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Espectáculos | 8 nov 2017

Magnetismo de radio

Dolina, el tipo que pasaba por ahí

En una charla con ANDigital, el escritor, músico y conductor repasa cómo permanecer tres décadas hablando de historia, mitos y cultura en las medianoches del éter, sin perder el ángel. Fútbol, Diego, el maestro villeguense, la era del debate nauseabundo y una receta taoísta para la errática oposición.


LA PLATA-BUENOS AIRES (ANDigital) “Te pone un poco nervioso esto de los 30 años, denota el paso del tiempo. La gente me dice ‘te sigo desde que era un niño y ahora lo hago con mis nietos. Hace 114 años que vengo’. Algunos exageran un poco...”.

Quien habla, Alejandro Dolina, permanece inmutable pese a la celebración de las tres décadas del programa más exitoso de las medianoches en la radiofonía argentina.

“De hecho, ya Estamos transitando la cuarta década ¿Seguiremos haciendo partidos homenajes? No, ya podríamos dar por cerrado esto del festejo”, añade en diálogo con ANDigital, aunque celebra la posibilidad de volver este jueves a La Plata, para presentar La Venganza será terrible en el Teatro Coliseo Podestá.

En tren de revisión, se publicó recientemente el libro que recorre la historia del ciclo mediante anécdotas y reflexiones en la voz de su protagonista principal y en las voces de aquellos que orbitaron en el universo humorístico, filosófico y musical de su creador.

“Alguien tuvo la idea de sacar este libro que fue muy exitoso. Ni siquiera fue idea mía, fue escrito por muchos autores. Al consultarlo y encontrar tal cantidad de recuerdos, nos ha puesto ante la evidencia de una carrera larga y variopinta. Eso sí puede habernos despertado un poco la conciencia de que ya estamos un largo tiempo en esto”, reflexiona el músico y escritor, restándole solemnidad a la efeméride per se.

Consultado sobre sus laderos, quienes se han consolidado en los medios luego de pasar por La venganza, remarca: “eso es una gran felicidad, que las personas que trabajaron conmigo hayan ido creciendo, modificándose para bien. Pero tampoco fuimos tantos los conductores si se tiene en cuenta que son 30 años de programa. No fue un desfile de sombras, sino que hemos logrado consolidar relaciones profesionales y humanas muy buenas”.

Entre ellos, se puede mencionar a Guillermo Stronati, Elizabeth Vernaci, Jorge Dorio, Gabriel Rolón, Coco Silly, Gabriel Schultz y los actuales compañeros: Patricio Barton y Gillespie, además, claro, del Trío Sin Nombre (Manuel Moreira, Martín Dolina y Ale Dolina), en el segmento musical capitaneado por Arnaldo ‘Sordo’ Gancé.

“En este libro hay cosas que han sido vistas por muchas personas, muchas de las cuales no han ocurrido nunca. Así son los recuerdos. Cuando empezamos a armarlo, yo intenté oponerme a algunos testimonios, pero al final dije ‘déjenlo’, si el tipo se acuerda que la cosa fue así, bueno, que se acuerde como quiere...”, bromea.

En torno a esa simbiosis teatral-radiofónica, Dolina señala que “en el programa no seguimos un libreto, esa es la intención, cada programa tiene distintos contenidos. Eso lo diferencia de lo teatral, que igual tiene muchísimo, pero en el punto de los contenidos somos más radiales, la radio es distinta cada vez y el teatro suele repetir un libreto”.

De radio somos

“Está más viva que la televisión, esa que justamente vino a asesinarla. La radio se adaptó mejor a las nuevas tecnologías, es más lógica para esta nueva época, la nube la favorece”, subraya.

En referencia a la FM, nacida con el dedo acusador hacia la “obsoleta” AM, pero decantando a lo que es hoy por hoy, una réplica de la amplitud modulada, expresa: “nunca entendí esa superioridad moral en la que se instalaron muchos comunicadores de la FM creyendo que una distinta tecnología hace a lo artístico. Nunca lo creí y mucho menos ahora”.

“Las diferencias han desaparecido, licuadas en infinidad de modalidades nuevas, que van desde el área de cobertura, que ahora es global y la calidad del sonido, que es igual”, pondera el autor de Crónicas del Ángel Gris y El libro del Fantasma.

En cuanto a la cualidad “compañera” de la radio, afirma que “es una virtud como medio, mi programa no es tan personal ni confidencial, es más artístico. En general tenderíamos a pensar que los programas de la madrugada son para personas que están solas, que te hablen en forma personal, nuestro programa es lo contrario de eso. Estamos continuamente en una especie de crispación ficcional. Por momentos no se sabe si hablamos en serio, si somos nosotros… es más bien un juego”.

El patio de las pelotas perdidas

Tras ratificar su teoría sobre la decadencia del llamado periodismo deportivo, admite que hay “muchachos que trabajan muy bien”, pero “la industria mediática ha creado un formato que les resulta muy redituable y vivimos en este mundo ultracapitalista”, en alusión al regreso de las transmisiones pagas.

“Me gusta mirar, lo que no me gusta es hacer de eso mi vida. Al fútbol, lo miro, lo converso mucho y además lo juego. Es una parte importantísima y divertida de mi vida, pero no puedo convertirlo en un drama”, agrega.

En igual tenor, reflexiona: “una cosa es tomar el fútbol como es, uno se vuelve loco un rato, pero termina el partido y sigo mis relaciones humanas del mismo modo, no voy a clausurar mis actividades, ni romperle la casa a nadie ni enemistarme con alguna persona. Sí puedo disfrutar como se disfruta una obra de teatro. Decía (el poeta inglés, Samuel) Coleridge aquello de ‘suspender la incredulidad’. Con fe poética, uno va al teatro y tiene necesidad de creer que las cosas que ocurren en el escenario tienen una entidad teatral, si no, no podés disfrutar de la obra: ‘No, ese tipo no se muere, se tiró’. En ese mismo sentido, puedo darle un carácter dramático al partido, luego lo comentamos pero con actitud frívola, nunca dramática”.

Con Diego Maradona compartió el reparto de la película de Rodolfo Pagliere El día que Maradona conoció a Gardel y una recordada tarde en los estudios de Much Music. “Caí de casualidad, siempre soy yo el que pasa por los lugares y él siempre está”. También al 10 le dedicó una encendida defensa ante la indignación burguesa. Y consultado sobre el último encuentro que tuvieron, evoca: “nos encontramos en Italia, cuando fuimos a hacer el programa a Roma (en septiembre de 2014), invitados por la Embajada argentina”.

 

“No tengo gran trato con él ni formo parte de su grupo, pero adivino en él un gran cariño y desde luego yo también se lo tengo. Son encuentros emotivos, un amigo es esa especie de emoción por un ratito”, precisa.

El maestro sin título

Antonio Carrizo no solamente ha sido una referencia a seguir, tampoco lo seguí tanto en el sentido de imitarlo. Pero si recibí la vecindad de su trato como una de las bendiciones más grandes que recibí en mi vida. Haberlo conocido, haberlo querido y haber recibido su cariño y benevolencia han sido de las cosas más importantes que me pasaron”, expone el autor de Lo que me costó el amor de Laura sobre uno de sus referentes.

De todos modos, aclara sobre la gigante figura oriunda de General Villegas: “no es solo un tipo que escuché en la radio, me gustó y le afané unas cosas. Fue un hombre muy importante en mi vida. Aprendí muchísimas cosas que van más allá de los meros programas. Cuestiones del arte, del pensamiento, de la filosofía, de la música, sobre todo del tango y en otro orden de cosas de la forma que uno debe relacionarse con el mundo y sus amigos. Todo lo viví en su proximidad”.

“No fue mi maestro, él no daba títulos. Nunca se sentó a enseñarme nada, pero su cercanía, la luz de su faro me iluminó y resignificó algunos dibujos que había en mi manera de pensar y gracias a esa luz cobraron una dimensión que de otro modo no hubieran tenido”, completa.

AM: Amplitud Modulada y Antes del Meridiano

“Viajo mucho en auto. Ahí escucho muchísimo. Cosas que me gustan y otras con sentido antropológico, de indagación, a ver hasta dónde se puede llegar. Escucho más AM, no he tenido la suerte de captar dónde está la superioridad de las FM”, ironiza.

También pondera la actualidad de su emisora, la AM 750, y más allá de los ciclos más reconocidos, como el de Víctor Hugo Morales, el ‘Negro’ se encarga de recomendar un estupendo programa: La casa invita (de lunes a viernes de 22 a 00).

“Tiene muy buenas entrevistas, muy buenos pensamientos. Personas que están todo el tiempo ejercitándose en la búsqueda de un silogismo inusual, de un detalle”, pondera y de la emisora en general destaca “el contenido artístico que tiene, más allá y casi diría ‘a pesar de’ la orientación política. No es lo que más me gusta oír hablar mal del Gobierno. Para eso no tengo que andar caminando mucho… Artísticamente está muy bien, grandes profesionales y diseñada con astucia”.

“Que uno se acueste del mismo lao’, favorece, pero no sé si es tan aconsejable escuchar comentaristas políticos que piensen como uno. A lo mejor, cada tanto hay alguien que no piense como uno que puede abrirnos algunas puertas, no lo veo mucho actualmente, pero puede que ocurra…”.

Alguna vez, Alejandro Dolina se reconoció sorprendido de la febril actividad que se registraba a la hora 9, 10, en ocasión que inusualmente estaba levantado a esa hora, realizando trámites. Consultado al respecto, sobre si esa capacidad de asombro seguía vigente. Se mostró más conciliador con las mañanas.

“Para despertarme temprano solo me falta la decisión propia. Pero la vida se encarga de tomar las decisiones por mí en ese y en todos los ámbitos. No me faltan madrugones y amaneceres. Ya sea porque viajo, tramito o litigo. Me doy cuenta que la vida sería más larga si yo me levantara más temprano”, reseña.

Sobre aquella incursión matinal, evoca: “me pareció entrar en una especie de mercado persa que yo no conocía” pues a partir de las 3 de la tarde, que es mi mundo, la cosa está más tranquila, de mañana parece que hay más gente que hace cosas. Pero ahora que lo pienso, no estaría mal levantarse temprano…”.

La Revolución de la Alegoría

Consultado sobre el oscuro panorama para el campo popular en tiempos de restauración neoliberal, insta a “construir una especie de taoísmo peronista en el sentido de no hacer tanto. Hay una metodología que llamaban ‘wu wei’: no hacer nada, allí encontrar la serenidad”.

“Desde el punto de vista occidental parece un despropósito, pero viendo a dónde nos conduce la acción, podemos encontrar que la inacción puede ser un camino favorable. Quiero decir: en un punto en el que la oposición no hace otra cosa que cometer errores, un buen consejo sería dejar de cometerlos a partir de la inacción absoluta”, sentencia, recordando a aquel DT que, resignado, le pedía a su arquero que no le dé importancia a las pelotas que iban dirigidas al arco, pero clamaba que las que iban afuera, no las meta.

Finalmente, el autor de Bar del Infierno expresa: “hay que revisar todo. El salir a contestar automáticamente no es buena política. Mejor quedarse callados y que los hechos sean los que desmientan a la teoría del Gobierno. Que se desmientan solos. Salir a cada rato a confrontar nos mete en un pseudo-debate que no es más que una colección de falacias, extorsiones y amenazas”.

“No conduce a ninguna parte. Se trata de un debate de sordos, uno explica en qué consiste el neoliberalismo y otro habla de la corrupción. Lo mejor es no decir nada por un rato. Que las cosas sigan ocurriendo, ejercitarse uno en la actividad que tiene, tratar ser mejor, no salir a insultar en ese intercambio de denuestos que es un poco nauseabundo”.

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La venganza será terrible en el Teatro Coliseo Podestá de La Plata

Jueves 9 de noviembre, a las 21.30

Entradas (entre $ 200 y $ 280) por sistema Plateanet y en la boletería de la sala, calle 10 entre 46 y 47 (de 15 a 20 horas).

El programa se emite de lunes a viernes a medianoche por AM 750, con repeticiones a las 20.-

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