

Una madre denunció que su hija, quien está próxima a cumplir 21 años de edad, fue víctima de abuso sexual cuando tenía 10, agresión que ocurrió en una vivienda de la localidad de Tolosa a donde la niña había sido dejada al cuidado de Fernando José Gay, quien por ese entonces era su pareja.
Según la denunciante, quien prefirió mantener en reserva su identidad, la niña le contó a un familiar que Gay la había obligado a realizar “juegos sexuales”, lo que llevó a la madre a radicar la denuncia en la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de La Plata, en mayo de 2015.
La investigación inicial estuvo a cargo del polémico fiscal Álvaro Garganta, titular de la UFI Nº 11 del Departamento Judicial La Plata, y el expediente penal fue elevado a juicio. Actualmente la causa –que se mueve poco y nada– está en manos del juez Emir Caputo Tártara, quien integra el Tribunal Oral y Criminal IV de La Plata.
En diálogo con ANDigital, la madre denunció que a pesar de la gravedad del caso no ha recibido el apoyo institucional adecuado: “Nadie nos ayudó; el Ministerio de las Mujeres y Diversidad de la provincia de Buenos Aires (a cargo de Estela Díaz) nunca colaboró en nada. No tengo plata para abogados, psicólogos ni peritos. Estamos solas”.
La víctima ha sufrido secuelas graves por el abuso, incluyendo autolesiones, trastornos de ansiedad, depresión, pesadillas y bruxismo, y la madre agregó que también ha sufrido el impacto del abuso, ya que debió mudarse de casa en casa, fundamentalmente por temor a ser víctima de una represalia por parte del acusado del abuso.
La denunciante expresó su preocupación por la falta de medidas restrictivas contra el sujeto, con quien pueden toparse en cualquier momento. Según se sabe, el imputado trabaja como remisero en una empresa de La Plata.
“Tememos por nuestra integridad física”, dijo la denunciante, quien agregó, con extrema preocupación: “No sabemos qué puede pasar si lo encontramos en la calle”.
En ese escenario esperan que se haga justicia, y que haya celeridad para que arribar a una condena y poder comenzar a vivir tranquilas.