

Con el inicio de un nuevo ciclo lectivo, las familias se preparan con útiles, mochilas y uniformes, pero hay un requisito fundamental que no debe pasarse por alto: el apto físico escolar.
Este certificado médico no sólo es obligatorio en muchas instituciones, sino que también garantiza que los niños, niñas y adolescentes se encuentren en óptimas condiciones de salud para afrontar el año.
Además de ser un trámite administrativo, representa una oportunidad clave para detectar posibles problemas de salud a tiempo y fomentar hábitos saludables desde la infancia.
“En las últimas semanas hemos visto cómo la demanda de turnos en nuestros centros médicos ha aumentado significativamente. Este crecimiento refleja una mayor conciencia sobre la importancia de la prevención y el bienestar infantil. Por eso, cada año nos preparamos para recibir a las familias que necesitan completar la ficha médica escolar y realizar los requisitos correspondientes, entendiendo la importancia de que nuestros niños y jóvenes inicien el año escolar con su salud en óptimas condiciones”, afirmó Diego Moreno, gerente del Centro Médico de Boreal Salud.
Asimismo, puso de relieve que “si bien las consultas comienzan a llegar desde el mes de noviembre, es en el primer trimestre del año, es decir de enero a marzo cuando experimentamos un incremento significativo, siendo su pico máximo en marzo”.
“Queremos transmitir tranquilidad a los padres, ya que los exámenes médicos requeridos por las instituciones educativas suelen ser los mismos, lo que simplifica el proceso. Además, nuestros centros médicos están equipados con tecnología de vanguardia y un equipo de profesionales altamente capacitados, lo que nos permite realizar todos los estudios necesarios en un solo lugar. Esto no solo ahorra tiempo a las familias, sino que también garantiza la precisión y rapidez en la obtención de los resultados”, agregó.
En este contexto, en general los estudios incluidos en un apto físico escolar son los siguientes:
Evaluación clínica general: historia clínica completa, antecedentes familiares, examen físico (peso, talla, presión arterial, postura) y control de vacunas.
Estudios básicos recomendados: electrocardiograma (ECG), especialmente en adolescentes y niños que realizan actividad física intensa.
Evaluaciones específicas: chequeos oftalmológicos para detectar problemas visuales y controles odontológicos para prevenir enfermedades bucales.
Un diagnóstico temprano permite corregir problemas visuales que pueden afectar su rendimiento académico, detectar afecciones auditivas que dificulten la comunicación o tratar a tiempo cualquier tipo de patologías. Asimismo, estos estudios ayudan a evaluar la capacidad física de los estudiantes, asegurando que puedan desarrollar sus actividades sin riesgos para su salud.
“Más allá del cumplimiento de un requisito escolar, estos estudios son esenciales para la prevención de enfermedades y la detección temprana de posibles problemas de salud. Gracias a estos controles, es posible evitar complicaciones mayores en el futuro, garantizando que los niños crezcan en un estado óptimo”, agregó el doctor Rodrigo Montañes (MP 7796).
Y completó: “La revisión del calendario de vacunación, por ejemplo, es clave para evitar enfermedades prevenibles, mientras que la evaluación cardiovascular puede alertar sobre riesgos que, de no tratarse a tiempo, podrían comprometer la salud del menor”.
Contar con un seguimiento médico adecuado no solo cumple con las exigencias escolares, sino que también permite llevar un control integral del desarrollo del niño. Además, establecer el hábito de chequeos regulares fomenta una mayor conciencia sobre el cuidado de la salud, promoviendo una infancia más segura y saludable.
Lunchera saludable
El inicio del ciclo escolar trae consigo la necesidad de retomar hábitos saludables, y la alimentación es un aspecto clave en el rendimiento de los niños. Durante los recreos, es fundamental que los niños, niñas y adolescentes consuman snacks que les brinden energía pero sin afectar su salud.
Una alimentación equilibrada favorece la concentración, el aprendizaje y el bienestar general, por lo que planificar opciones saludables para la lonchera es una decisión acertada. Elegir los alimentos adecuados desde el hogar permite garantizar que los niños cuenten con los nutrientes esenciales para afrontar su jornada escolar con vitalidad.
“En muchas escuelas, los kioscos ofrecen opciones con alto contenido de azúcares, grasas y sodio, como golosinas, galletitas y bebidas azucaradas. El consumo frecuente de estos productos puede contribuir al desarrollo de sobrepeso, obesidad y otras afecciones a largo plazo”, mencionó Ana Álvarez Tartaglia, licenciada en Nutrición (MP 1316).
Así las cosas, manifestó que “para evitarlo, es recomendable pensar en alternativas saludables desde casa, asegurando que los niños cuenten con snacks nutritivos. Preparar opciones caseras permite un mayor control sobre los ingredientes, reduciendo el consumo de aditivos y priorizando alimentos naturales que favorecen su desarrollo”.
Para lograr una merienda escolar saludable, se pueden incluir los siguientes snacks:
Postres caseros: muffins, galletas o budines hechos con frutas y harinas integrales.
Frutos secos: un puñado de almendras, nueces o castañas peladas son ideales para niños mayores de tres años.
Barritas de cereales caseras: preparadas con avena, miel y frutos secos son ideales para un snack nutritivo.
Sándwiches: elaborados con pan integral y rellenos nutritivos como queso, huevo o palta.
Frutas frescas: enteras o en trozos y con la piel son ideales para llevar en la lonchera. Se puede agregar un poco de jugo de limón para evitar su oxidación.
Mantener una alimentación equilibrada desde la infancia es clave para el crecimiento y desarrollo óptimo. Los nutrientes esenciales, como proteínas, vitaminas y minerales, contribuyen a fortalecer el sistema inmunológico y mejorar el rendimiento físico e intelectual. Además, establecer hábitos saludables desde pequeños reduce el riesgo de enfermedades en la adultez y fomenta una mejor relación con la comida, promoviendo elecciones más conscientes en el futuro.
“El hogar juega un papel fundamental en la formación de estos hábitos, ya que los niños suelen replicar los patrones de alimentación de su entorno. Un ambiente familiar donde se prioricen alimentos frescos y naturales sobre productos ultraprocesados favorece una mejor calidad de vida. Asimismo, es importante combinar una buena alimentación con actividad física regular, asegurando así un desarrollo saludable y un bienestar integral para toda la familia”, resumieron los profesionales de Boreal Salud.
Cabe recordar que los snacks cumplen una función clave dentro de la dieta infantil, ya que aportan energía entre comidas sin reemplazarlas. Elegir opciones saludables garantiza que los niños mantengan un equilibrio nutricional y puedan afrontar sus actividades diarias con mayor vitalidad.