

Por Ariel Traverso (*)
Cada 1 de marzo, en Argentina, celebramos el Día del Ferroviario, una parada obligatoria para recordar el papel crucial que tuvieron los trenes en la construcción y el crecimiento de nuestro país.
Las estaciones ferroviarias no fueron sólo puntos de conexión geográfica, sino auténticos motores de desarrollo, integración y modernización. Con cada riel tendido, cada estación inaugurada, se trazó el mapa de una Argentina más grande, más unida y con mayor proyección de futuro.
Tengo una conexión personal con esta historia: mi abuelo fue maquinista. Viajamos mucho. Crecí escuchando relatos sobre cómo los trenes acortaban distancias, pero no se limitaba a lo geográfico; hablamos de distancias entre sueños y oportunidades, entre la intención y la acción, con el poder de transformar comunidades enteras. Estos valores me marcaron profundamente y, en muchos sentidos, siguen guiando mi camino.
A su vez, y por mi carrera profesional, no puedo evitar pensar en el negocio. Los ferrocarriles cayeron en decadencia porque pensaban que su negocio era únicamente de los trenes, en lugar de dimensionarse como parte del negocio del transporte. Una mirada más holística hubiera evitado que las empresas aprovecharan oportunidades en otros modos de transporte como automóviles, camiones y más.
Desde A-TRAIN, asumimos el desafío de ser parte de esa transformación. Con “Estación 392”, un espacio que rinde homenaje a las 391 estaciones ferroviarias de Argentina, queremos simbolizar la conexión entre ese legado ferroviario y el futuro. Será un lugar de encuentro para las ideas, el desarrollo tecnológico y la innovación aplicada a la comunicación y los negocios. Al igual que las estaciones de tren históricas, aspiramos a que sea un punto de partida para talentos, proyectos y oportunidades que impulsen el crecimiento del país.
Hoy, en un mundo donde la transformación digital redefine las reglas del crecimiento y la productividad, veo en la tecnología un paralelismo con lo que representaron los trenes en su época. Así como las locomotoras abrieron caminos hacia el progreso, la innovación y el talento son las vías para posicionarnos como un hub tecnológico global.
Nuestro país tiene la capacidad, el conocimiento y el empuje para ser un faro en la industria digital, pero, al igual que con el ferrocarril en su momento, necesitamos visión, inversión y decisión para lograrlo ¿Qué necesitamos? Más estaciones desde donde el talento despegue.
Esta fecha nos insta a reivindicar el espíritu ferroviario: la convicción de que el progreso se construye tendiendo puentes, uniendo puntos y generando movimiento. Así como los trenes marcaron el rumbo de la Argentina del siglo XIX y XX, la tecnología y la creatividad son la locomotora más poderosa en este siglo XXI.
Es tiempo de que el talento argentino no sólo se quede en el país, sino que también proyecte su impacto al mundo. Porque si algo nos enseñaron los trenes es que el verdadero crecimiento sucede cuando nos atrevemos a avanzar.
(*) Founder & CEO de A-TRAIN y Estación 392.