué significa tener más y mejor apoyo para cuidar? 

-Más jardines para infancias menores de tres años con jornada completa, disponibles para las familias que los requieran.

-Más centros de cuidados y cuidado domiciliarios para los adultos mayores.

-Apoyo financiero para quienes necesitan alguien que cuide a las infancias, a los adultos mayores u otro tipo de cuidado en casa.

-Más tiempo de licencia para padres y madres por nacimiento, adopción. Más flexibilidad en la vuelta al trabajo. 

-Más flexibilidad en el horario de trabajo para turnos médicos, actos escolares y días de adaptación en jardines de infantes.

-Más escuelas de jornada extendida, para que todos en la familia puedan desarrollarse laboralmente. 

“Detrás de cada pequeño acto cotidiano de cuidado, hay un esfuerzo silencioso, pero crucial, ese hilo invisible que sostiene todo. Reconocerlo es el primer paso para que, como sociedad, podamos cuidarnos mejor. Porque el cuidado es más que un deber; es lo que nos sostiene a todos, puntada tras puntada”, sentencian desde ELA.
 

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias