Espectáculos | 26 dic 2024
Tendencias
Del “vamos las bandas” al reinado de solistas: el rol de las redes sociales en la música
El desarrollo de la tecnología tanto para la creación como para la distribución de canciones, sumado al poder de reproducción digital, benefician el surgimiento de intérpretes individuales. Las colaboraciones y los challenge, una marca de esta época.
Por Bianca Canevaro (*)
Como el canto de sirena, su voz acompañaba el viaje de los pasajeros de la Línea A de subterráneos. Celular en mano y un parlante, las canciones se sucedían de acuerdo cambiaba de vagón. Sí, así empezó Flor Álvarez su carrera como cantante. Pero fue nada más subir su canto subterráneo a TikTok para que en pocos meses esos viajeros esporádicos se convirtieran en más de 3 millones de seguidores.
Casi en espejo, hoy en Instagram ya cosecha 1.9 MM de seguidores. Pero también fue el escenario gracias al cual diversos artistas quisieron grabar con ella, como ser Fer Vázquez de Rombai, y así comenzaron a aparecer las colaboraciones.
El caso, que más allá de lo musical encierra una historia de vida que completa a la artista y que la hace más empática para todo público, conlleva las características de la producción musical actual. Solamente pensemos en aquello que se necesita para formar una banda, sin importar el estilo musical.
Poder armonizar, al menos, una guitarra, un bajo y una batería, además de una voz cantante, no es tarea de un día. Pero también se necesita de un lugar, de buenas dimensiones, para escenificar a entre tres y cuatro personas ejecutando música.
Por el contrario, una buena costilla de adán con una maceta blanca, un fondo neutro con alguna frase al estilo “Enjoy the time” y una cámara ya nos permiten tener a un cantante que, con una base pregrabada, salga al ruedo. Uno no es mejor o peor que el otro, sino que es más simple.
Pero la cuestión no termina ahí, además el solista es más versátil, más abierto a colaborar con otros cantantes. No es nuevo, ha habido colaboraciones de grandes músicos que integraron bandas legendarias con otras bandas, pero hoy todo se hace más veloz. De nuevo, la base musical se adapta, solamente se armonizan las voces y listo, a inundar las plataformas de streaming.
Algunos de los casos más exitosos de las colaboraciones son, por ejemplo, el de Rosalía, J Balvin y El Gincho que “Con altura” lograron posicionarse en el 2019 como la canción con mejor debut en Spotify España. Incluso hasta lideraron los listados de países como México, Argentina, Colombia y República Dominicana. O la Session #52 Quédate de Quevedo y BZRP.
Dejando de lado las apreciaciones de estilo, este movimiento desde el punto de vista del marketing es sin lugar a dudas la mezcla alquímica tan deseada. Si la música entendió desde sus inicios como industria que el público estaba segmentado, era muy difícil que un seguidor de Sex Pistols escuchara a ABBA, hoy está mostrando que se pueden compartir esas comunidades en donde todo es un win - win. Así, las audiencias no solamente se mezclan, sino que también se comparten y nutren mutuamente potenciando la llegada de los artistas.
En un momento de creación musical en el cual el virtuosismo instrumental está relegado a un segundo, aunque más bien tercer grado, todo sucede de la unión de dos cantantes que graban un tema y se potencian. Pero también la demanda de nuevos temas, de nuevas colaboraciones y la velocidad de consumo hacen que todo sea más efímero.
Cuando esos temas son utilizados en cientos de reels que circulan diariamente, de los challenge de TiTok, se los ve en contenidos patrocinados y son hasta remixados por otras personas, el tema se agota y en poco tiempo suena como arcaico.
Esta es la paradoja de la producción musical hoy. Vive un momento de alta demanda, con proliferación de artistas, pero con una duración efímera. Será que se terminó el tiempo de esas bandas inoxidables que, como los Rolling Stones, siguen saliendo de gira por el mundo.
(*) Fundadora y CEO de The B. DNA, agencia de comunicación y marketing especializada en branding; y de Chamon Music, orientada a la industria musical y gestión y administración de IP.