Panorama Bonaerense | 11 jun 2017
Bitácoras bonaerenses
El duelo Cristina-Randazzo y los espectros de ruptura en el peronismo bonaerense
El escenario del peronismo previo al cierre de listas sigue aumentando su temperatura. Desde el kirchnerismo amagan con la candidatura de CFK por un “nuevo frente”, sin el PJ. Desde el randazzismo redoblan la apuesta y hasta denunciaron “proscripción”.
La tensión irrumpió con fuerza en la comarca peronista. Las ansiedades, las incógnitas, los miedos y los temores susurran en varios de sus integrantes. Es que el por ahora FpV-PJ se perfiló en un camino de convulsión interna, ese que puede terminar en una nueva ruptura, en una fragmentación que termine con ese sueño de la “unidad” que ubique al peronismo nuevamente en la Casa Rosada o en la Gobernación bonaerense. La diplomacia interna del peronismo parece estar en un punto muerto. Desde el sector que responde a Cristina Fernández de Kirchner –el denominado “kirchnerismo duro”, intendentes del Conurbano y legisladores– advierten que las posibilidades de acordar con Florencio Randazzo y su tropa están “casi agotadas”, y el nerviosismo comienza a crecer. Es que el “Flaco” y sus huestes no se mueven de su objetivo, no ven otra cosa posible que la realización de las PASO para dirimir las candidaturas. El operativo clamor por la candidatura de CFK, que desarrolló la semana pasada el grueso de intendentes de casi todas las secciones, donde tiene representación el peronismo kirchnerista, no fue suficiente para amedrentar a Randazzo. En la correlación de fuerzas, el peronismo kirchnerista que pide por Cristina saca gran ventaja. Tiene a casi todos los alcaldes del Conurbano, legisladores provinciales y nacionales, así como a gran porción de intendentes del interior. Además, en encuestas oficialistas y opositoras, CFK tiene una amplia diferencia de votos en relación a Randazzo. En cantidad de soldados, peso territorial y números, “Florencio” sólo cuenta con algunos jefes comunales del interior, dos del Conurbano y legisladores nacionales y bonaerenses que renegaron del kirchnerismo en el 2015, semanas después de la derrota electoral. La pulseada estancada.
Sobre este escenario, en las últimas horas la tensión creció. En uno de los tantos cónclaves que tiene el peronismo para intentar destrabar la tensión, el titular del PJ Bonaerense, Fernando Espinoza, le dijo a Julián Domínguez –su compañero de fórmula en la Provincia en 2015– que hay “una orden de CFK para sacarlo de las primarias” y que el peronismo “va a cumplir con esa orden”. El mensaje del matancero alarmó a Randazzo y a sus feligreses, quienes recordaron que la ley los acompaña para disputar las PASO y que para eso recolectaron los más de 30 mil avales correspondientes. Fiel a su estilo, desafiante y soberbio, Randazzo redobló la apuesta y ante su mesa chica reafirmó: “Ahora estoy más convencido que nunca de ser candidato”. Tras esa afirmación, los voceros randazzistas salieron a denunciar en coro que el kirchnerismo los quiere proscribir, utilizando el eufemismo futbolero de que “lo quieren sacar de la cancha”. Las corporaciones mediáticas se hicieron eco de la denuncia de los hombres y mujeres que responden al chivilcoyano. Incluso, pusieron sobre la mesa la opción de una denuncia judicial para que el sector de Randazzo pueda llegar a competir en las PASO. Dato no menor, en caso de judicializarse la rencilla, el caso estaría a cargo del Juzgado Electoral bonaerense, que comanda Juan Manuel Culotta, quien tiene estrechos vínculos con el macrismo que, sonrientes, se relamen por las diferencias que hay en el peronismo. La opción explosiva.
Pero, ante las adversidades de esa aventura, desde el kirchnerismo decidieron patear el tablero y lanzar la advertencia de una jugada de final impredecible. En boca de los intendentes del Conurbano, que ofician de voceros de Cristina, se plantó la posibilidad de que Cristina compita sin internas por un nuevo espacio que se denominaría “Frente Ciudadano para la Victoria”, y que el PJ Bonaerense se declararía “prescindente”. La jugada alertó a más de uno. Los alcaldes del Conurbano no terminan de digerir la idea y desde las costas randazzistas observan que el propósito de su aventura –enfrentar y “derrotar” a Cristina en una PASO– sólo sería parte de sus mejores fantasías electorales. Por las dudas, y a tono con su labia arrogante, salieron a decir: “Si Cristina se presenta con un frente por fuera del PJ, Randazzo será el candidato del partido”. Más allá de que técnicamente ese nuevo frente puede competir en estas elecciones, dejar afuera al PJ no sólo perjudicaría a “Florencio” y lo llevaría a jugar con otro espacio, sino al propio FpV-PJ, porque perdería grandes montos de recursos y segundos de publicidad para su campaña. Sin embargo, muchos analistas recuerdan que en el 2005, en plena pulseada entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde, en las elecciones para la senaduría nacional Cristina compitió con el FpV, sin el sello del PJ, que lo retuvo Hilda “Chiche” González de Duhalde. CFK aplastó a “Chiche” en las elecciones bonaerenses. “Los votos los tiene Cristina”, aseguró, tajante, un intendente K del Conurbano. La opción por afuera.
Entre movimientos de toreo y jugadas milimétricas sobre el tablero, advertencias y posturas firmes, el peronismo se posa sobre una nueva bifurcación de su espacio. “Randazzo está apostando a la derrota de Cristina”, sostienen en voz baja, molestos, alcaldes del Conurbano. Es que, en esa lógica, el propósito del chivilcoyano –en el fondo– tiene como objetivo el 2019. Con una PASO, sin una PASO, desde otro espacio o adentro, los datos muestran que Cristina le saca amplia ventaja a Randazzo, pero ese caudal de votos tiene un techo y está sumergido en la polarización existente con Cambiemos y que, seguramente, será el escenario central de los comicios que se acercan. Hay chances de que Cristina pueda ser derrotada en las urnas por el oficialismo, lo que sellaría su “jubilación” de la política. La bronca de muchos alcaldes recae en que Randazzo “nunca quiso negociar por la unidad”. Incluso recuerdan que le ofrecieron ser el candidato de “unidad” en el cónclave que mantuvieron en Merlo, a mediados de mayo, pero el chivilcoyano rechazó la oferta. Desde los sectores contrarios al kirchnerismo siempre condenaron la “soberbia” de Cristina, y ahora lo hacen también desde el randazzismo, así como el peronismo-kirchnerista condena “la soberbia de Randazzo”. Objetivos a mediano y largo plazo.
Aún no se plasmó una nueva PASO en el peronismo, pero las tensiones y cruces ya están asomando sobre el tablero. Desde el randazzismo acusan a sus rivales de “hacer el peronismo de Herminio Iglesias”. Desde el otro lado, retrucan y los acusan de “hacer el peronismo de Augusto Timoteo Vandor” y su “peronismo sin Perón”. Cristina habló, apareció, dio una entrevista al canal C5N y dijo que no iba a “competir con alguien que fue su ministro”. Randazzo no habla, o sí lo hace, pero desde videos “ocasionales” casi clandestino, con calidad baja y publicados en las redes sociales. Sus voceros son más picantes. “Cristina no va a competir con un empleado”, dijo el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. “Cristina ha hecho del Partido Justicialista un partido de obedientes”, expresó Alberto Fernández, jefe de campaña de Randazzo. Duelos, acusaciones, cosas que inevitablemente suceden en una interna que, paradójicamente, aún no está formalizada. Fuego cruzado.
Un análisis supone que CFK opte por darle una PASO a Randazzo, aplastarlo en los comicios y esperar a que se cumpla la premisa de “el que gana conduce y el que pierde acompaña” para, en las generales, enfrentar en conjunto a Cambiemos. Incluso, si CFK fuera por el “Frente Ciudadano para la Victoria”, sin el PJ, y Randazzo compitiera con el PJ o con otro sello, le generaría el escenario de dos enfrentamientos: las PASO de agosto y las generales de octubre. Inevitablemente los medios focalizarían sus miradas en ese duelo y el protagonismo que se le quiere quitar al chivilcoyano terminaría un teniendo doble efecto. Por su parte, más allá de haber presentado su espacio “Cumplir, el valor de la palabra”, Randazzo también tiene sus dilemas: intentar quedarse con el sello del PJ, negociar y aceptar la lista de unidad, o judicializar la disputa. En los varios cónclaves y llamados que existen en la gran aldea del peronismo, muchos observadores recuerdan que hace dos años, en 2015, Randazzo era el “soldado” y Daniel Scioli el que iba a “desafiar”. En 2017, dos años después, Scioli es el “soldado” y Randazzo el que desafía: curiosidades de la política. Mientras tanto, en la Gobernación bonaerense y en los despachos de la primera plana observan tranquilos cómo el peronismo parece colisionar nuevamente con otra interna feroz. Miran con buenos ojos el lanzamiento de Randazzo, afirman que les “conviene que juegue” y “divida el voto peronista”. “Si es que juega por afuera, le vamos a financiar la campaña”, bromean, jocosos. Para completar la escena, un diario nacional (el que adelantó en primicia que el chivilcoyano iba a ser candidato para enfrentar a Cristina), reveló que irrumpió Eduardo Duhalde y almorzó con Randazzo. “El cabezón” se ofreció para tenderle una mano y lo alentó: “No aflojes, Flaco. Cristina se va a volver a equivocar”.